Suele acusarse a Artur Mas -desde Madrid o desde partidos nacidos en Barcelona como Ciutadans- de no haberse preocupado en sus años de gestión por otra cosa que no sea fomentar el independentismo. En realidad, sí ha habido otras cosas positivas, pues por ejemplo Catalunya registra los mejores números del país en crecimiento del turismo en 2014 y también consiguió muchos mejores datos de reducción de paro. Pero otros números que son competencia exclusiva del gobierno autónomo de CDC ahora (CiU hasta hace unos meses) arrojan resultados mucho peores. Se trata de, seguramente, los dos servicios públicos más sensibles para la ciudadanía: sanidad y educación. El gasto en educación y sanidad creció en Cataluña más que la media de España entre 2007 y 2014. Pero 2014, el año en que se articuló el desafío a la legalidad del 78 que se plasma en las próximas elecciones fue el peor ejercicio con diferencia para los ciudadanos catalanes: su gasto en sanidad subió un 15%. En educación lo hizo más del 21%.
Por culpa de esta subida estratosférica en el último año, los catalanes se ven obligados a pagar más que en ninguna otra comunidad autónoma por ambos servicios esenciales. Son 223 euros de media por ciudadano en educación y 593 en sanidad, según un estudio presentado por el IESE y Barclaycard sobre hábitos de consumo en toda España, y que se ha elaborado recogiendo datos oficiales del INE y cotejándolos con otras fuentes. Los consumidores extremeños, los que menos gastan en educación de todo el país, pagan 4 veces menos que los catalanes.
Los catalanes pagan un 20% más en sanidad por la crisis por un 13% el total de España. En educación pagan un 56% más por un 37% la media estatal
Podría argumentarse que Catalunya es una de las regiones con renta per cápita más alta y por eso paga más, y así es. Pero el desequilibrio es claro cuando se observa que tres autonomías superan a la catalana en gasto medio por persona (las consabidas País Vasco, Navarra y Madrid) mientras que sus ciudadanos pagan menos en educación y sanidad que los catalanes. Así, los vascos tienen un gasto medio de 13.313 euros por persona en 2014, muy por encima de los catalanes (11.970) pero este gasto lo dedican más a "ropa y calzado, restaurantes, alimentos y bebidas, estética y cuidados personales", es decir a gastos en su mayoría que no son de primera necesidad. Desde que empezó la crisis (2007-2014) el gasto vasco en educación ha subido casi un 50% pero el catalán ha subido aún más, un 56,4%, y por ejemplo sólo en 2014% se elevó por encima del 20%. La palma en el aumento del gasto educativo en este periodo se la llevan, sin embargo, autonomías como Rioja o Murcia que prácticamente lo doblan.
Según uno de los responsables del estudio, el economista del IESE, José Ramón Pin, el incremento de gasto en educación tiene que ver con que "las familias piensan que es un gasto central para su crecimiento. La educación protege". Según indica, las tendencias nos mueven a hábitos como los de Estados Unidos, "donde las familias abren cuentas cuando nace un niño para que vayan a la universidad, conscientes de que hace falta formar a la gente". Otro punto de vista podría decir que las familias gastan más en educación porque el Estado se preocupa menos de hacerlo, por la subida de tasas universitarias o la reducción de becas.
El polémico Boi Ruiz
La subida del gasto en sanidad que han pagado las familias también ha sido importante en el periodo 2007-2014, aunque mucho más moderada en todo el país de lo que ha sido la subida del gasto educativo. El caso catalán refleja un aumento de 20 puntos en el gasto sanitario mientras que la media del país fue del 13%. "En esta época ha habido mucho negocio con Boí Ruiz, un político de la línea más privatizadora que había en Convergència", señala el profesor de Economía en la Universidad Autónoma de Barcelona Ferrán Brunet. "Por eso es curioso que durante todo este tiempo lógicamente Boí ha sido blanco de las iras de ERC y CUP por su labor a favor de las empresas privadas. Los radicales de izquierdas lo vapulearon y ahora van juntos en las mismas listas de Junts Pel Sí".
"Boi Ruiz ha sido vapuleado por la izquierda indepe todos estos años. Ahora, va en las listas de Junts Pel Sí con ERC"
Los presuntos casos de corrupción con motivo del proceso privatizador y de concesiones en diversos hospitales de Lleida o Tarragona se han sucedido en los últimos años. Como el reciente caso Innova, de supuesto desvío de fondos públicos sanitarios en Reus, o las dos querellas a las que el propio Ruiz, antiguo empresario con intereses en la sanidad privada, se enfrentó: "No se puede ser administrador en la sanidad pública y tener al mismo tiempo un negocio en la sanidad privada. Boi Ruiz tiene su compañía en la sanidad privada y ha salido a la luz que su mujer ha sido contratada en una corporación sanitaria pública (Parc Taulí de Sabadell) para tareas de gestión, mientras se está reduciendo personal sanitario", comentaba a este diario una de las querellantes hace ahora algo menos de 3 años.
Estos años con el gobierno nacionalista de CiU al frente también han visto subir el copago farmacéutico -de hecho, esto ha ocurrido en todo el Estado español- o un aumento de la facturación de compañías sanitarias privadas como Capio en la sanidad autonómica... el resultado, como ya ha hecho notar la prensa local, es un sistema más privatizado y con contratos precarios.
