Una "buena noticia" que a punto estuvo de acabar en disgusto. La detención ayer en el sur de Francia del presunto miembro de ETA Juan María Mujika Dorronsoro estuvo a punto de frustrarse por la indiscreción cometida pocas horas antes por el ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz. Éste presumió en una entrevista radiofónica de que ese día se iba a producir “una buena noticia” y que tenía que ver con la banda terrorista. El desliz provocó un gran malestar entre los responsables policiales franceses y el juez galo que dirigía la operación, quien decidió no dar la autorización judicial para entrar en la vivienda de la localidad francesa donde se escondía el presunto terrorista. Finalmente, dicha orden no fue necesaria porque el etarra fue arrestado cuando abandonaba el domicilio.
El malestar se hizo extensivo a los servicios de la lucha antiterrorista del Cuerpo Nacional de Policía y la Guardia Civil, uno de cuyos integrantes se lamentaba ayer a este diario de la "irresponsabilidad" del ministro en un tema tan sensible: "No se pueden 'radiar' las detenciones y, muchos menos, anunciarlas antes de que se produzca". El mayor sindicato policial, el SUP, llegó a calificar el desliz de “chivatazo” y exigió el cese inmediato del ministro, al que calificó como el peor de la democracia.
“No se pueden 'radiar’ las detenciones” se quejaba ayer un experto antiterrorista de la Policía española.
La indiscreción de Fernández Díaz se produjo durante una entrevista en ABC Punto radio a primera hora de la mañana. En un momento dado, el político catalán afirmó que “las cosas que tienen que ver con mi Ministerio, anticiparlas, pues puede ser imprudente, pero confío en que hoy pueda haber una buena noticia”. La afirmación espoleó a los periodistas presentes, que inmediatamente le inquirieron si tenía que ver con ETA. Fernández Díaz respondió con un “por ejemplo” que sonó a confirmación, aunque luego quiso arreglar su desliz con un «dejémoslo ahí, el ministro ha de ser prudente» que no impidió que la noticia de la próxima detención de un etarra llegase rápidamente a los medios digitales.
También llegó a oídos de la Policía gala y del juez que se disponía a ejecutar la orden europea de detención que había contra el etarra, que mostraron inmediatamente a la Guardia Civil, el cuerpo policial español que participaba en el dispositivo, su enfado por el desliz de Fernández Díaz. El malestar llegó a tal nivel que el magistrado decidió no emitir la autorización judicial que debía completar la orden europea para que los agentes galos pudieran entrar en la vivienda de la localidad de Oloron-Sainte-Marie donde se ocultaba Mujika Dorronsoro.
Agentes españoles han reconocido a Vozpópuli que llegaron a temer que la operación tuviera que ser aplazada a otro día, con el riesgo de fuga si algún miembro de la organización escuchaba las desafortunadas palabras del ministro y alertaba a Mujika. Hasta primera hora de la tarde, los guardias civiles presentes en la localidad del suroeste francés donde se situaba al terrorista no pudieron respirar tranquilos. Finalmente, el etarra, aparentemente ajeno a la indiscreción del ministro del Interior, abandonaba la vivienda y era detenido por agentes de la Policía francesa cuando se disponía a subir a un vehículo.
Mujika Dorronsoro era un viejo conocido de la Guardia Civil, pues en enero de 2010 consiguió burlar una operación policial llevada a cabo en Lizarza (Guipúzcoa) para capturarle junto a otro miembro de su comando, Pedro María Olano. Éste fue detenido y acusado de haber intentado en tres ocasiones en mayo de 2001 entregar a otro grupo de la banda un misil y un lanzamisil para que atentara contra el entonces presidente del Gobierno, José María Aznar. Mujika Garmendia era el encargado de transportar el ingenio militar desde el sur de Francia hasta el lugar donde el talde pensaba ocultarlo hasta que se utilizase. Finalmente, el atentado no se realizó y el misil fue localizado en un zulo del sur de Francia en octubre de 2004. Tras la detención de su compañero de comando, Mujika huyó al sur de Francia, donde Interior considera que “continuó integrado en las estructuras clandestinas de ETA”, en concreto en el aparato de logística, hasta su detención de ayer.
Otras pifias del ministro
El desliz de este miércoles no es, sin embargo, el primero que comete en ministro del Interior en relación con la lucha antiterrorista. A principios de junio ya anunció que se podían producir “detenciones [de etarras] en otros países europeos”, en referencia a diversas investigaciones en marcha que habían permitido a la Policía española tener controlado a una veintena de miembros de la organización en cinco países de la Unión Europea. Antes, el 25 de abril, Fernández Díaz desveló a un grupo de periodistas en los pasillos del Congreso que la Policía había estado a punto de capturar a una importante dirigente de la banda cerca de Toulouse, pero que la vasta operación de las autoridades galas para capturar al yihadista Mohamed Merab, autor de la muerte de siete personas, había obligado a aplazarla. La terrorista, Izaskun Lesaka, la dirigente que había sido localizada, consiguió finalmente huir.
También llamativa fue la insistencia de su departamento en adjudicar galones a un etarra detenido a finales de mayo en el sur de Francia, Oroitz Gurrutxaga, al que en hasta dos ocasiones las notas de prensa del ministerio calificaron de “jefe militar”, cuando los expertos de la lucha antiterrorista consideraban a éste como un simple peón dentro de la organización. Finalmente, Fernández Díaz, en una rueda de prensa junto a su homólogo francés, se desdijo de lo afirmado anteriormente por su equipo y quitó relevancia al error: “Esto del escalofón tiene poca importancia”. Ahora, sin embargo, el error ha estado a punto de salir mucho más caro.