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Cada año nacen en España unos 30.000 niños prematuros

Entre un 1 y un 2%, son bebés con apenas 25 semanas de gestación y 600 gramos de peso. Necesitan cuidados muy complejos y, a la larga, constante seguimiento sobre las posibles secuelas.

  • Una enfermera vigila a un bebé prematuro en el hospital

El 10% de los partos en España son de bebés que nacen antes de la semana 37 de gestación: unos 30.000 niños prematuros cada año. Un pequeño porcentaje llegan antes de la semana 32, lo que les convierte en grandes prematuros. Manejar la angustia de los padres y coordinar a una orquesta de neonatólogos, oftalmólogos neurólogos o cardiólogos que les prestan atención ultra especializada es el día a día de unidades de Neonatología como la del Hospital Sanitas La Zarzuela donde, cada año, nacen unos 1.500 niños.

Atender a un bebé prematuro exige un cuidado de máxima complejidad, explica Begoña Arias, jefa del Servicio de Pediatría del centro sanitario. La Unidad de Neonatología del Hospital Sanitas La Zarzuela, con quince años de vida, tiene una dilatada experiencia en el manejo de estos bebés tan vulnerables. El porcentaje de niños que nacen prematuros ha aumentado ligeramente en los últimos años, admite Arias. “Posiblemente se relaciona con el tipo de vida actual de la mujer. Quizá ahora estemos en torno a un 11%”, explica la neonatóloga.

Alta supervivencia

Si se habla de prematuros, el espectro es amplio. Hay bebés que nacen a las 25 semanas de gestación, con 600 gramos. Son los grandes prematuros. Un pequeño porcentaje del total, pero los más difíciles de sacar adelante. Actualmente su supervivencia es cercana al 80 por ciento. Un 30 por ciento de esos niños queda sin secuela de ningún tipo.

Las tecnologías sanitarias y, también, las nuevas técnicas en el cuidado de los niños han mejorado su supervivencia

En la Unidad de Neonatología de La Zarzuela son capaces de enfrentarse a cualquier imprevisto. Como tratar y, si hace falta, operar, cardiopatías o, si se da el caso, combatir grandes hemorragias e hidrocefalias. Las tecnologías sanitarias y, también, las nuevas técnicas en el cuidado de los niños han mejorado tanto su supervivencia como el riesgo de padecer secuelas.

Gracias a la lactancia materna, por ejemplo, han bajado mucho las cifras de incidencia de la enterocolitis necrotizante, una enfermedad muy común entre los prematuros. Bebés que, tanto en su fase aguda, cuando están más graves en las unidades de neonatología, como cuando ya salen del hospital tras largas estancias, necesitan de un abordaje multidisciplinar: oftalmólogos, cardiólogos, radiólogos, neurólogos, otorrinos…

Silencio y luz tenue

En las unidades de neonatología, cada vez más familias piden atención sobre los cuidados centrados en el neurodesarrollo de sus bebés, indica Begoña Arias. La luz, los ruidos o las posturas inadecuadas, precisa, pueden afectar intelectual y cognitivamente a los prematuros.

Por eso, en La Zarzuela, vigilan de cerca el ruido que hay en la unidad (con sensores que miden el nivel de decibelios) o la intensidad de la luz de las incubadoras. Pero van más allá: “Estamos mejorando cómo reducir el dolor, aprovechar las posibilidades del contacto piel con piel o incorporar a los padres al cuidado de los niños, abriendo la unidad las 24 horas, y controlando las posibles infecciones con hábitos de máxima higiene”.

Hay nuevos protocolos en el manejo de los prematuros tardíos, que nacen entre la semana 35 y 37 con más de dos kilos de peso y a los apenas se tenía en cuenta

Además, los pediatras, indica, deben conocer los nuevos protocolos en el manejo de, por ejemplo, los prematuros tardíos, que nacen entre la semana 35 y 37 con más de dos kilos de peso “y a los que antes apenas se tenía en cuenta porque casi nacen a término”. Ahora, precisa, los estudios han demostrado que, si se les analiza, también presentan más complicaciones en un futuro, como problemas digestivos. 

“En su fase aguda, los prematuros necesitan de muchos profesionales pero, a largo plazo, necesitan todavía más seguimiento según las secuelas que hayan podido quedarles. Si es una sordera, puede que en un futuro precisen de un implante cloquear. A veces, ir con oxígeno al domicilio; o, la larga, vigilar posibles alternaciones del comportamiento o el aprendizaje. El autismo o la hiperactividad, por ejemplo, tienen una incidencia un poco más alta en prematuros”, explica Begoña Arias.

Formación en prematuros

Muy importante, señala la especialista, que los neonatólogos compartan la información de la que disponen con los pediatras generales. “Ahora sobreviven muchos más. Pero les queda un largo camino por delante. Por eso es vital también apoyar a las familias. Son muchos meses de hospital y hay que ayudarles a manejar su angustia”, advierte la médico.

Todas esas cuestiones se abordan en el curso online ‘El pediatra ante el niño prematuro’ que imparte la Unidad de Neonatología y la UCI Pediátrica, de nivel IIIb del Hospital Sanitas La Zarzuela, al que se han inscrito más de mil médicos. El curso, concluido ya por casi 700 profesionales y realizado con la colaboración de MSD, estará activo hasta el 28 de febrero.

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