Mensajes optimistas desde Moncloa tras el almuerzo celebrado entre Mariano Rajoy y Pedro Sánchez este miércoles. Apenas una hora de mantel en la que el presidente del Gobierno y el líder de la oposición analizaron el reto secesionista, repasaron actitudes y respuestas y coincidieron en lo principal: Artur Mas no se saldrá con la suya. Hubo buen clima en el encuentro, dentro de un trato escueto y formal. Rajoy nunca ha tenido una relación fluida con Sánchez, a quien considera un político de escaso nivel. Rajoy prefería a Rubalcaba. Sánchez tampoco piensa que el presidente haya sabido afrontar con inteligencia los principales problemas que tiene planteados este país. Pese a todo, en Moncloa hicieron de tripas corazón.
La conversión entre ambos dirigentes no desarmó el escepticismo de Rajoy hacia su invitado pero sí resultó más positiva de lo esperado, de acuerdo con fuentes de Moncloa. El presidente del Gobierno quiere transmitir la idea de que está trabajando activamente en el problema más serio que se ha planteado durante su legislatura y al que en ocasiones no ha prestado la atención que requería. En su propio partido se le reprocha a Rajoy que haya despreciado el órdago de los separatistas y se haya abonado con entusiasmo a la teoría de que el suflé se deshinchaba, promovida por Pedro Arriola, uno de sus mediadores con la antigia CiU.
El presidente prefiere que no haya que adoptar gestos extremos o contundentes
Un escueto comunicado anunció la excelente sintonía tras el diálogo. El compromiso por ambas partes a llevar a cabo un trabajo coordinado en defensa de la Constitución, la soberanía nacional y la igualdad entre los españoles. Poco más se ha desvelado del conciliábulo entre ambos políticos celebrado apenas veinticuatro horas después de la moción impulsada por el consorcio de Juntos por el Sí y la Cup como primera etapa en el sendero hacia 'la desconexión' con España.
La hiperactividad presidencial
Rajoy desarrolla estos días una notable actividad esta semana. El lunes arrancó con una comparecencia de balance de la legislatura, por la noche, una entrevista en TVE, el martes, el mensaje en respuesta de la proclama separatista, el miércoles la entrevista en la Ser, el almuerzo con Sánchez y no acabará la semana sin que se celebre otro similar con Rivera, líder de Ciudadanos. En el PSOE preocupa que sea Rajoy quien lleve la iniciativa en la respuesta al problema catalán justo en los albores de la precampaña electoral de las generales. De ahí que en Moncloa se haya valorado en forma muy estimable la actitud de Sánchez, quien considera que Rajoy no ha sabido gestionar el 'frente' catalán pero que ahora toca ofrecer un mensaje de unidad entre las fuerzas constitucionalistas. Nadie, ni Sánchez ni Rivera, echan de menos que Rajoy no cuente con Podemos ni con Pablo Iglesias a la hora de abordar la estrategia para frenar a los secesionistas.
En el PSOE no hay respuestas unívocas ante el hecho nacionalista puesto que ni en Cataluña ni en la Comunidad Valneciana ni siquiera en Baleares los socialistas son capaces de mantener una línea coherente. Susana Díaz, en este sentido, deja oír su voz como guardiana de las esencias de la última pletra de las siglas de su partido.
Las herramientas del Estado están listas para no permitir que Mas se salga con la suya, según Rajoy
Las herramientas del Estado, según insiste Rajoy y repite la vicepresidenta del Gobierno, están listas para no permitir que Mas se salga con la suya, que ahora es lo que decida la CUP, un grupúsculo anarcoide, decimonónico y febril, que se ha apoderado del timón de Cataluña. Rajoy insiste en la prudencia, la mesura, la proporcionalidad y en no caer en la 'ansiedad', concepto de nuevo cuño para ilustrar la actitud del Gobierno frente al griterío secesionista. Rajoy mantiene la idea de que, pese a que hay que tener muy engrasado el aparato del Estado, tanto las diputaciones permanentes de Congreso y Senado, ahora disueltos, como la abogacía del Estado o el Constitucional, no hará falta recurrir a medidas extraordinarias. "Pocas iniciativas que se adopten en la Cámara catalana tendrán efectos jurídicos, todo serán meros gestos políticos y mucho ruido", comentan en medios próximos al Ejecutivo.
Sáenz de Santamaría es la encargada de controlar que todas estas herramientos estén a punto por lo que pueda ocurrir. Todo está ultimado, enfilado, engrasado y dispuesto para enfrentar a cualquier contingencia, lo que no implica que Rajoy vaya a por todas. Más bien, el presidente prefiere que no haya que adoptar gestos extremos o contundentes, de acuerdo a su estilo y según estas fuentes. El hecho de que se respire ya un ambiente preelectoral en el panorama político está forzando, sin embargo, a Rajoy a activar mucho más su presencia pública, tanto en comparecencias ante los medios como otro tipo de pasos.