En la era de la inmediatez y las redes sociales, la política se ha convertido en una procesadora de mensajes rápidos y previamente masticados; y muchos diputados se limitan a leer en la tribuna —a veces trompicándose— los papeles que les han repartido antes de que se enciendan las cámaras. Resulta aburrido y emburrecedor. Hay tan pocas ocasiones en las que se pueda disfrutar del espectáculo más caro del mundo que, cuando me enteré de que Sánchez Dragó era el demiurgo de Operación Tamames, decidí seguir la moción de censura.
El ilustre excomunista también leyó su discurso, pero como era producto de la reflexión de una mente cultivada no se hizo pesado, sino que resultó iluminador. Y tras exponer con autoridad los problemas reales de España, brindó a los congresistas la oportunidad de meditar y debatir sobre sus palabras, que sólo fueron aplaudidas por Vox —ni la libertad de aplaudir concede la disciplina de partido—. Lamentablemente, el último servicio de Tamames a la patria devino en escaparate electoral de los vendedores de crecepelo.
Su Persona no tuvo empacho en demostrar, una vez más, que no tiene ideas propias ni respeto por los españoles, y estuvo una hora y media leyendo un tostonazo que le habían escrito y que no tenía nada que ver con las cuestiones que Tamames había planteado, tal y como éste le reprocharía después. Incluso en un momento dado, el presidente sacó el móvil para consultar lo que le decían sus asesores, lo que me dio un poco de vergüencita ajena; Rajoy le habría dicho que no llevaba preparados los temas. Acabé desconectando del autobombo de su prosopopeya, deslumbrada por el pin de la agenda 2030 —¿tiene sólo uno o le han dado varios?— y el color eléctrico de su traje, no apto para epilépticos. Creo que su plan era leer y leer hasta que un juez ordenara el levantamiento del cadáver de Tamames.
Cursi como siempre, habló de una “Constitución huérfana de madres” —el feminismo, perejil de todas las salsas— y de reclamar la felicidad como derecho
Yolanda Díaz, reina de las hadas, también estuvo muy pesada (65 minutos). Agresiva contra el viejo catedrático y empalagosa con sus compañeros: les dio las gracias uno a uno como si se fuera a morir o como si acabaran de darle un Óscar. Y, cursi como siempre, habló de una “Constitución huérfana de madres” —el feminismo, perejil de todas las salsas— y de reclamar la felicidad como derecho. En su réplica, Tamames constató que ella había soltado su mitin de presentación de Sumar, le aconsejó que en adelante sintetizara y pidó a Meritxell Batet permiso para ir a comer. No hay mejor desprecio que no hacer aprecio.
La tarde se hizo muy larga, me aburrí con el victimismo de la gente de Podemos —leyeron varios de ellos— y con el quéhaydelomío de regionalistas y separatistas. Incluso con Rufián, que ni siquiera estuvo gracioso y sí chabacano, faltón y muy pagado de sí mismo —qué manera de posar, virgen santa—. Aunque estoy de acuerdo con él en que Inés Arrimadas es una gran parlamentaria desaprovechada: su intervención fue tan brillante que me dieron ganas de volver a votar a Ciudadanos. Lástima que sus hechos contradigan su discurso y votara en contra de la moción.
Al día siguiente subió a la tribuna Cuca Gamarra, a quien yo nunca habría elegido como portavoz, pues cae mal —ah, cómo me enerva ese tonito— y siempre parece tan enfadada como Irene Montero. Tras hablar pestes del Gobierno, anunció la abstención del PP a pesar de los ataques del presidente. Supongo que Feijóo espera tranquilamente a heredar poder y redes clientelares; por eso las candidatas del PP andan compitiendo con socialistas y podemitas en la maratón feminista. El PSOE, por su parte, soltó a Patxi López —por dinero baila el perro—, que estuvo ladrando no sé qué de Franco a tal volumen que Tamames le ofreció una cafinitrina.
Tamames ha ido al Congreso a hacer uso de una libertad de expresión que ya pocos se atreven a esgrimir, a poner el dedo en la llaga y a dejar en evidencia el paupérrimo nivel de nuestros políticos
Respecto a Vox, aplaudo la idea de llevar al Congreso a quien ni comulga con su ideario ni se iba a dejar dirigir, y me gusta la metáfora que se desprende de ello: los españoles podemos entendernos a pesar de nuestras diferencias ideológicas. Y, aunque hay muchas cosas en las que no coincido, encontré bastante sensato el discurso de Santiago Abascal y, estoy de acuerdo con Espinosa de los Monteros en que España necesita “un gobierno profesional y no infantil”.
Hay quien dice que la moción fue un derroche de recursos públicos. Pero para un país que puede permitirse veintitantos ministerios, mil asesores y un presupuesto infinito para campañas sobre follar con la regla, ese gasto es el chocolate del loro. Barato nos ha salido escuchar a un anciano sabio que nos avisa de que, si seguimos por este camino, acabaremos como en 1936. Tamames ha ido al Congreso a hacer uso de una libertad de expresión que ya pocos se atreven a esgrimir, a poner el dedo en la llaga y a dejar en evidencia el paupérrimo nivel de nuestros políticos. Quién me iba a decir a mí que un antiguo comunista me representaría mejor que todos los diputados del hemiciclo. Tampoco pensé que llegaría a escribir esto, pero gracias, Dragó.
fsdprioro
Coincido plenamente con usted. Gracias por este artículo crítico y esclarecedor. Nada que ver con otros que solo buscan la revancha y la alineación como mi paisano Algorri. Un saludo
Arev
Repito el escrito de hace unos días en otro artículo parecido de este periódico: “Que un Señor de 90 años haya sido la única ráfaga de aire fresco en un parlamento que desde hace demasiado tiempo no es más que una berrea de analfabetos petulantes, deja muy a las claras la catadura de los titiriteros que nos gobiernan. Que el que suponen que será sucesor en el Gobierno de este país, no haya pronunciado ni una palabra en español, repito, en español, hasta que lo metieron, con calzador, en Madrid, deja muy a las claras el rumbo de su nave. El Señor Tamames puso encima de la mesa preguntas sobre problemas enquistados y los majaderos que iban subiendo al púlpito, lejos de contestar, solamente arengaban a sus huestes confundiendo democracia con oclocracia. En sus preguntas iba incluido el programa de gobierno y en sus “cabezadas” el análisis de la calidad de los rebuznos de los parlantes. Añado todavía algo más: Esta caricatura de aprendiz de Calígula que nos gobierna y toda su cohorte de bobos palmeros (incluidos prácticamente la totalidad de medios informativos), no es más que el trallazo del latigazo que se soltó desde el balcón del hotel Palace de Madrid en 1982: “Vamos a dejar una España que no la conocerá ni la madre que la parió”
Ada
Tiene usted mi respeto y admiración, leer sus artículos es como encontrar un oasis en el desierto y, somos muchos los españoles cada vez más sedientos de libertad de expresión, de sensatez, de mesura, de respeto. Mil gracias.
PasabaPorAqui
Le animo a seguir escribiendo.
RMG
Es la primera vez que escribo un comentario en un periódico. Pero la ocasión lo merece, porque el tema de fondo es muy grave, y el artículo es excelente. Brillante exposición de lo sucedido, particularmente su análisis de la intervención de Inés Arrimadas y de la ausencia de aplausos en la bancada del Partido Popular. Es para enmarcar y, tristemente, define la falta de honestidad que existe en la política española. Enhorabuena.
vallecas
Lo que escribe es de lógica y sentido común. Lo que pasa es que el sistema está enfermo de nacimiento. El Congreso es una farsa, es un teatro, una pantomima, y lo que vemos son actores. Todo está pactado con anterioridad, no hay debate. De los 350, 300 no son personas, son derechos de voto, son "clá". Pagamos a 300 por aplaudir, (cuando les mandan).
Pontevedresa
Desde el primer momento me pareció un acierto la elección de Ramón Tamames como candidato a Presidente del Gobierno en la Moción de Censura ¡ya nos gustaría que lo fuera en vez de este desalmado presumido que tenemos¡. Pero mis expectativas se vieron superadas. En medio de tanto aburrimiento leído, efectivamente, parecía que tanto Sánchez como Yolanda querían cargarse al candidato a base de horas plúmbeas, el Profesor tenía unas intervenciones atinadísimas dándole a cada cual lo suyo. Sánchez un pelma, la Fashionaria no merecía contestación por la presentación de Sumar, nada referente al profesor, e hizo muy bien en no contestar uno a uno a los elementos tales como Rufián, Aitor el Traidor, Balldoví o un Patxi Nadie despendolado, su recomendación de la Cafinitrina estuvo cargada de humor fino. Muy bien su observación de que la terrible Guerra Civil empezó en 1932, lo cual les ha debido doler a los falseadores de la Historia de este infausto Gobierno. Bravo Tamames, gracias VOX.
Mgafotas
Impagable lo del plan de Su Persona de leer hasta que levantaran el cadaver de D. Ramón. Habiendo seguido la moción, y leído algunas mamarrachadas, esta columna de opinión es la que mejor refleja la realidad de lo acontecido. Y abunda en una percepción que tengo -y espero que no sea un espejismo- cual es que la sociedad empieza a estar muy harta de todo este sarao (el espectaćulo más caro del mundo.....jejeje me la guardo) y empieza a llamar a las cosas por su nombre, sin las etiquetas preimpresas por los actores secundarios tan malos y caros que mantenemos, y aireadas por esos medios de desinformación que tampoco se quedan mancos en precio y calidad: exorbitante y paupérrima. Gracias Sra. Oviaño
Norne Gaest
No conocía a la articulista y me temía lo peor por el título (- Vaya, otra de la crítica chulilla a Vox, otra del rebaño políticamente correcto, que no hace nada práctico contra este nefasto Gobierno, pero critica frívolamente a los casi únicos que se están partiendo la cara en ello- me dije) Pero no, no está mal