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Anne Perry: "Los delitos no han cambiado tanto desde la época victoriana"

La escritora británica Anne Perry, que presenta en la semana de novela negra de Barcelona, BCNegra, Una pérdida razonable, la número 17 de su serie protagonizada por el investigador William Monk, cree que los delitos no han cambiado tanto desde la época victoriana hace más de cien años.

La escritora británica Anne Perry, que presenta en la semana de novela negra de Barcelona, BCNegra, Una pérdida razonable, la número 17 de su serie protagonizada por el investigador William Monk, cree que los delitos no han cambiado tanto desde la época victoriana hace más de cien años.

En una entrevista concedida a Efe, Perry asegura que no piensa abandonar su personaje y de hecho, recuerda: "ya tengo otras dos novelas escritas, pero no me planteo jubilarlo a no ser que mi editor me diga que no quiere publicarlo más".

Esta dedicación a Monk no evita que continúe escribiendo otras series, como la que protagoniza su otro investigador, Thomas Pitt.

Con más de 25 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, Perry no sabe cuáles son los motivos de ese éxito, pero intuye que se debe a que "a la gente le gustan los personajes y los dilemas morales que plantean y además les encanta aprender de la historia, pero sin leer libros de historia".

El fenómeno Perry no es tampoco homogéneo, pues "quizá esa mezcla de géneros entre policíaco e histórico agrada más al lector francés y español que no al estadounidense, porque, en general, en Europa hay mayor interés por la historia" y eso explicaría que su novela histórica sobre Bizancio "El brillo de la seda" no se vendiera tanto en EEUU como en España y Francia.

En Una pérdida razonable (Ediciones B) Monk debe investigar un caso de corrupción y explotación infantil, que demuestra que desde la época victoriana los delitos "no han cambiado tanto desgraciadamente", y argumenta que "si fuera un problema solucionado por la sociedad no sería interesante escribir sobre ello".

Precisamente, cuando Perry proyecta escribir una novela siempre piensa en acontecimientos del presente que luego traslada al pasado para ver qué sucedería.

Curiosamente, tanto Pitt como Monk están acompañados por sus respectivas parejas: "Aparte del vínculo emocional, la mujer aporta unas dosis de observación, muy diferentes del hombre", y desde un punto de vista literario resulta interesante esa colaboración pues "en la época victoriana las esferas masculina y femenina estaban más separadas".

Según la autora británica, "las mujeres se fijan en unos detalles que a los hombres les pasan desapercibidos, como el lenguaje corporal, la expresión, los gestos, y un sexto sentido para darnos cuenta de lo que no se dice".

En el caso de Pitt, su mujer aporta "la visión de otro extracto social", mientras que Hester Monk aporta una fuerza y capacidad de resolución de la que su marido carece, así como la experiencia del ejército pues ella fue enfermera".

Al final, resume Perry, "los puntos de vista de una mujer y un hombre dan al lector una visión de prismático, como si fuera una película en 3D".

Perry, que todavía continúa dedicando a la escritura ocho horas seis días a la semana -"tengo mucho que hacer y el tiempo va pasando"- anuncia que retomará su serie dedicada a la Primera Guerra Mundial.

"Voy a recuperar algunos de los personajes de los primeros títulos para llevarlos a la época que va de 1933 y 1938", en un libro amplio del que ya tiene escritas 150 páginas de esbozo y de biografía de personajes en la quinta revisión, señala.

Esta nueva novela estará ambientada en Nápoles, donde arranca con la erupción del Vesubio, Roma, París, Madrid, Guernica, Berlín y Londres.

Anne Perry se declara admiradora de Michael Connelly y, en general, de la novela negra norteamericana, y en cambio no puede disimular cierta aversión hacia Agatha Christie: "Me gustaría vender tanto como ella, que era buena construyendo argumentos, pero no con los personajes".

Más allá de su vida literaria, Anne Perry es también recordada por el caso del asesinato de la madre de una amiga suya, en el que ambas participaron cuando eran menores -asestaron más de 40 golpes antes de matarla- y por el que estuvieron encarceladas durante cinco años.

Aunque en alguna entrevista le preguntan a la escritora sobre ese episodio de su pasado, Perry, que no acepta con agrado esas preguntas, se zafa del acoso morboso reponiendo en un tono que no oculta arrepentimiento: "sucedió hace ya más de cincuenta años y ya pagué por aquello".

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