A nadie en el PSOE se le oculta que la supervivencia de Pedro Sánchez en La Moncloa pasa por aumentar sus actuales 84 diputados en las elecciones generales del próximo 28 de abril, pero, sobre todo, por que Unidos Podemos no pierda muchos de los 71 parlamentarios logrados en los comicios de junio de 2016, como auguran los sondeos; solo así frenará un Gobierno de PP y Ciudadanos con apoyo de Vox, y, además, no dependerá en exclusiva de un acuerdo con Albert Rivera como aquel de la investidura fallida de febrero de 2016 que, hoy por hoy, se antoja imposible visto el rotundo rechazo del líder naranja.
Y en la sede socialista de Ferraz se han desatado todas las alarmas viendo el desvaimiento de la sigla morada, que tiene que ver con varios factores, dicen: el enfrentamiento entre Pablo Iglesias e Íñigo Errejón; la ausencia del primero por baja paternal; y, lo último, la implosión de la sigla en la Comunidad Valenciana, donde se presentará Compromís, Galicia (Mareas), añadida a la decisión de IU de romper en otras federaciones e ir en solitario a las elecciones autonómicas del 26 de mayo.
El @PSOE se consolida como primer partido, pero el bloque de derechas ganaría las elecciones, siempre que @vox_es le apoyara.@psoe más @CiudadanosCs no suman.https://t.co/EqNRLwPZK9 pic.twitter.com/Kmc1lB6KJf
— EM-electomania.es (@electo_mania) February 22, 2019
El propio Errejón pudo comprobar, sorprendido, esta semana el deterioro de la sigla cuando un grupo de jóvenes simpatizantes le increparon y acusaron directamente a todos en la dirección de la formación morada de estar detrás del auge de la extrema derecha por no haber sabido canalizar la ilusión que supuso el 15-M y estar más a las peleas orgánicas.
La preocupación en su socio es tal que llevó al presidente del Gobierno este miércoles a tratar casi con condescendencia a la portavoz parlamentaria de Podemos, Irene Montero, por más que ésta le reprochaba no cumplir el aumento de gasto pactado en los presupuestos. Una gestualidad que es la principal señal de que Iglesias y los suyos han empezado a soltar amarras en su relación con los socialistas para no verse perjudicados electoralmente.
El Gobierno no va a llevar a convalidar en la Diputación Permanente del Congreso nada que incomode en exceso a un Podemos decidido a romper amarras con los que han sido sus socios en estos nueve meses
Montero venía avisando con la decisión de tumbar la reforma de las pensiones en la reunión de la Comisión de seguimiento del Pacto de Toledo; y puede seguir la semana próxima con la negativa a convalidar en la Diputación Permanente algunos de los decretos que está preparando el Consejo de Ministros para sus dos últimas reuniones, este viernes 22 y el próximo, 29 de febrero.
A tal punto ha llegado la cosa que Sánchez y su equipo se están planteando aprobar solamente aquellas cuestiones pendientes -recuperar el subsidio de paro para mayores de 52 años y la cotización de las cuidadoras de hogar- que tienen consenso suficiente. Y eso no ocurre con la modificación de la reforma laboral llevada a cabo por el PP en 2012, porque la formación morada exige que sea tramitada como un proyecto de ley que derogatoria de lo anterior.
Una fuerte caída de Podemos el próximo 28 de abril, señalan las fuentes consultadas, aunque pueda pensarse que beneficia a los socialistas por el trasvase de voto y escaños, no es del todo cierto. De hecho, la anunciada vuelta de Pablo Iglesias antes de tiempo de su baja paternal puede acabar beneficiando más a la reelección de Sánchez porque porque una recuperación del voto morado perjudicará a Vox y Ciudadanos en el reparto de escaños.
La clave, provincias pequeñas
Las provincias con más riesgo para Vox, Podemos o, incluso, Ciudadanos son aquellas donde hay en juego entre 1 y 5 diputados, en total 28 de las 52 provincias. Uno se juega en Ceuta y un en Melilla; dos en Soria; tres en Palencia, Segovia, Ávila, Huesca, Guadalajara, Cuenca y Teruel; cuatro en Lugo, Orense, Burgos, Álava, La Rioja, Lérida, Cáceres, Albacete; y cinco en León, Cantabria, Navarra, Castellón, Ciudad Real, Jaén y Huelva.
Aunque también se afrontan riesgos de perder el voto en aquellas donde se juegan hasta 10, como Murcia. Por contra, en provincias como Madrid (36 escaños) y Barcelona (31) las posibilidades de lograr diputados son mucho mayores; algo menos en Sevilla y Málaga, donde se reparten 12 y 11 escaños respectivamente, o en Valencia (15) y Alicante (12).