"Quisiéramos que todo esto hubiera terminado ya". La confesión de Isabel Díaz Ayuso al referirse al coronavirus en la rueda de prensa de este viernes, en la que anunció limitaciones a la movilidad de casi un millón de personas en 37 áreas de la Comunidad de Madrid, resume la pesadilla que ha vivido el Ejecutivo regional en los últimos días al verse sobrepasado por los contagios y los ingresos hospitalarios provocados por la covid-19.
Nada hacía presagiar la virulencia de este "dichoso virus", como lo definió el vicepresidente madrileño, Ignacio Aguado. Sobre todo, porque el lunes y martes fue el debate sobre estado de la región en la Asamblea madrileña y Ayuso no dio ningún dato relevante sobre la enfermedad que hiciese sospechar que se estaba ante una propagación descontrolada y con las UCIs hospitalarias al borde del colapso.
La presidenta madrileña admitió en su comparecencia ante los medios que ha cometido "errores" y "fallos", aunque fue de forma genérica y éstos sean extensibles a varios de sus consejeros. La omisión -u ocultación para algunos- de los datos reales de la pandemia durante el debate parlamentario de principios de la semana fue el inicio de una semana "horrorosa", en la que el Ejecutivo de Ayuso ha dado una "imagen terrible", según admite a este periódico un alto cargo del propio Gobierno madrileño.
El martes por la tarde, cuando ya habían apagado los micrófonos en el hemiciclo, se produjo un hecho determinante en la crisis sanitaria de Madrid y que Vozpópuli desveló un par de días después: el ministro de Sanidad, Salvador Illa, mantuvo una reunión de urgencia con el consejero madrileño de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, y su número dos, Antonio Zapatero.
Illa les hizo hincapié en que no se podía ocultar la gravedad de la situación. Escudero y Zapatero se defendieron con el argumento de que los contagios en la región tendían a estabilizarse, pero el ministro les replicó que esa situación también era preocupante pues, como luego se ha visto, había repuntes al alza y sólo vale conseguir una reducción de los casos positivos. "Doblar la curva", en palabras de la Moncloa.
La bomba de Zapatero
Zapatero compareció a la mañana siguiente para dar las últimas novedades sobre la covid-19 en Madrid. El 'héroe' del hospital de emergencias de Ifema llegó con rostro serio y soltó la bomba de que el Gobierno de Ayuso se planteaba decretar "confinamientos selectivos" en el marco de una serie de medidas "más drásticas".
"Por mucho que adoptemos medidas, o apliquemos restricciones o fomentemos mejoras asistenciales o diagnósticas, de nada servirá si no mantenemos las distancias de seguridad y la higiene”, abroncó de inicio. "Todos conocemos comportamientos irresponsables como fiestas, botellones y tenemos constancia de incumplimientos de cuarentenas o aislamientos de casos de la covid-19", prosiguió el que fuera director del hospital provisional de Ifema durante la primera ola de la pandemia.
Sus palabras no fueron improvisadas y generaron un enorme revuelo en el seno del Ejecutivo de Ayuso porque sólo ella y Escudero conocían los detalles del anuncio. Aguado y el resto de consejeros de Ciudadanos se enteraron al inicio de la reunión semanal del Consejo de Gobierno, en cuyo orden del día no había ningún punto sobre esta cuestión.
Zapatero provocó una crisis, según reconocen en el equipo de Ayuso, porque adelantó que habría limitaciones en la movilidad y en las reuniones sociales sin decir dónde ni de qué forma. Pese a las reiteradas preguntas de los periodistas, se remitió a lo que el Gobierno anunciase el viernes, a las 48 horas, provocando con ello que la gente "se asustase", tal y como dijo un poco después el titular madrileño de Justicia, Enrique López.
El silencio de los dirigentes
La reunión del Ejecutivo madrileño derivó en cómo salir del atolladero. Aguado se negó a comparecer ante los medios en su calidad de portavoz, al no tener información sobre esos confinamientos selectivos. A raíz de ello, se produjo una situación inédita: por primera vez no hubo rueda de prensa después de una reunión semanal del Gobierno regional.
El silencio de los máximos dirigentes políticos de la Comunidad de Madrid amplificó la preocupación en la calle. En las horas posteriores, desde la Presidencia madrileña se intentó que Zapatero se retractase de sus polémicas palabras en un nuevo vídeo, pero el responsable sanitario se negó a ello. También se valoró la posibilidad de emitir un comunicado de rectificación. Al final, fue López quien enmendó las palabras del viceconsejero desde los micrófonos de la Cadena Ser.
López pidió a última hora de la tarde del miércoles "disculpas" a los madrileños por la "incertidumbre" que se había generado con el término confinamiento. "Lo primero que hace es asustar ya que la gente vuelve a pensar en lo peor de marzo y abril", constató el consejero en una desautorización en toda regla a Zapatero.
Además, recordó que Madrid "no puede confinar a las personas en sus casas por una razón de salud pública", al tratarse de una medida que sólo puede tomar el Ejecutivo central con el estado de alarma en la mano. Por ello, garantizó que los ciudadanos de los barrios y distritos que se vieran afectados por las medidas "podrán ir a trabajar, llevar a sus hijos al colegio o ir al médico".
El jueves empeoró el panorama. A un vídeo de Escudero en el que el consejero lanzaba un mensaje de "tranquilidad", le siguió una intervención del vicepresidente Aguado en el sentido contrario. El líder de Cs en la región lanzó un mensaje a la desesperada -cuando 24 horas antes no había querido dar la cara-, en el que reconocía que al Ejecutivo regional le era "imposible" frenar la pandemia y suplicaba al Gobierno central de Sánchez su implicación en la gestión de la crisis. Un síntoma de que la situación epidemiológica se había desbordado.
Tras ello, Sánchez recogió el guante y mostró su disposición a mantener una reunión con Ayuso en la Puerta del Sol, la sede de la Presidencia madrileña. El anuncio se hizo por carta y la presidenta regional acepto la propuesta, no sin quejarse de los seis meses que ha estado exigiendo a la Moncloa una cita de estas características. La réplica también fue por carta como si aún estuvieran en el siglo XIX o XX.
Además, ni Sánchez ni Ayuso decían cuándo se iban a ver. Desde sus respectivos equipos se apuntó que no sería antes de la próxima semana, así que las redes sociales estallaron de indignación. En medio de esta delicada situación, los servicios jurídicos de la Comunidad de Madrid advirtieron a la presidenta de que los confinamientos selectivos de barrios de la capital eran "inviables" por su complejidad.
Varios miembros del Gobierno madrileño le insistieron a Ayuso que será necesario tener "mano dura" a partir de ahora para hacer cumplir las restricciones
Al vacío legal que impide a una comunidad autónoma tomar este tipo de medidas sin el paraguas de un estado de alarma aprobado en el Congreso, se unía la falta de medios materiales para impedir con eficacia el trasiego de personas entre zonas habitadas. Así las cosas, el propio consejero de Justicia admitió que no se podía impedir la movilidad de las personas porque es algo que no cabe "ni siquiera en el estado de alarma", sino que requiere "un estado de excepción".
Para reconducir la situación en los próximos 15 días, varios miembros del Gobierno madrileño le insistieron a Ayuso que será necesario tener "mano dura" para hacer cumplir las restricciones. En este sentido, le alertaron de que se estaban produciendo "importantes incumplimientos" de la cuarentena por parte de personas contagiadas, según constató Zapatero. Dicho y hecho, pues entre las decisiones adoptadas de este viernes se incluyó que los infractores se enfrenten a multas que oscilen entre los 600 euros y los 600.000 euros. Así que el incumplimiento de estas normas no saldrá gratis.
Evitar el desastre económico
La jornada del viernes confirmó que el Gobierno regional se había topado con problemas jurídicos para imponer sus medidas. Ayuso iba a comparecer a las 11:30 horas y tuvo que posponer el anuncio en dos ocasiones hasta que finalmente se produjo a las cinco de la tarde. Sin la seguridad de otras veces y en ocasiones nerviosa, la presidenta madrileña insistió en que van a llegar "momentos difíciles" y que las medidas son las menos dolorosas pues "el confinamiento y el estado de alarma es el desastre económico y hay que evitarlo por todos los medios".
"De no hacerlo, vamos a correr el riesgo de que se traslade (el coronavirus) a todo Madrid. Estamos a tiempo de evitarlo", subrayó Ayuso. Al igual que en la víspera, su número dos buscó tocar la fibra sensible de los madrileños. "Los ciudadanos vais a decidir ser virus o vacuna", les dijo Aguado ante el panorama que se avecina.
Tras ello, el vicepresidente reconoció que se trataba de la decisión "más dolorosa" que había tomado en su vida pues la libertad de movimiento es "sagrada" para un liberal como él. A Escudero, por último, le tocó la parte más ingrata, enumerar las 37 áreas de la región de las que no se podrá entrar o salir a partir del lunes.
El consejero de Sanidad, por cierto, dijo en una entrevista en Vozpópuli a principios de septiembre que la situación en Madrid estaba "controlada" ya que las hospitalizaciones estaban en torno al 12% y las ocupaciones en UCI en torno al 8%. Este viernes, sin embargo, constató que "la evolución del virus no ha sido la deseada". Del blanco al negro en menos de dos semanas.