El Tribunal Supremo ha confirmado la expulsión de la Guardia Civil de un agente de Zaragoza que había sido condenado a siete años y medio de prisión por delitos de robo con violencia en casas habitadas, donde entraba con un compinche utilizando el uniforme y, usando gran violencia, golpeaba y esposaba a sus ocupantes para robarles joyas cuando no podía encontrar drogas. La sentencia del alto tribunal, de la que ha sido ponente el magistrado Francisco Javier de Mendoza Fernández, rechaza todos los motivos del recurso del agente y confirma la resolución del Ministerio del Interior, dictada en junio de 2014, al considerar "obvio" que la conducta penalmente castigada ha de ser subsumida en la falta muy grave apreciada por la autoridad disciplinaria.
La imagen del Cuerpo a la que pertenecía el condenado "quedó seriamente dañada", según la sentencia
Para el Supremo, los hechos por lo que le condenó el Juzgado de lo Penal número 2 de Zaragoza "son de tal naturaleza que por sí sólo, sin necesidad de ninguna otra prueba complementaria, evidencian (...) la causación de un grave daño" a los propietarios de las dos viviendas asaltadas. Según la sentencia la actuación del agente también afectó a patrimonio de sus víctimas "que fue menoscabao además en circunstancias especialmente afrentosas para aquellos que fueron engrilletados y sometidos violentamente por los atracadores".
Por todo ello, la imagen del Cuerpo a la que pertenecía el condenado "quedó seriamente dañada". Para el Supremo "no hace falta realizar un gran esfuerzo deductivo" para concluir que el hecho de haber sido condenado este exagente de la Guardia Civil por robo y lesiones integra "sin un atisbo de duda el ilícito disciplinario por el que ha sido sancionado", por lo que confirma su expulsión.