El acuerdo de última hora el pasado 9 de enero entre Junts pel Sí y la CUP que daba la presidencia de la Generalitat a Carles Puigdemont alejaba a Artur Mas de su sueño dorado de repetir como ‘president’ pero desactiva al partido antisistema. El pacto endiablado deja a la CUP con escasa capacidad de maniobra. Si sigue el guión, perderá apoyos por su sumisión y será absorbida por la dinámica de Junts pel Sí. Si obstaculiza de nuevo, si rompe lo pactado, puede interpretarse que está poniendo en peligro el 'procés'. Cualquiera de las dos opciones podría provocar una importante pérdida de votos en las próximas elecciones autonómicas
En Comú Podem y ERC pueden recoger una buena parte de los votos de la CUP
Pero ¿quién podría recoger los restos del naufragio? Entre las distintas corrientes que cohabitan en la CUP no faltan aquellas que ponen más el acento en el anticapitalismo que en el soberanismo. Es una formación con una ideología emparentada con En Comú Podem, marca asociada a Podemos en Cataluña, e incluso ERC. Cuando todo hacía prever que se iban a repetir las elecciones autonómicas, el Consejo Político de la CUP aprobó un documento de estrategia, en el que proponía "articular" una "candidatura popular y de base" que agrupara "al conjunto de la izquierda catalana" en la defensa de un referéndum "unilateral de independencia".
El documento criticaba el "inmovilismo partidista" de Catalunya Sí que es Pot y proponía una alianza amplia de la izquierda catalana. También se lamentaba de que ERC haya "transigido al chantaje" que Mas ejerce sobre el proceso independentista y subrayaba que la alianza de republicanos y convergentes "imposibilita" la creación de una mayoría de izquierdas.
En Comú Podem fue el partido más votado en Cataluña el 20D, dato que contrasta con el flojo resultado de Catalunya Sí que es Pot en las elecciones autonómicas. Y ERC ganó la partida a la nueva marca de Convergencia, DyL (Democracia y Libertad). Los votos de la CUP, que no se presentó, se han repartido entre En Comú Podem y ERC.
La fragmentación de la CUP
Las tensas negociaciones y las distintas asambleas han puesto en evidencia que conviven en la CUP distintas sensibilidades y grupos con intereses distintos. En contra de investir a Mas se postularon En Lluita, Corrent Roig, Endavant-OSAN, Arran, Sindicat d’Estudiants dels Països Catalans, Lluita Internacionalista, Coordinadora Obrera Sindical y Estau-Estado Aragonés. Más favorables al acuerdo con Junts Pel Sí se encontraban las organizaciones Poble Lliure, Col·lectiu Drassanes, Constituents per la Ruptura y Capgirem Vic.
Anna Gabriel pertenece a Endavant, la facción más radical de la CUP
Los duros de la CUP se agrupan en torno a Endavant-Osan (Organització Socialista d'Alliberament Nacional). Anna Gabriel es su representante más destacado. En esta lucha entre duros y blandos, a Antonio Baños, el efímero líder de la CUP en el Parlament, hay que incluirlo entre los blandos, aunque no es militante del partido. Su esfuerzo por llegar a acuerdos con JxSí se vio cortado por el ala más intransigente. Decepcionado por el resultado de las negociaciones, decidió dejar el escaño días antes del pacto de última hora.
La reunión del Consejo Político de la CUP el 3 de enero puso sobre la mesa la profunda división. La negativa a investir a Mas se impuso por 36 votos a 30 con una abstención. Ya sólo quedaba una manera de evitar la repetición de elecciones: que JxSí propusiera un candidato distinto. Las distintas propuestas de la CUP durante toda la negociación, que incluían fórmulas tan extravagantes como la presidencia rotatoria, y su intransigencia han ahondado la división interna. Falta por saber el impacto electoral: la CUP no se presentó a las elecciones generales del 20D y sus posibles votantes se repartieron entre ERC y Barcelona en Comú.
Un acuerdo en el último minuto
Y llegó el acuerdo in extremis el 9 de enero, un pacto que alejaba a Mas de la presidencia de la Generalitat (a la “papelera de la historia”, dijo Bernat Salellas, diputado de la CUP), pero con unas condiciones envenenadas para la CUP cercanas a la sumisión: dos diputados de la formación antisistema se incluirán en la dinámica del grupo parlamentario de JxSí y además no podrán votar en contra cuando se trate de asuntos referidos a la soberanía.
Jugada maestra de Artur Mas, que desactiva a la CUP durante su 'procés' y la manda a un limbo de previsibles consecuencias electorales negativas. Si 'traga' con todo, su acción política se diluirá ante el protagonismo de JxSí. Y si pone trabas o vota en contra se estará saltando un acuerdo y poniendo en peligro 'la construcción nacional'.
Dos diputados han dejado el acta como gesto de asumir los errores en la negociación
El acuerdo obligaba a la CUP a entonar el mea culpa por de su obstruccionismo. Dos de sus diputados dejaron el acta como gesto para hacer autocrítica y asumir los errores en la negociación. En total cuatro abandonaron el escaño: los dos obligados (Julià de Jòdar y Josep Manuel Busqueta) y el presidente del grupo de la CUP, Antonio Baños, y Ramon Usall.
El pasado miércoles se celebró una reunión de representantes de las trece asambleas territoriales de la CUP. Según informa Vilaweb, había cierta satisfacción pues se había conseguido evitar la presidencia de Artur Mas y la convocatoria de elecciones. No entraron a valorar la profunda división. Xavier Díez, historiador y candidato independiente de la CUP en las listas de Girona, publicó un artículo en Crítico, donde se cuestionaba si la CUP no iba a estar una larga temporada en la UCI.
En la reunión del domingo 3 de enero del Consejo Político y el grupo de acción parlamentaria de la CUP se ratificó el acuerdo de investir presidente de la Generalitat a Puigdemont. En esa votación, En Lluita y Corrent Roig expresaron su desacuerdo. Y Endavant, representante de la línea dura, se abstuvo. Para distanciarse del papel de figuración al que le ha destinado el acuerdo, la CUP realiza declaraciones públicas para demostrar que lo suyo no fue una rendición. Por eso amenazan con retirar el apoyo a Puigdemont si no cumple con lo pactado en temas sociales. Y se aferran a una de las propuestas que Mas ofreció para continuar en el cargo: una cuestión de confianza en diez meses. Algunos en la CUP la consideran vigente. Conferir cierta inestabilidad a la vida parlamentaria es la estrategia marcada para no caer en la insignificancia.
Dos diputados para JxSí
El pacto de investidura recoge que los diputados de la CUP se sumarán a los de JxSí en todas las votaciones que garanticen la estabilidad del Govern. Si la CUP opta por una negociación continua volverá la imagen de obstruccionismo, una actitud que beneficiará a lo que queda de Convergencia y a ERC en una futura cita electoral.
La CUP tiene la intención de que los dos diputados que se integren en la dinámica de JxSí sean rotatorios
Prueba de que la CUP no quiere asumir su papel de comparsa es que los dos diputados que se integrarán en la dinámica del grupo parlamentario de JxSí van a rotar. Los primeros son Benet Salellas y Gabriela Serra. Anna Gabriel, portavoz de la CUP en el 'Parlament', ha reiterado que estos dos diputados no acabarán votando siempre igual que JxSí. Tampoco aclaró si su participación será permanente o se sustituirán por otros miembros del grupo parlamentario durante la legislatura: "No sabemos si rotaremos de aquí a tres meses, cuatro, seis o va todo tan fantástico que no rotamos, pero nos reservamos esta posibilidad", aseguró en una entrevista de La Directa recogida por Europa Press.