En las crónicas de estos días sobre el vertido de pellets de plástico que afecta desde hace casi un mes a decenas de playas gallegas, y en la actualidad también a prácticamente todo el litoral norte de la Península, aparece de forma constante el nombre de la localidad portuguesa de Viana do Castelo. Lógico, porque el buque carguero Toconao navegaba frente a la costa de esta ciudad cuando, el pasado 8 de diciembre, un golpe de mar provocó la caída al océano de seis contenedores, uno de los cuales transportaba algo más de 25 toneladas de bolitas de microplástico.
Bien, ¿entonces por qué las costas portuguesas se han librado por completo, al menos de momento, de la 'marea blanca' y en cambio a las playas de Galicia no paran de llegar cientos de miles de pellets de ese color? Los expertos ofrecen una explicación sencilla de entender. La culpa de todo la tiene la denominada 'corriente de Navidad', un fenómeno muy bien estudiado que crea una especie de pasillo marítimo desde el sur al norte de la Península Ibérica y luego bordea toda la cornisa gallega para seguir hacia el Cantábrico. Se llama así porque su mayor actividad suele coincidir con el final del otoño y el principio del invierno.
De esta forma, la 'corriente de Navidad', que también se conoce como Contracorriente Costera de Portugal o como Corriente Ibérica hacia el Polo, ha sido de nuevo la causante de que el país luso se haya salvado del vertido de pellets mientras Galicia se sigue llenando de los ‘perdigones’ plásticos que cayeron al mar cerca de Viana do Castelo, localidad situada a unos cien kilómetros del extremo sur de la comunidad gallega.
Todo indica que este 'pasillo' marítimo seguirá arrastrando hasta el litoral norte de España buena parte de los residuos que cayeron al mar en la zona norte de la costa portuguesa, por lo que los expertos dan casi por seguro que la marea blanca se prolongará mucho en el tiempo.
El tiempo, en este caso, es oro, porque las predicciones meteorológicas apuntan a un importante cambio en el tiempo de cara al fin de semana.
Por eso, la Xunta de Galicia insiste en la importancia de localizar el contenedor que contenía los pellets y proceder a su retirada o, al menos, a su sellado, de ahí que haya pedido al Gobierno central la activación de un plan centrado en ese objetivo. Para llevarlo a cabo, sería necesaria la utilización de un robot submarino del tipo 'Comanche', que funciona por control remoto.
El cambio del tiempo y los pellets
El tiempo, en este caso, es oro, porque las predicciones meteorológicas apuntan a un importante cambio en el tiempo de cara al fin de semana, con la intensificación de los vientos de componente suroeste y oeste. Si eso sucede, es muy probable que este mismo sábado las costas gallegas vuelvan a recibir otra importante marea de bolitas plásticas.
La 'corriente de Navidad' también tuvo un papel muy relevante en el vertido del Prestige al expandir con gran rapidez la marea negra por buena parte del litoral de Galicia. Sus efectos ayudan a explicar, además, la frecuente aparición en playas gallegas de restos de naufragios ocurridos en ocasiones a cientos de millas de distancia e incluso de cadáveres de personas cuya desaparición tuvo lugar en puntos remotos.
En 2001, por ejemplo, casi sesenta personas fallecieron en la tragedia de Entre-os-Ríos tras hundirse el puente que conectaba las localidades portuguesas de Castelo de Paiva y Eja, sobre el río Duero. Muchos días después, en playas gallegas aparecieron los cuerpos de siete víctimas que habían sido dadas por desaparecidas.