Opinión

Florentino y Laporta contra Tebas y la actitud de los medios

Es obvio que el futuro del fútbol español se juega en los despachos. La batalla legal ha provocado una entente que no por conocida deja de ser sorprendente entre el

  • Joan Laporta y Florentino Pérez en una imagen de archivo. -

Es obvio que el futuro del fútbol español se juega en los despachos. La batalla legal ha provocado una entente que no por conocida deja de ser sorprendente entre el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez, y su homólogo del Fútbol Club Barcelona, Joan Laporta, que van de la mano en su lucha contra el presidente de LaLiga, Javier Tebas. Lo que los negocios han unido que no lo separe el hombre. Pero cabe preguntarse hasta qué punto los aficionados son (somos) conscientes del asunto y, ya que estamos, sobre la responsabilidad de los medios en el desaguisado.

La lucha entre bandos es a vida o muerte. Porque, como ya contó este periódico, los dos grandes clubes, aliados también con el Athletic que en estas ocasiones siempre remarca su idiosincrasia burguesa, van a luchar contra viento y marea por anular el célebre acuerdo entre LaLiga y el fondo CVC que, básicamente, va a inyectar 2.000 millones en este ruinoso negocio balompédico a cambio de quedarse con un 10% de los derechos televisivos del campeonato patrio para los próximos 50 años.

Uno de los aspectos más curiosos de esta guerra sin cuartel que se libra en el fútbol español es, insisto, su escasa relevancia mediática. O, mejor dicho, la superficialidad en el tratamiento periodístico de un tema con semejantes implicaciones. Todos los medios publican titulares sobre el asunto, faltaría más, pero pocos, muy pocos se adentran en los detalles de la por otra parte interesantísima pelea legal de esos tres clubes contra LaLiga y los otros 39 clubes que respaldan a Tebas. La mayoría informa sobre este particular como por obligación, sin hacerse ni contestar demasiadas preguntas, recogiendo las declaraciones, habitualmente de trazo grueso, de los protagonistas del cotarro.

O a los aficionados esta batalla les importa medio pimiento, cosa que es posible y hasta podría resultar saludable, o a los medios de comunicación les parece que no es un asunto interesante y ello, unido a los peajes que tienen que pagar, provoca que prefieran informar tímidamente al respecto

O a los aficionados esta batalla les importa medio pimiento, cosa que es posible y hasta podría resultar saludable, o a los medios de comunicación en general y a los deportivos en particular les parece que no es un asunto interesante y ello, unido a los peajes que tienen que pagar, provoca que prefieran informar tímidamente al respecto. Sea antes el huevo o la gallina, que no es lo mismo pero nos conduce a lo mismo, es decir a la indignación y la consiguiente melancolía, el caso es que una denuncia como la que anunciaron Madrid, Barça y Athletic contra el acuerdo de LaLiga y el fondo CVC, parece no existir mediática y socialmente.

La verdad, por no pecar de incautos, es que con el fútbol siempre ha ocurrido algo así como una permanente espiral del silencio, sin duda alimentada por una opacidad que no parece casual, de manera que pareciera que a los espectadores les interesase solo el juego y no estas cosas de los despachos que estarían reservadas a mentes preclaras. Ya ocurría con todas aquellas prolijas batallas -que aún continúan- de la conocida como Guerra del Fútbol. ¿La recuerdan? Nunca existió un concepto tan amplio, tan vago y tan poco conocido por los afectados directos de sus consecuencias.

No cabe duda que es más atractivo y divertido hablar de cuestiones estrictamente deportivas sobre lo de Benzema y Vinicius o sobre el negro futuro de Koeman, claro, pero es que aquí hay en juego muchos millones de euros, amén de cómo será el negocio futbolístico -y, por ende, la competición en sí misma- en los próximos años

Será que el fútbol es solo un juego y la gente que lo sigue ya tiene otras preocupaciones más apremiantes en su vida. O será que el poder -sí, suena a conspiración, tal vez por eso sea cierto- nos dibuja solo la parte lúdica del deporte rey para que estemos entretenidos y no nos hagamos demasiadas preguntas; eso tan antiguo del pan y circo, ya saben. O será que los medios no tienen tiempo ni dinero ni ganas para descender al infierno abrasador de la letra pequeña.

No cabe duda que es más atractivo y divertido hablar de cuestiones estrictamente deportivas sobre lo de Benzema y Vinicius o sobre el negro futuro de Koeman, claro, pero es que aquí hay en juego muchos millones de euros, amén de cómo será el negocio futbolístico -y, por ende, la competición en sí misma- en los próximos años. Cuestiones que no son menores, ni mucho menos, entre otras cosas porque muchos clubes pelean subrepticiamente por su mera supervivencia. Pero de eso, mejor, hablamos otro día.

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