SEVILLA. Pedro Sánchez 'se va'. No ya. Su marcha lleva ya algún tiempo cocinándose a fuego lento. El PSOE ha clausurado este domingo su 41 Congreso Federal y la sensación con la que se han quedado los 7.000 devotos del puño y la rosa que se han congregado en el palacio de congresos de Sevilla es que su secretario general está preparándoles para el principio del fin de su etapa al frente del partido. Sánchez, cuya nueva ejecutiva ha contado con el apoyo del 90% de los militantes, ha vuelto a reflexionar públicamente sobre su adiós y, aunque se empeña en no rendirse, la idea ya se ha grabado a fuego entre los suyos.
"He meditado en este tiempo qué hacer con mi vida. Si después de 10 años al frente del Partido Socialista y de 7 años como presidente del Gobierno, me tocaba dar un paso al lado. Y he hablado mucho con mi familia al respecto, proque ellos también son victimas de los odiadores profesionales. Y la conclusión de toda esa reflexion es por la que estoy aqui: dar un paso al frente, no un paso al lado o un paso atrás", ha dicho el presidente del Gobierno en presencia de Begoña Gómez que ha entrado como una estrella más y donde se dejó arropar ya este sábado por la militancia. Sánchez ha inaugurado su cuarto mandato como líder supremo del Partido Socialista, pero ya no baila al son de la euforia de tiempos pasados. No puede haber ilusión en plena oledada de escándalos que ha puesto al partido bajo una sombra turbia -palabra de Page- que le tiene noqueado.
El ambiente del Congreso Federal estos días ha estado enrarecido. El escenario, imponente como el de cualquiera de las mejores discotecas del país, se ha quedado deslucido por la falta de ganas de fiesta. Y eso que no han faltado ni la buena música ni los efectos especiales dignos de los conciertos de Coldplay, como las famosas pulseras que cambian de color con cada canción y que la organización ha distribuido entre los asistentes. Los socialistas cierran su congreso postergando todo debate al momento en el que el postpedrismo sea una realidad y exhibiendo el carné de víctima, porque se defienden de una trama "del odio". No hay tramas del PSOE, hay tramas contra el PSOE, como cantó el PP en su día.
Y eso explica por qué se ha dado una patada hacia adelante, por ejemplo, a la controversia sobre la financiación autonómica, el gran nubarrón que amenazaba con descargar una buena tormenta en Sevilla hace apenas dos meses. Todo se ha resuleto con una definición lo suficientemente ambigua del objetivo político del partido como para contentar a todas la federaciones territoriales a sabiendas de que no cuentan con una mayoría en el Congreso para impulsar esta reforma ni con el concurso del principal partido de la oposición, también perdido en disputas internas por el asunto de marras.
Figuras relevantes del partido explican que toca guardar toda discrepancia en el cajón, porque ahora solo hay una cosa que hacer: defender al PSOE y a su líder del acoso ultra, en el que meten a jueces y medios de comunicación. "Mientras Pedro Sánchez siga siendo presidente hará lo que quiera en el partido", sintetiza un resignado diputado autonómico. No cabía sorpresa alguna. Sánchez ha ampliado su ejecutiva y ha encajado los bolillos por territorios a la espera de su adiós definitivo. El presidente parece decidido a no dimitir. Y quienes le conocen dicen que se irá cuando los españoles lo decidan. El problema que, en privado, descatan relevantes dirigentes socialistas es que la expectativa política de la organización es "estirar la legislatura". "¿Qué proyecto es ese?", se preguntan.
Casi al mismo tiempo que Sánchez ha anunciado la creación de una empresa pública de vivienda, Alberto Núñez Feijóo, su némesis al volante del coche azul que compite con el rojo en el scalextric político español, ha pedido al presidente del Gobierno que no dimita y espere a que los ciudadanos le echen libre y democráticamente en las urnas. Todo un epitafio al famoso manual de resistencia de Sánchez, quien todo parece indicar que terminará como empezó: resistiendo. Lo hizo ante el asedio al que le sometió la vieja guardia del PSOE antes de que se hiciera definitivamente con las riendas, en 2017, y está dispuesto a hacerlo ahora de la "cacería humana", según Santos Cerdán, destada contra él y los suyos.
Ese ínterin es un "fin de ciclo". Así lo perciben bastantes socialistas, que esperan que no sea traumático y que permita al partido no perderse en el fango de las portadas con noticias de corrupción, así como que esta se demuestre que es todo es mentira. "Los políticos bailamos hacia el poder. Es normal, es legítimo. Fuera de Moncloa no tenemos apenas poder. Los alcaldes y los secretarios generales autonómicos tienen miedo de que la ola les arrase del todo", concede un barón socialista. Por eso, por el bien de su propia supervivencia, el partido se ha metido en el búnker.
Franz Chubert
01/12/2024 14:57
No se lo cree ni él. Es Moncloa o cárcel. Pagarás por todas las que has hecho, FELÓN.
Bambarlos
01/12/2024 16:25
Quiero descatar que siempre viene bien revisar los textos antes de publicarlos. Hay varias como ésta.
lepanto2012
01/12/2024 17:55
El Confidencial; Sánchez apunta que será candidato en 2027: "Tengo más fuerza que nunca"