Cuando llegó a su puesto como candidato a lehendakari del PP vasco, Carlos Iturgaiz parecía una solución temporal de cara a las elecciones autonómicas que entonces tenían que celebrarse. Pero ya han pasado casi dos años y su posición como presidente está consolidada. Más aún si se tiene en cuenta que acaba de abandonar la primera línea de la política Amaya Fernández, ex secretaria general de la formación y cara visible del alonsismo caído en desgracia tras su batalla contra Génova.
Fernández era la mano derecha del anterior presidente, Alfonso Alonso, ex ministro, ex alcalde de Vitoria y sorayista confesó. Después de la abrupta salida de Alonso, fulminado por Génova tras fuertes desavenencias con las tesis de Pablo Casado, muchos de sus compañeros creían que la entonces número dos, que incluso asumió la presidencia de forma interina, daría el paso de enfrentarse a Iturgaiz por el control del partido en un hipotético congreso que estaba previsto para marzo de 2021. Ni siquiera tuvo opciones de hacerlo porque el PP vasco ratificó el liderazgo de Iturgaiz en una reunión de la junta directiva celebrada en octubre de 2020.
Desde entonces Fernández pasó a un segundo plano en el PP vasco. Cambiaron las tornas para ella y el resto de alonsistas. Se quedaron sin poder ni capacidad de maniobra. Ahora acaba de trascender que la ex secretaria general abandona la política activa y ficha como asesora del Tribunal de Cuentas del País Vasco. Así, no hay visos de guerra interna ni nada semejante.
¿Presidente y candidato?
A falta de conocer cuándo se celebrará el cónclave pendiente de los populares vascos pospuesto en su día, lo cierto es que Iturgaiz se está afianzando como líder. Cuestión distinta es que sea el próximo candidato a lehendakari. Para eso hace tiempo que se escuchan otras opciones como la diputada Beatriz Fanjul. Pero por ahora son solo especulaciones. Lo innegable es que el PP vasco de Iturgaiz está más alineado con las tesis de Génova que la dirección anterior.
No es ningún secreto que un par de años atrás tanto los citados Alonso y Fernández como otros dirigentes del partido en Euskadi no sintonizaban demasiado con la dirección nacional que comandan Pablo Casado y Teodoro García Egea. La propuesta de los alonsistas era crear una "voz propia" del PP vasco que se distanciaría en buena medida de algunas propuestas o puntos de vista de Génova y que buscaría el centro político.
La estrategia de los 'alonsistas' de buscar el centro y disputar el voto con el PNV utilizando un discurso menos duro ha pasado a la historia
Sin embargo, esa opción estratégica, auspiciada también por Borja Sémper, que abandonó la política poco antes de la inesperada salida de Alonso y la llegada de Iturgaiz, se ha ido diluyendo en los dos últimos años. La realidad es que aquella estrategia de buscar el centro y disputar el voto con el PNV utilizando un discurso menos duro ha pasado a la historia. Máxime cuando Vox ya tiene representación parlamentaria y, por ello, los populares no quieren perder votos por la derecha. Por otro lado, está por ver cómo evoluciona el pacto de los populares vascos con Ciudadanos, sobre todo después de que el ex líder de los naranjas fichase por el equipo de Iturgaiz.
Frente a la idea de los alonsistas caídos, Iturgaiz ha recuperado un discurso más tradicional y en línea con Génova. Y, desde el punto de vista interno, ha pacificado el PP vasco. Ya no hay bronca ni choques con la dirección nacional. Aunque, eso sí, las encuestas siguen sin ser halagüeñas. El último Sociómetro del Gobierno vasco, publicado en diciembre, apunta a que la coalición PP y Cs mantendría su representación actual si hoy se celebrasen comicios autonómicos.