El PSOE asturiano y UPyD han alcanzado un principio de acuerdo para la investidura del socialista Javier Fernández como nuevo presidente del Principado de Asturias en sustitución de Francisco Álvarez-Cascos. Aunque la volatilidad de la política en esta Comunidad es solo similar a la de la Bolsa, salvo sorpresas de última hora, el día 22 se cerrará en el debate de investidura un largo capítulo casi devenido en culebrón que arrancó con la decisión de Cascos de convocar elecciones anticipadas para el pasado 25 de marzo, que continuó con un proceso de impugnación de un escaño, --con la amenaza añadida de volver a celebrar comicios entre los residentes ausentes de las circunscripción occidental-- y siguió con un accidentado proceso de negociación con el PP que no ha terminado de dar frutos dadas las malas relaciones políticas y personales que hay entre los partidos y sus dirigentes.

Asturias volverá así a manos socialistas tras el paréntesis de un año cuando el Foro de Cascos se alzó con un precario triunfo y un aún más precario gobierno. Hasta el viernes 17 está abierto el plazo de presentación de candidaturas a la presidencia, proceso al que concurrirán Javier Fernández y Francisco Álvarez-Cascos, mientras que la popular Mercedes Fernández lo hará si su antiguo jefe de filas no ha sido capaz de alcanzar un acuerdo con UPyD. Precisamente, su anuncio de la semana pasada de que apoyaría a Cascos si contaba con el respaldo de Prendes, fue una decisión de urgencia tomada al  margen de los órganos del partido con el conocimiento de que Prendes ya había cerrado un preacuerdo con los socialistas.

Estratégicamente los populares no quieren correr con el coste de que se les acuse de haber hecho imposible el acuerdo de centro-derecha en el Principado, aunque el pacto con Cascos presentaba dificultades casi insalvables que se se hicieron aún más complejas ante su imposibilidad de superarlo en número de escaños. El vicesecretario de Organización y electoral del PP, Carlos Floriano, negó ayer que hubiera un doble juego proclamando que "queremos que haya un gobierno de centro derecha", aunque recordó a continuación que "no depende solo de nosotros. Quien debe decidirlo es el diputado de UPyD".

El PP confiaba en que Rosa Díez hubiera inclinado la balanza a su favor en Asturias

La gran cuestión que Prendes ha puesto sobre la mesa es la reforma de la Ley electoral autonómica al objeto de que las tres circunscripciones asturianas queden reducidas a una, lo que, evidentemente, beneficiaría a la formación magenta, que, con ese sistema, hubiera conseguido más representación parlamentaria. De las Comunidades univprovinciales, sólo Asturias y Murcia tiene más de una circunscripción electoral, argumento al que se aferran los de Rosa Díez para defender su porpuesta. En principio ni PSOE ni Foro estarían por la labor de acometer dicha reforma, aunque los socialistas no descartan buscar alguna fórmula que termine de satisfacerles. Prendes, por el momento, no quiere dar cerrado el acuerdo para mantener todavía capacidad de presión. De hecho, ayer volvió a reunirse con Cascos que le ofreció entrar en un gobierno de coalición o un pacto de legislatura.

La única confianza que albergaba el PP respecto a UPyD es que Rosa Díez obligara a Prendes a un pacto con no con Cascos, sino con ellos para no ver comprometida su estrategia nacional, dado el riesgo de perder votos entre sectores que son sociológicamente del centro-derecha pero que votan a la ex dirigente socialista para "castigar" a Mariano Rajoy. Sin embargo, la situación es tan endiablada en Asturias que cualquier decisión es mala para este partido, de forma que Prendes, que proviene de la izquierda, tiene manos libres para pactar, y él prefiere a los socialistas.