Hasta 14.300 millones de euros podría ahorrarse el Estado español gracias a la promoción de la alimentación saludable, una cifra que corresponde al 20% del gasto sanitario. Es una de las principales conclusiones que se desprenden del informe “Alimentación, factor de salud y sostenibilidad”, impulsado por Cariotipo Lobby & Comunicación, con el apoyo de la CEOE y la Fundación Española del Corazón, y el patrocinio de Eurosemillas.
El estudio, que se ha presentado este jueves en la sede de la CEOE, ha analizado los distintos retos a los que se enfrentan "los actores implicados en la cadena alimentaria" junto a las autoridades sanitarias. En él, han querido resaltar lo importante que es la alimentación no sólo como necesidad, sino "como motor de la salud pública".
El número de personas con obesidad se ha triplicado en las últimas dos décadas, siendo cada vez más las personas que registran sobrepeso durante la infancia. En España, la obesidad infantil y juvenil muestra ya una prevalencia del 10,3%.
Durante la presentación, Julio Sánchez Fierro, abogado, doctor en Ciencias de la Salud y exsubsecretario del Ministerio de Sanidad, he hecho hincapié en la necesidad de poner en marcha políticas que promuevan la alimentación saludable no sólo por salud, sino también por ahorro.
"Las cifras actuales exigen actuación y coordinación por parte de las instituciones, tanto en el ámbito nacional como internacional: 700 millones de personas con hambre crónica, 3,4 millones de personas mueren de obesidad y sobrepeso y 161 millones de niños menores de cinco años sufren de retraso en el crecimiento”, ha señalado Sánchez Fierro.
Impacto en el medioambiente
Por otro lado, durante el acto también se ha hablado del impacto medioambiental que tienen los malos hábitos de la población, que no sólo derivan en problemas de salud. Según han apuntado, es debido al modelo de producción en el que están basado los productos ultraprocesados, que es altamente contaminante.
En el estudio, han querido resaltar lo que denominan como "ciclo de vida" de estos productos, dónde hay que tener en cuenta: el uso de insecticidas y otros componentes, en muchos casos, tóxicos y peligrosos; el transporte de alimentos, que está siendo muy revisado, con el objetivo de encontrar alternativas que reduzcan el impacto medioambiental; la generación de envases para la conservación de alimentos; y el desperdicio de los alimentos, que genera una gran cantidad de residuos.
En Europa, se desperdicia el 30% de los alimentos, lo que equivale a 179Kg por persona al año. En este sentido, las empresas, ya sea por obligaciones derivadas de su normativa nacional o por exigencias del mercado, están evolucionando “hacia modelos mucho más sostenibles, empleando variables como la reducción de la huella de carbono, el análisis del ciclo de vida del producto y, especialmente, por una orientación hacia un modelo de economía más circular”, ha explicado Miguel Aguado, socio director de B Leaf.