• Michel Barnier durante la moción de censura.

El de Barnier se ha convertido en el gobierno más efímero de la V República francesa, víctima de una pinza política apretada simultáneamente por el Nuevo Frente Popular (NFP) - con 4 partidos y 193 diputados- y por la derecha de Reagrupación Nacional, de Marine Le Pen - con 125 parlamentarios-. Las dos fuerzas políticas enemigas, situadas en los extremos opuestos del Hemiciclo, sobrepasan juntas el mínimo para alcanzar la mayoría, 289 votos de los 577 escaños.

Esta moción de censura se presentó por parte de la izquierda por la presentación de los Presupuestos de la Seguridad Social para 2025 sin votación parlamentaria. A esta iniciativa del NFP se sumó el partido de Marine Le Pen, quien confirmó este martes que votaría a favor de moción de censura, por no alcanzar un acuerdo con la formación de Barnier.

Durante su intervención, Michel Barnier ha defendido el proyecto de Ley de Financiación de la Seguridad Social de su Gobierno, sin calificarlo, en ningún momento, como un "presupuesto de austeridad", como han hecho algunos portavoces que han subido a la tribuna . Aunque ha admitido que "ciertamente no era perfecto", señalando que se había "preparado en 15 días", Barnier ha defendido un presupuesto que "logra un equilibrio entre cuatro elementos esenciales": "mejorar la eficacia de nuestro sistema social, apoyar a nuestros hospitales y profesionales sanitarios para mejorar el acceso a la asistencia sanitaria, proteger a los más vulnerables, garantizando al mismo tiempo la preservación de nuestras finanzas públicas", y ha aprovechado para dar las gracias a aquellos compañeros que han trabajado en ese texto.

Gabriel Attal, del partido Renacimiento de Macron, ha pedido, durante su intervención, al Partido Socialista que "se ponga las pilas" y "se libere" de "la extrema izquierda". El ex Primer Ministro calificó a "lepenistas" y "melenchonistas" del mismo "bando del desorden". Fue su forma de instar a su antiguo partido, el PS (sí, ¿se acuerdan?), a desmarcarse de ellos. "Hay algunos para los que todavía hay tiempo de ponerse las pilas. Los que hace sólo siete años gobernaban Francia, los que tienen en sus filas a electos sinceros, convencidos de que la laicidad no es una mala palabra y de que la competitividad es esencial", ha explicado Gabriel Attal. "A ellos les decimos: podéis oponeros sin estropearlo todo, sin censurar, a ellos les decimos ¡liberaos!".

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