Dos médicos forenses adscritos a los juzgados de Violencia de Género han asegurado este lunes que César Román, el Rey del Cachopo, acusado de asesinar a su novia Heidi Paz, no presenta ningún rasgo o síntoma de trastorno psíquico que le impida distinguir el bien del mal.
Lo han dicho en el juicio de la Audiencia Provincial que sienta en el banquillo a Román, un "animal social" como le ha definido la psicóloga que ha realizado un informe sobre él a propuesta de su defensa y quien también ha concluido que el acusado no sufre trastorno ni psicopatías.
En el test de personalidad que los dos médicos forenses le realizaron y que constó de 240 preguntas se llegó a la conclusión de que ningún trastorno psiquiátrico condicionó la conducta del Rey del Cachopo. "Vimos que era una persona normal", han zanjado.
Más prolija ha sido la declaración de las psicólogas del gabinete al que la defensa de César Román encargo en su día un perfil del acusado para ver si era un psicópata. Hasta cinco veces fueron a la prisión para entrevistarse con el recluso, con entrevistas muy largas y con más pruebas de las que son habituales, ha explicado la responsable del gabinete de psicología, que está en la misma calle donde el Rey del Cachopo regentaba un bar.
De las pruebas realizadas, estas expertas concluyeron, entre otras cosas, que en el acusado no había riesgo de ejercer violencia contra la mujer.
Narcisismo
Aunque sobre él ya pesaba una condena por maltrato a la que fuera su mujer, la psicóloga ha dicho que, según lo que le comentó el propio Román, se trató de una acalorada discusión que acabó en insultos, pero no hubo agresión física, solo que "ambos habían perdido los nervios".
La psicóloga ha explicado que Román tiene "rasgos narcisistas, en una medida casi sana que tiene que ver cómo se desenvuelve en la vida, rasgos dependientes y paranoicos, estos últimos mínimamente exacerbados".
Algo que ha considerado "normal" cuando se evalúa a alguien en prisión porque se siente hostil y amenazado, ha continuado la psicóloga antes de definir al acusado como una persona "tremendamente sociable", que "quiere caer bien y gustar". "Cuando gusta, se siente satisfecho. Es una animal social", ha apostillado.
Es una hombre rápido en sus respuestas en aquellos ámbitos que con conoce. Si no, es prudente y se queda en un segundo plano, ha explicado la perito a preguntas de la acusación particular. "¿Es embaucador?", le ha interrogado. "Puede llegar a serlo", ha respondido.
El Rey del cachopo tiene una historia familiar de desafecto y desapego, con "carencias" afectivas desde edad muy temprana, sin la presencia de su padres y con sus abuelos maternos haciéndose cargo de él. Por tanto, desde muy pronto asumió responsabilidades que no le correspondían por su edad, ha añadido la psicóloga.
Sus abuelos le inculcaron valores "muy fuertes" como el "sentido de la honorabilidad", de la "lealtad" y la "cultura del esfuerzo y del trabajo".
Los cuestionarios, ha precisado la perito, dan una puntuación negativa a la pregunta de si el acusado es agresivo, pero sí cierta "hostilidad" que proviene de su "impulsividad", pero no la volcaría sobre un tercero. Con unos "niveles de actividad frenéticos" -"no he conocido a nadie con tanta actividad", ha dicho la psicóloga-, el Rey del Cachopo cuenta con "un nivel de actividad cognitiva y física altísimo" y no presenta rasgos que le puedan llevar a matar a alguien.