Esta es la historia de una venganza poética y en diferido. "Sin Tania Sánchez, Podemos no habría existido", recordaba Luca Costantini al presentar su libro Aquí mando yo (Ed La Esfera), imprescindible cuaderno de bitácora para no perderse en los meandros de la gestación y desarrollo del partido morado. Tania Sánchez (40) es protagonista muy especial de este drama shakesperiano, rebosante de traiciones, engaños, honores mancillados y ciegas venganzas.
Tania organizó una conspiración contra Iglesias. Embaucó a Íñigo Errejón en aventuras hostiles, en empeños disolventes, en alocados desafíos al caudillo con muy escasa fortuna
Estamos ahora en la última fase. La culminación de la venganza. Tania Sánchez, finiquitada su relación amorosa con el arrogante macho alfa de la formación, fue desterrada al gallinero del Congreso, oculta tras una columna y sin derecho a rechistar. Irene Montero (31) ocupó su puesto en el partido, en el grupo y en la vida del líder. Una afrenta en toda regla. Ahí arrancó la conjura. Tania organizó una conspiración contra Iglesias. Embaucó a Íñigo Errejón en aventuras hostiles, en empeños disolventes, en alocados desafíos y hasta en una lista electoral con muy escasa fortuna.
Mascaba ya Tania tristemente su derrota cuando, venturosamente, estalló el escándalo. Un personaje gris e ignoto, un tal José Manuel Calvente, delegado de protección de datos del partido, agitaba secretos, anunciaba revelaciones y hacía temblar los pilares de la formación. Calvente ha sido durante años asesor legal de Podemos y hombre de confianza del propio Iglesias. Y acaba de caer en desgracia, junto a su colaboradora Mónica Carmona, por motivos algo difusos que el partido se empeña en camuflar.
Todo empezó, al parecer, por una investigación interna a raíz de la denuncia de una escolta de Irene Montero que se sintió laboralmente maltratada y agraviada
Hay denuncias que abarcan las infracciones penales, sobresueldos, pagos en b, irregularidades en las consultas a los inscritos y hasta financiación ilegal. Todo tipo de manipulaciones, trampas, turbios manejos y, por supuesto, presuntos delitos. El origen del gran lío coincide con la apertura de una investigación interna tras la denuncia de una escolta de Irene Montero que se sintió laboralmente agraviada. Este asunto se dilucidará el día 20 de enero en un juzgado de lo social en Madrid. Lo que parecía una anécdota menor, sube inopinadamente de tono. Emergen trapos sucios sobre los usos y costumbres de la 'primera dama' de Galapagar para con sus asistentes y empleados.
¿Acoso sexual o laboral?
Luego llegan las investigaciones de los abogados. El affaire cobra dimensiones. La cúpula de Podemos intenta tapar la escandalera. Primero se habló de una mera y epidérmica 'reorganización interna'. Luego se elevó el problema a la categoría de 'acoso laboral de género'. Y finalmente el propio Pablo Iglesias habló de 'acoso sexual', lo que desató la ira de los señalados. Si es un acoso sexual, y tal y como está el patio, ¿por qué no ha ido Podemos a los tribunales?. Nada cuadra. Las sospechas crecen por momentos, la escandalera se dispara.
Las turbulencias sacuden a Podemos a dos pasos de incorporarse al futuro Gobierno de Pedro Sánchez. Montero ha decidido ser ministra. De Igualdad, según unos. De Trabajo, según otros. Vicepresidenta, llegan a apuntar ciertas versiones. "Nada en absoluto", replican fieramente desde Moncloa. El Ministerio de Irene Montero está ahora en el aire. Se desatan los nervios. "Irene está histérica", comenta el abogado a El Mundo. En el PSOE no la tragan. Adriana Lastra, en las negociaciones de investidura, hace de tripas corazón. Le sonríe, le da abracitos, exhibe gestos de complicidad pero en privado comentan que es insoportable. "Lista, rápida e intratable".
En el reposo por su reciente maternidad, Tania Sánchez a buen seguro se relame ante el sabroso plato de esta venganza. Frío y exquisito, como dictan las normas. Ni siquiera ha tenido que mover un dedo. Tan sólo esperar a que todo se precipite. Quizás Irene, su rival, su enemiga, se siente en el Consejo de Ministros. En política casi todo es posible. Pero el chusco episodio de su escolta y sus escabrosas ramificaciones han desvelado algunas realidades que hasta el momento permanecían ocultas.
Podemos, la fuerza nacida para ejercer de espada flamígera de la Justicia, la equidad, la honradez, muestra ahora su rostro más oscuro. Irene Montero aparece como una política ambiciosa y sin excesivos escrúpulos ni miramientos. Una malvada de Disney. Pablo Iglesias, apóstol de humildes y desamparados, más que un partido dirige un cambalache, una especie de gran tinglado por el que asoma, 'caja b' en ristre, hasta un personaje con aspecto de Bárcenas. Sabido es que la mayoría de los medios apenas abordará aspecto alguno de este singular tinglado. Pero la imagen de Montero y, por ende, el perfil impoluto de Podemos, ha salido tocado. La sonrisa de Tania.