El 41 Congreso Federal del PSOE arranca con Juan Lobato. El secretario de organización, Santos Cerdán, ha admitido este viernes en Sevilla, donde se está celebrando el cónclave, que pactó con el ya exlíder del PSOE-M el comunicado que este emitió en la noche del domingo, nada más trascender que fue presionado por Moncloa para incriminar a la pareja de Isabel Díaz Ayuso con el documento autoinculpatorio que Alberto González Amador envió a la Fiscalía. Lo sangrante del asunto es que Cerdán negó esta semana en el Congreso de los Diputados haber participado en la estrategia de control de daños.
El propio Lobato ha sido quien ha contado en el Tribunal Supremo, donde ha comparecido ante el juez en calidad de testigo, que dicho comunicado, que difundió en sus redes sociales, fue consensuado con Cerdán y con Pilar Sánchez Acera, la jefa de gabinete del ministro Óscar López, y la otra gran implicada en el caso. El exlíder del PSOE-M ha mandado un recado a la dirección federal, a la que ha recordado que los socialistas se deben siempre a la verdad y a la ley. María Jesús Montero, número dos del partido, no ha querido polemizar y se ha limitado a decir que toca esperar que continúe el proceso judicial. Según acreditan los mensajes de Whatsapp que Lobato intercambió con Sánchez Acera, esta le remitió el documento secreto que se filtró desde la Fiscalía y le presionó para que lo utilizara políticamente en la Asamblea contra Ayuso.
Lobato se negó al preguntarse cuál era el origen del documento, porque era consciente de que procedía de una filtración ilegal -la que investiga el Supremo y por la que ya ha imputado al fiscal general, Álvaro García Ortiz, y a la fiscal de Madrid, Pilar Rodríguez. Pero Sánchez Acera le dijo que le llegó porque lo tenían los medios. Poco después, el documento apareció publicado en elplural.com y Lobato se decidió a usarlo políticamente en su comparecencia, pero enseñó el documento sin marca de agua alguna.
La filtración de la Fiscalía implica, por tanto, al núcleo duro del Ejecutivo, porque ha quedado despejada la gran duda de si el equipo de Pedro Sánchez manejó o no esa comunicación. Lo hizo y, además, se la dio a Lobato, quien fue a una notaría en septiembre -seis meses después- a dar fe de los mensajes que intercambió con Sánchez Acera. En su comunicado pactado con Cerdán dijo que lo que acreditó en la notaría fue que ni él ni nadie de Moncloa recibió información alguna de la Fiscalía. Pero ahora cabe preguntarse cómo Sánchez Acera se hizo con ese documento. Y todo parece indicar que será investigada.
La renuncia de Lobato, presionado desde el pasado lunes por su partido -que lo considera un traidor que se ha dado "un tiro en el pie"-, deja expedito al ministro de Transformación Digital su desembarco en la federación socialista madrileña, donde el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, le quiere como cabeza de cartel para batirse en duelo con Ayuso. El entorno de López reiteró que el juez no encontraría un solo mensaje o pista incriminatoria hacia él o hacia su jefa de gabinete, Pilar Sánchez Acera. Pero ahora toca esperar si el juez mueve ficha hacia el palacio de la Avenida de Puerta de Hierro.
El comunicado, que Lobato difundió el domingo pasado, arranca con una alusión a los bulos: "Los bulos y la desinformación que sufrimos necesitan respuestas claras y acreditadas. Por esa razón acredité ante notario que ni los socialistas madrileños ni Moncloa habíamos recibido de la Fiscalia ninguna información en absoluto relativa al novia de la Sra. Ayuso. Al revés, queda acreditado que toda la información vino de medios de comunicación. No existe teoría de la conspiración como pretende explicar el PP de Madrid y la Sra. Ayuso".