Casi 10 años después del lanzamiento de la tercera generación, llega ahora una nueva edición del Range Rover, modelo que supone un salto tecnológico y evolutivo como nunca antes se había dado en el todo terreno por excelencia. Sus impactantes proporciones se mantienen, pero de entrada la marca inglesa ha puesto un énfasis especial en hacerlo mucho más ligero en aras de ofrecer mejor dinamismo y, de paso, minimizar consumos y emisiones contaminantes. Así, el anterior chasis de acero deja paso a uno mucho más moderno y elaborado en aluminio, casi un 40 por ciento más ligero para reducir el peso en casi 400 kilos. También las puertas, parte de la suspensión y del frontal están fabricados en aluminio. Además, el soporte del motor tiene piezas fundidas de magnesio de alta precisión, el portón del maletero está realizado en un plástico muy ligero y la estructura de los asientos es de acero ligero de alta resistencia. Junto a ello, se ha trabajado en mejorar el coeficiente aerodinámico, un 10 por ciento menor que el del modelo anterior.
Nuevas son también las suspensiones, diseñadas para un rodar más confortable y efectivo en carretera, con amortiguación variable y, en general, tarados más firmes para reducir el balanceo de la carrocería en curva. Se ha trabajado a fondo en desarrollar unsistema de tracción total más eficaz, gestionado electrónicamente y capaz de detectar el tipo de superficie por el que se circula y hacer los ajustes convenientes automáticamente para asegurar la máxima capacidad de tracción. También lo puede hacer el conductor mediante un mando giratorio en la consola y elegir entre cinco programas diferentes. Cuenta, por supuesto, con reductora, y es posible pasar de marchas cortas a largas en marcha, hasta 60 km/h.
Si por fuera los cambios son apreciables, aunque manteniendo la esencia del modelo anterior, por dentro evoluciona en mayor medida, tanto en diseño como en calidad y presencia. Según la marca, el espacio para las piernas de los pasajeros traseros crece 12 centímetros y pueden disfrutar de regulaciones eléctricas, memoria, calefacción, ventilación y función de masaje cuando se opta por la configuración de sólo 2 plazas.
La gama de motores está compuesta por dos Diesel de 258 y 340 CV —3.0 TDV6 y 4.4 SDV8— y uno de gasolina de 510 CV —5.0 V8 Supercharged—, todos con cambio automático de ocho velocidades. La variante Diesel de seis cilindros y 258 CV tiene un consumo medio de 7,5 l/100 km.
Los precios, oscilarán entre los 98.500 euros del 3.0 TDV6 de 258 CV y los 145.600 euros del 5.0 V8 Supercharged de 510 CV.