En la búsqueda de hacer coches cada vez más ligeros, la fibra de carbono adquirirá una notable relevancia en los futuros modelos. En España, concretamente en El Burgo de Osma (Soria) la empresa Carbures acaba de inaugurar la primera planta capaz de fabricar piezas de automóvil en fibra de carbono en lugar de metal en largas series, hasta 75.000 unidades al año de una pieza de coche por cada lineal de producción, una tecnología que permitirá mejorar sustancialmente la eficiencia de turismos y furgonetas.
La planta soriana, con 2.600 metros cuadrados, ya ha fabricado la primera pieza en un lineal de fabricación que permite fabricar piezas de coche en fibra de carbono a la misma velocidad que los lineales tradicionales en metal, cuatro veces más pesado y 3,5 veces menos resistente a los golpes. Cuando la fábrica alcance la velocidad crucero óptima, trabajando a tres turnos de 22 horas por día, 220 días al año, tendrá capacidad de producir entre 40.000 y 75.000 unidades de una sola pieza de coche por cada lineal instalado. En el caso de piezas pequeñas, que permitan hacer más de una pieza por ciclo, la cifra se puede multiplicar hasta por diez. El nuevo lineal fabrica en ciclos de tres a seis minutos por pieza de fibra de carbono, lo que le hace plenamente competitivo, tanto en tiempo de producción como en cantidad y calidad del proceso, frente a la fabricación tradicional en metal.
Carbures ya trabaja con importantes proveedores de piezas de coche para grandes fabricantes, desarrollando y fabricando piezas estructurales, en series cortas, que son probadas en prototipos. Son piezas que reemplazan a otras metálicas del chasis y carrocería del coche, entre ellas travesaños de motor, una pieza que supera el metro de largo, que apenas pesa medio kilo y aguanta más de 300 de peso, más las inercias propias del movimiento de aceleración y frenado del coche.
Además de travesaños de motor, Carbures fabrica paneles de chasis (cada coche lleva seis, en la espalda, en el suelo, y en los laterales), parachoques, capós, techos y puertas y otras estructuras secundarias como faros y pilotos y elementos de la suspensión para proveedores de primer nivel. Hasta el momento en series cortas, de hasta 5.000 piezas al año, pero con su nueva tecnología, podrá multiplicar por más de diez esa cantidad y llegar así no sólo a los grandes superdeportivos de gama alta, sino a cualquier turismo o furgoneta de gama media.
Una carrera por fabricar coches más eficientes que viene impulsada por un marco regulatorio europeo cada vez más exigente en cuanto a las emisiones de los vehículos. Así, la UE penalizará con multas económicas a los coches que emitan más de 70 gramos de partículas de dióxido de carbono por kilómetro recorrido en 2025, cuando actualmente el límite es de 130 gramos, por lo que todos los fabricantes están volcados en el desarrollo de coches menos pesados, que sean mucho más fáciles de desplazar, de carrocería más segura y mucho más resistentes a la corrosión del agua, la sal, y otros elementos que oxidan y deterioran la chapa metálica actual.