Opinión

¿Todos los humoristas son de izquierdas?

La izquierda se ha apoderado del ámbito artístico

  • Miguel Maldonado y Facu Díaz -


Me llama la atención el hecho de que las personas que se dedican al humor, al menos las que aparecen en las distintas cadenas de televisión y son más conocidas, sean o parezcan de izquierdas. Es como si para hacer reír al público tuvieses que abrazar la bandera roja, jurar por el Che Guevara y alabar al gobierno sanchista comunista. Algo parecido a lo que pasa en Cataluña, o eres del rollo separatista o no puedes ser ni humorista, ni actor, ni director, ni trabajar en TV3. Créanme, sé de lo que hablo. Digo esto porque en las diferentes cadenas parece que ser de derechas o, simplemente, no ser izquierdista está mal visto, es una mancha, un estigma. Quieren hacernos creer que el humor es cosa del mensajito trufado de ideología comunistoide envuelto en tres o cuatro chascarrillos más viejos que el hilo negro. Además de ser una cacicada del régimen que sufrimos es una estupidez tremenda. De entrada, me vienen a la cabeza Luis Sánchez Polack, Tip y Chiquito de la Calzada, dos genios del humor patrio que jamás declararon ser de izquierdas.

Bueno, el caso de Tip iba más allá: se reclamaba falangista. ¿Contratarían hoy a Tip en la Espantosa para que nos deleitase con ese prodigio de surrealismo que es el monólogo acerca de la gamba que adoptaron en su casa? ¿Se aceptarían los chistes de Chiquito donde aparecen de una manera blanca, blanquísima, los mariquitas? Y ya no les digo qué posibilidades tendrían hoy en día Summers, Pepe Da Rosa, Ozores, Esteso, incluso el mismísimo Miguel Gila que, en teoría, era de los suyos. Eso por no irnos a otros países. Verbigracia, los Hermanos Marx, Jack Benny, Bob Hope o Lucille Ball fueron destacados anticomunistas.

La izquierda se ha apoderado del ámbito artístico

La izquierda se ha apoderado del ámbito artístico, como me dijo Don Arturo Fernández en alguna entrevista que le hice. Él, que llenaba teatros y se mantuvo hasta el último instante en pleno éxito, jamás recibió un duro de las instancias públicas. Su compañía, que daba trabajo a mucha gente, dependió siempre del talento de ese gran actor que sabía morcillear como nadie. Pero era de derechas y no pedía perdón. Ah, y tenía un éxito de público y taquilla que dejaba a los comicastros de manifiesto y paguita verdes de envidia. Por eso no verán ustedes que se le hagan homenajes, como tampoco verán representarse obras cómicas de Alfonso Paso o Álvaro de la Iglesia; si acaso, alguna de Miguel Mihura, uno de los autores teatrales más divertidos de nuestra historia. Y ni les hablo de Muñoz Seca, del que no hace mucho se cumplía el luctuoso aniversario de su vil asesinato en Paracuellos del Jarama a manos de esa república que tanto gusta a Sánchez, y que nos legó nada menos que “La venganza de Don Mendo”.

Por eso, cuando me he enterado que dos cómicos comunistas, Miguel Maldonado y Facu Díaz, se niegan a continuar trabajando en el Teatro Pavón ante lo que califican como “una cesión a la ultraderecha”, todo porque la dirección alquiló el local para la presentación del documental “El Gran Engaño”, producido por Terra Ignota en el que diferentes personas -servidor incluido- explicamos el procés catalán desde un punto de vista crítico, me tengo que reír. Dos partidarios de la dictadura del proletariado -lo de cómicos es cuestión de gustos- llamando ultraderechistas a personas como Francesc de Carreras, Joaquín Leguina o Carmen de Rivera… Claro que también la izquierda suele tildar de facha a Boadella, Pérez Reverte o Fernando Savater. Cuanta estupidez, Dios mío.

¿Dije reír? No. A uno se le hiela la sonrisa en los labios ante tal intolerancia y sectarismo.

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