Son los hombres que acuden al Tinder e Instagram como si fuera un supermercado de mujeres, una discoteca sin ley en la que todo vale para ligar. Eligen su presas, acosan, capturan sus fotos y se las llevan a otras redes para estudiar con otros hombres cómo atacar mientras comparten sus trofeos. Son los carroñeros de Tinder e Instagram. Personajes que retransmiten sus hazañas y conquistas en otras redes publicando material privado que acaba por todos los rincones de la red.

Tinder es una de las aplicaciones para ligar más exitosas y su número de usuarios no ha parado de crecer desde que fue presentada hace tres años. Un reciente estudio ha analizado el perfil de sus usuarios, descubriendo algunas sorpresas sobre su estado civil:

Hace aproximadamente un año la forma de ligar cambió con la aparición de la aplicación Tinder. La app prometía que con unos pocos requisitos -tener una cuenta en Facebook y una foto de perfil- podrías relacionarte con personas que te gustasen gracias al formato más simple -y efectivo-: con un ‘like’ mutuo podías entablar conversación con la otra persona y seleccionando la ‘X’ lo descartabas sin que el otro se diese cuenta. El formato práctico, visual y simple de Tinder tuvo mucho que ver con el éxito de la aplicación. Otras empresas han sabido aprovechar este formato, así, se han creado aplicaciones tipo Tinder pero con temáticas muy variadas: desde adoptar un perro, buscar trabajo, elegir música o ropa y, por supuesto, ligar.