Después de anunciarse el lanzamiento del más reciente libro de Paul Auster  en España antes que en cualquier otro lugar en el mundo, sus lectores no podían esperar a que llegara febrero para dar cuenta de la nueva historia con la que el autor de la Trilogía de Nueva York sorprendería a sus seguidores.

Y la fecha  finalmente llegó. Fue ayer, en la ciudad de Barcelona, cuando Auster presentó Diario de un invierno, una novela escrita en clave de autobiografía con la que el autor intenta tomar distancia de sí mismo para mirarse desde fuera.

El libro, que llegará a Estados Unidos en Agosto, fue concebido, según explicó el propio Paul Auster en rueda de prensa, como una composición musical que fue tomando forma poco a poco.

Más sobrio de lo que escribió en un primer momento, el resultado final es una obra de no ficción de casi 250 páginas a lo largo de las cuales es capaz de descubrir que desde muy pequeño se desgarró la cara con un clavo en unos grandes almacenes como que su manera de percibir el mundo cambió completamente cuando a los catorce años un amigo cayó fulminado a su lado por un rayo.

"Es verdad -ha precisado- que tengo el impulso de escribir cosas sobre mí y no porque piense que lo mío sea más interesante, sino porque creo que si comparto mis experiencias con el lector, éste se puede ver reflejado".

Tras mirarse en el espejo para elaborar este diario publicado por Anagrama, Paul Auster, que ha repetido en varias ocasiones que no ha inventado nada de lo que narra, cree que lo que se ve es "la persistencia de ciertos recuerdos".

Preguntado sobre si ha tomado apuntes a lo largo de los años para poder contarlos en este momento de su vida, cuando acaba de cumplir 65 años, Auster ha indicado que trabaja siempre a partir de la memoria.

Preguntado sobre la situación actual, ha opinado que el mundo está en crisis: "Pienso que los jóvenes nos están demostrando que la sociedad ha fracasado, que el sistema está roto y lo que toca ahora en este momento único es actuar y pensar cómo queremos vivir en el futuro".

Respecto al hecho de que en España a partir de marzo sus obras antiguas vuelvan a las librerías de la mano de Seix Barral y no de Anagrama -su editorial desde hace años-, ha dicho que no ha leído nada de lo que se ha escrito sobre este hecho y que lo único que puede afirmar es que está "muy contento" con sus editores de siempre porque "son muy buenos".