Una página y media. Esa es la extensión del documento que el Govern ha hecho llegar a Sánchez como propuesta como orden del día de su reunión con Quim Torra. Una suma de banalidades que nada tiene que ver con lo que están acordando la Consellera Elsa Artadi y la ministra Meritxell Batet. Lo importante es la foto. Y lo que no se dice.
Franco, Franco, Franco
La capacidad de mutar argumentos adaptándolos a su conveniencia es habitual en el separatismo. Aprovecharon el sentimiento anti PP de la sociedad catalana y ahora, cautivo y desarmado Mariano Rajoy, le toca a Franco. Porque el papelito enviado por los de Torra a Moncloa habla desde la valoración al Rey por su discurso a raíz del uno de octubre a los encarcelados y fugados, pasando por su opinión acerca de que no se respetan los resultados de las elecciones del pasado diciembre, pero se basa, y mucho, en Franco.
Dicen desde Palau que hay que eliminar la presencia del franquismo en “el espacio político y civil”, hablan del Valle de los Caídos, del nomenclátor en el que figuran nombres vinculados al franquismo, se oponen a dar subvenciones a la Fundación Francisco Franco, abominan de los títulos nobiliarios otorgados a la familia de Franco, rechazan los privilegios de ésta, en fin, un rosario de peticiones que muchas personas pueden compartir, sin ser por ello independentistas. Contra Franco se vive mejor que gobernando en asuntos como sanidad, vivienda o educación. Sirvan como ejemplo las tasas universitarias en Cataluña, tres veces más caras que en el resto de España, a las que el Govern no quiere renunciar, en contra del Parlament.
Todo eso no es más que humo de pajas, como que en el documento se hable de la autodeterminación, cosa que Torra sabe perfectamente que no cuela ni con vaselina, al menos explicitado de tal manera. La clave del asunto, que sería de risa si no fuese por lo que está en juego, es el párrafo en el que preguntan por el “Proyecto del PSOE para Cataluña”. Ahí es donde está ese “hilo del que poder tirar” del que habla Torra en privado y que puede servirle para salvar los muebles sin que parezca que se ha bajado del burro. Fuentes de Esquerra, en la misma línea, aseguran que no se puede esperar nada de esta primera toma de contacto, pero que la reactivación de las comisiones bilaterales Estado-Generalitat paralizadas hace años son una buena noticia. Las mismas fuentes auguran los primeros resultados de los pactos Artadi-Batet en los próximos meses, que van a ser tensos entre los propios independentistas debido a la postura radical de Carles Puigdemont.
En Esquerra, en el Govern y en no pocas celdas de los encarcelados se espera ver que pasará cuando este catorce de julio el tribunal de Schleswig-Holstein resuelva acerca de la extradición del ex President. Dependiendo de ella, Torra ha informado a Sánchez que podría convocar elecciones el 27 de octubre, aunque círculos cercanos al President sostienen que prefiere agotar la legislatura y dar tiempo para restar presión, obtener pactos y fortalecer su propia candidatura. Calma, pues. Esa calma la ha pedido Oriol Junqueras, el PDECAT, Esquerra, los sectores económicos catalanes y, no menos importante, los valedores de una paz “negociada” con el separatismo como el PNV, por boca del Lehendakari Urkullu, que tutela la negociación.
“No iremos a Moncloa simplemente para posar junto a Sánchez”
Lo dijo un Conseller henchido de ardor guerrero, siendo rápidamente cortado por el propio Torra. La hiperventilación no está de moda en el Consell Executiu, y, si alguien tiene que gesticular, es Torra quien decide cómo, cuándo y quién lo hace. Tienen Sánchez y Torra una preocupación, que son los radicales, léanse los CDR o las CUP. No en vano el President hace constantes guiños estos sectores que, si bien son minoritarios, pueden agravar el orden público en Cataluña.
El miedo, razonable y justificado, a una escalada de altercados en espacios públicos hace que lo separatistas en el gobierno tengan que actuar como unos vulgares Doctor Jekyll y Míster Hyde políticos. Por eso Torra dice las barbaridades que dice, se rodea de lazos amarillos, acude a manifestaciones contra el Rey para luego ir a saludarle, en fin, pura esquizofrenia con un solo objetivo: aguantar como sea.
Ni Torra, ni Artadi ni ninguno de los miembros del Govern dirán públicamente que trabajan sobre un documento socialista – dicen que Miquel Iceta es su autor– que incluye cosas concretas que dar al separatismo para calmarlo. En él se recoge la propuesta del pacto fiscal de Artur Mas, los incumplimientos del Estado con Cataluña, entre ellos el famoso corredor mediterráneo o la Estación del AVE de Sant Andreu, la derogación de la Ley de Administración Local del PP, los traspasos pendientes, un macro acuerdo de financiación bilateral del que dábamos noticia el otro día y que abarcaría un período de tres años, o la creación de organismos Ex Novo entre los que destaca suprimir de una vez para siempre la independencia de la justicia en tierras catalanas con un Consell de Justícia de Catalunya, desligado del Consejo General del Poder Judicial. Por cierto, suena Ernest Maragall, el hermanísimo, para presidirlo. Las cosas que hay que ver.
Además, se anularía la sentencia del juicio a Lluís Companys y se aprobarían leyes de blindaje en materia de lengua y cultura, como la propuesta Ley de Pluralidad Lingüística que, a pesar de su bonito nombre, consagraría para siempre la malhadada inmersión.
Todo eso está escrito negro sobre blanco, y no precisamente de ahora, porque es un papelito redactado hace un año, ¡un año!, que, aunque tiene bastantes más páginas que el folio y medio de Artadi tiende hacia lo mismo: pulverizar aspectos fundamentales del ordenamiento constitucional, cargándose el principio de igualdad entre todos los ciudadanos españoles y dando la razón, en el fondo y en la forma, a los separatistas que aseguran que son diferentes.
Lo que da la reunión de los presidentes español y catalán no lo verán mañana en ningún medio. Verán fotos, escucharán declaraciones más o menos vagas, incluso agresivas, justificadoras todas, eso sí. Pero la realidad es esta y no otra. Que Dios nos coja confesados.