Tras el final de Aída, Telecinco necesitaba una ficción que ocupara su lugar. Con un prime time que busca la audiencia a base de realities y series de producción propia, la presencia de La que se avecina no era suficiente para poder cubrir todos los días de la semana -y eso que el hueco del domingo ha estado garantizado, por el momento, con GH VIP y, ahora, Supervivientes-. Ahí es donde entró en juego Anclados. Una nueva comedia, con un formato heredado de Aída -que a su vez ya venía de Siete vidas- y con la presencia de Miren Ibarguren como nexo de unión entre las dos series. Puede parecer una decisión de los directivos, que suelen confiar muy poco en el criterio del público -y, de hecho, seguro que lo pensaron-, pero el trabajo de la actriz está muy por encima de eso.
Miren Ibarguren ha nacido para la televisión. La construcción del personaje de Soraya en Aída ha sido uno de los grandes hitos de la ficción reciente. Abrirse hueco en una serie ya creada y asentarse como protagonista no debió ser fácil, pero, aun así, salió más que victoriosa. Y la labor de los guionistas no debe pasar desapercibida, pero la de la intérprete tampoco. Ibarguren en capaz de todo, de sobrevivir a la factoría Moreno, de sustituir a Carmen Machi y de plantarse un parche en el ojo. Y lo que le espera no es moco de pavo. Repasemos, en cuatro -más uno- sencillos pasos su vertiginosa proyección:
De desconocida a protagonista fija
Las primeras noticias de Miren Ibarguren a nivel nacional vinieron con Aquí no hay quien viva y un simple cameo en uno de los capítulos de la serie. No era su primer trabajo, ya que gracias a la serie Goenkale había ganado bastante popularidad en el País Vasco, pero sí fue el primer contacto con una ficción de éxito masivo -y que continúa imparable a través de las eternas reposiciones en los canales secundarios de Atresmedia- y también con la factoría José Luis Moreno -con todo lo que ello conlleva-. El productor debió quedar contento con su cameo y la fichó para su nueva serie, A tortas con la vida, ahora ya con personaje fijo durante las dos temporadas de la serie. Comenzaba así una relación muy fructífera que la ha llevado hasta donde está hoy.
De protagonista fija a símbolo sexual
Seguramente no encontrarán a nadie que sea capaz de admitir que veía Escenas de matrimonio. La serie de José Luis Moreno, heredera de sus clásicos teatritos televisivos, fue el buque insignia de la productora y un éxito indiscutible de audiencia. Una audiencia avergonzada, pero audiencia al fin y al cabo -esa misma que tampoco se atrevía a reconocer que le gustaba Gran hermano-. De las tres parejas protagonistas, Miren Ibarguren se encargó de dar vida a la mujer más joven, una triunfadora que tenía que cargar con un novio más bien bohemio y artista. Rápidamente se convirtió en la más buscada de internet y en el sueño erótico de millones de españoles.
De símbolo sexual a polémica sustituta
Tras posicionarse como sex symbol, Miren Ibarguren aceptó su reto más importante hasta el momento: entrar en Aída. La serie, ya instalada como un clásico de la televisión, se enfrentaba a la marcha de su protagonista y recayó en los hombros de la actriz el llenar el vacío que dejó Carmen Machi. Ibarguren iba a interpretar a Soraya, la hija mayor de Aída que se había fugado de casa siendo adolescente y el comienzo no fue sencillo. Abrirse hueco entre personajes asentados, con tramas propias y un calado tan hondo en la sociedad no debe ser fácil, y más ante la incógnita de cómo iba a funcionar la serie sin su protagonista. La actriz empezó tibia pero fue ganando terreno pronto, creando su propio vocabulario y sus coletillas, tan importantes en una comedia -¿quién no se acuerda de las 'soradillas'?-. Ya nadie echaba de menos a Aída.
De polémica sustituta a cabeza de cartel
Avalada por el éxito de Aída, era lógico que la televisión no dejase escapar a Miren Ibarguren. Lo suyo era aprovechar el tirón y ficharla para una nueva comedia, con una factura parecida y en la que pudiese recordar a Soraya, pero sin ser Soraya. Las mentes pensantes de la televisión funcionan así. El estreno de Anclados podía haberse quedado en nada. Un primer capítulo con buenos datos motivados por la curiosidad del público, y un descenso progresivo hacia el infierno -el camino de la práctica totalidad de los programas-. Pero no fue así. Resistió el enfrentamiento con la otra gran revelación de la temporada, Vis a vis, y también ha podido con la nueva temporada de Pekín Express. Ahora ya solo nos falta acortar la duración de las series en España -90 minutos es una locura- y podremos evolucionar como en los demás países.
De cabeza de cartel a estrella del porno
Pero si pensaban que la actriz iba a conformarse con la comedia, se equivocan. En la recámara de Mire Ibarguren todavía descansa un proyecto que puede suponer una revolución: encarnar a Lolo Ferrari, la estrella porno más neumática de la historia. Ibarguren se meterá en la piel de la actriz -y en su físico, gracias a unas prótesis-, para recrear los últimos días de vida de Ferrari, antes de aparecer muerta en su domicilio. El proyecto lleva ya un tiempo gestándose, tratando, además, de encontrar un hueco entre la apretada agenda de la actriz. Confiemos en que pronto pueda salir a la luz. ¿Se imaginan la de portadas que va a ocupar? 'Miren Ibarguren: de Aída al porno'. ¿Y si lo registramos para ganarnos unos royalties?