Científicos británicos proponen que el esperma se pueda donar post mortem, como sucede con los órganos, si la persona fallecida lo predispone. No solo es moralmente permisible, argumentan, sino que ayudaría a cubrir la demanda frente a la escasez de donaciones.

El otrora jinete alemán y desde hace décadas empresario del mundo de la equitación Paul Schockemöhle se dedica, entre otras cosas, a la venta de semen de caballo. Éste es un negocio muy serio y millonario.