Semana intensa en el seno de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC). Los múltiples frentes que tiene abierto el partido desde las elecciones del pasado 12 de mayo han terminado saltando por los aires tras la crisis de los carteles.
Tal y como desveló en primicia el diario Ara, y después confirmaron Raquel Sans, portavoz de ERC, y Marta Rovira, secretaria general con funciones de presidenta, los insultos vejatorios a la familia Maragall salieron de dentro de la formación.
De hecho, fue la propia Rovira quien anunció en cuenta personal de 'X' (antes Twitter) la apertura de un expediente en el canal ético del partido para llegar al fondo de la cuestión de los carteles contra los hermanos Maragall y la mofa respecto a la enfermedad del Alzheimer. Además, Rovira aprovechó el tuit para negar que existan sectores dentro de ERC. "El rovirismo no existe", proclamó la líder.
Los dos bloques en ERC
Sin embargo, es bastante evidente que, además de existir, están bien diferenciados dentro del partido. Por un lado, un grupo de Esquerra, liderado por la propia Rovira, que aboga por una regeneración en la dirección, es decir, cortar las alas a Junqueras.
Por el otro, la vieja guardia, donde encaja Oriol Junqueras, quien aspira a retomar su liderazgo en Esquerra tras el Congreso del próximo mes de noviembre. Quien está molesto con la dirección de ERC, pues al reconocer la portavoz la existencia de dichas pancartas y achacarlas a un movimiento interno, sitúan en el epicentro del asunto al propio Junqueras, como al resto de la cúpula.
En cuanto a la responsabilidad de los hechos, hay dos nombres encima de la mesa. El primero, Tolo Moya, exdirector de comunicación de ERC, a quien los más afines a Marta Rovira acusan de haber orquestado todo. Él, con poco que perder, ya advirtió que expondría "las pruebas que demuestran quién es el ideólogo del grupo, cómo funcionaba y hasta dónde llegaba el conocimiento de todo esto". Un aviso a navegantes que parece ir más allá de los carteles, y que apunta a un grupo movilizado dentro de ERC que tiene objetivos políticos muy concretos.
Por el lado contrario, los junqueristas centran el tiro en Sergi Sabrià, viceconsejero del Gobierno de Estrategia y Comunicación, quien conocía la autoría de dichos carteles y habría, supuestamente, tapado todo para no embarrar. Una figura, la de Sabrià, defendida a capa y espada por Rovira en la ejecutiva de ERC del pasado lunes, algo que tampoco ha sentado mal en el otro bloque del partido.
Esta disputa descarnada tiene lugar en plena negociación con el PSC por la investidura de Salvador Illa, algo que parecía cercano tras la noche electoral y que se ha ido alejando semana a semana. Sin embargo, y pese a los esfuerzos continuos de Junts, con Carles Puigdemont a la cabeza, y del separatismo más radical, una repetición electoral puede que no sea la opción más óptima para los intereses de ERC.
Recordemos que, además de la sangría de votos el pasado 12 de mayo, donde pasó de 605.581 votos y 33 escaños a 427.135 votos con 20 escaños, Esquerra ha perdido un número considerable de empleados en el Govern. Actualmente, como Gobierno en funciones, ERC tiene un total de 369 altos cargos, los cuales suponen casi 23 millones de euros en retribuciones.
Esta es una de las grandes preocupaciones del sector menos reformista de ERC, que no aboga por descabezar el partido en el Congreso de noviembre, apartar a Junqueras y poder acudir a una hipotética repetición electoral. Además, quién sabe qué le podrían deparar las urnas a Esquerra en otros comicios, viendo el descalabro de las autonómicas y europeas.
¿Pacto inminente?
Por ello, la opción de cerrar cuanto antes un pacto de Gobierno con el PSC y Comuns Sumar es la mejor idea posible ahora mismo. No se estaría en el Ejecutivo, pues Illa mandaría en minoría, pero tampoco podría hacerlo con un pacto con Junts, y no quieren dejar en manos del destino lo que pueda pasar si concurren de la mano en una repetición electoral.
Por último, pero no menos importante, ¿quién sería el candidato de ERC en unas nuevas elecciones? Aragonés abandonó la nave tras el descalabro del 12-M y Oriol Junqueras, quien aspira a reinar de nuevo en ERC en noviembre, sigue inhabilitado porque no se le aplicaría la amnistía. Todo son preguntas en Esquerra y no hay prácticamente respuestas.
Los más optimistas dentro de la formación ven cercano un acuerdo antes de que finalice el presente mes de julio. Un pacto que tendrían que llevar ante las bases para recibir el visto bueno. Después, una vez presentado, el Parlament dispondría hasta el 26 de agosto para establecer una fecha para el debate de investidura.
Si ERC no consigue aplacar sus fantasmas y cerrar ya el trato con el PSC, el próximo 13 de octubre, día establecido para la repetición electoral, el descalabro podría ser aún mayor.