21 de julio. Más de una hora de conversación privada entre Luis de Guindos y Bruno Le Maire. Los dos capos de las finanzas española y francesa, respectivamente. El mensaje público fue contundente: una colaboración estrecha para lograr mejorar la capacidad de resistencia económica de la zona euro. Sin embargo, la charla también tuvo una versión B, más privada, con un gran punto del día. La candidatura española a la vicepresidencia del Banco Central Europeo que quedará vacante en poco menos de un año. No se oculta desde Moncloa, ni tampoco desde Economía, que ese puesto es el gran objetivo del próximo ejercicio. Lograr que un apellido castellano sustituya al portugués Vitor Constancio, cuyo mandato expira el 31 de mayo de 2018. Tras la marcha de José Manuel González Páramo, en 2012, no se ha vuelto a escuchar el castellano en la asamblea de notables del regulador bancario europeo y controlador de la política monetaria.
Guindos suspira por sentarse a la diestra de Draghi en el BCE
Guindos suspira por sentarse a la diestra de Mario Draghi en el BCE ante la dificultad de la otra gran empresa: la presidencia del Eurogrupo. Esa Ítaca que ya intentó en julio de 2015. El ministro de Economía recorrió entre mayo y junio de aquel año casi 45.000 kilómetros para conseguir el apoyo de sus socios. Incluso, Guindos tenía la bendición de la canciller Merkel. Sin embargo, fue decisivo el apoyo de Francia a Dijsselbloem, pese a que el presidente Hollande había transmitido a Rajoy que apoyaría a Guindos. Ahora, de nuevo, el voto de Francia será capital para que los caminos conduzcan a la silla de Francfort. Y Guindos aprovechó la reciente visita de Le Maire a Madrid para hacer 'lobby'.
España es la cuarta economía del euro. Es el quinto país más poblado de la Unión. Tiene dos de los bancos más grandes del mundo, ejecutivos de primera fila y multinacionales como portaaviones en los sectores más diversos, desde las telecomunicaciones a la energía o las infraestructuras. Y un pasado lustroso por su peso en las instituciones internacionales. Pero actualmente boxea muy por debajo de ese peso.
El movimiento se disecciona cautelosamente desde hace tiempo por Guindos ante su vieja (y complicada) aspiración de presidir el Eurogrupo. La puerta vuelve abrirse y con ella la promesa cincelada por Mariano Rajoy al propio Guindos, en los momentos del bloqueo político y del gobierno en funciones. “Aguanta como ministro que volveremos a promover tu candidatura por Europa”, aseguran que fue la promesa. La frase explicaría la continuidad en el Gabinete de un ministro que aspiraba a la vicepresidencia, al que llegaron importantes cantos de sirena, y millones de por medio, del sector privado y que decidió mantener su compromiso de ‘Todo por la patria’ bajo el aderezo del premio menor de un verso suelto de un ministerio troceado. La Ítaca de Guindos vuelve a estar a tiro de piedra. A pocos meses. Mayo de 2018.
No quiere desvelar todavía sus cartas. Tampoco en el Ministerio de Economía
Guindos no quiere desvelar todavía sus cartas. Tampoco en el Ministerio de Economía desvelan si optará por el BCE o volverá a presentarse. Eso sí, Guindos ha insistido en que España no tiene la presencia que le corresponde en los altos cargos de la UE según su peso económico. España perdió en enero de 2012, nada más llegar el PP al Gobierno, su silla en el directorio del Banco Central Europeo. Y eso pese a que existía un pacto de caballeros según el cual los cuatro grandes de la eurozona (Alemania, Francia, Italia y España) tenían garantizado su puesto en el comité ejecutivo del BCE. En su libro sobre la crisis, Guindos lo atribuyó a un castigo de Merkel por la política económica del expresidente. Además, en contraste con la vicepresidencia y la cartera de Competencia que ocupaba Joaquín Almunia, el actual comisario Miguel Arias Cañete tiene muchos menos poderes como responsable de Energía y cambio climático.
Guindos figura en todas las quinielas de la prensa internacional para llegar al BCE, e incluso para sustituir a Dijsselbloem al frente del Eurogrupo. Para el diario alemán Frankfuter Allgemeine, su principal rival podría ser el socialista eslovaco Peter Kazimir, que se destacó durante la crisis de Grecia por su defensa a ultranza de la disciplina fiscal a golpe de tuit, y que, además, es partidario de que el holandés cumpla su mandato. El humo de esta primera fumata no será visible hasta principios de 2018. Pocos meses antes de la puja por el sillón del BCE.
Hasta entonces… ¡Feliz verano!