Para muchos espectadores, Godzilla es una especie de homólogo nipón de King-Kong, un divertido subproducto de serie B con el que pasar un buen rato sin excesivas pretensiones. Pocos saben que este icono es la catarsis pop tras el trauma por una tragedia nacional incurable: los bombardeos atómicos que arrasaron Hiroshima y Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial, donde fallecieron 150.000 personas. La primera película de la saga Godzilla se estrena en 1954, cuando todavía no había transcurrido una década desde todo aquello. Ahora que se celebra el 70 aniversario se están analizando a fondo las claves culturales de su aparición.
"La primera película japonesa de monstruos que vi fue Ebirah, Horror of the Deep, de 1966, en la que Godzilla lucha contra un camarón gigante", explica Alex Davidson, experto en cine japonés, en la página web de la BBC británica. "Me encantó, pero la versión que vi en Channel 4 en los años noventa tenía un doblaje terrible: Godzilla se presenta como una criatura bastante benévola y ya existente. Es muy divertida, pero no es necesariamente la película más seria del mundo. El año siguiente, Channel 4 mostró la primera Godzilla en el original japonés, y fue una gran sorpresa ver una película tan hermosa, inquietante y sombría”, recuerda Davidson.
¿Por qué lucha Godzilla contra un camarón en esa película? Es una referencia a Lucky Dragon Five, un barco atunero de Japón que fue contaminado por una lluvia radiactiva causada por una bomba de hidrógeno de los Estados Unidos durante un experimento en el atolón Bikini (islas Marshall) el 1 de marzo de 1954. Desde entonces, la población japonesa impulsa un potente movimiento antinuclear que fue adquieriendo más y más fuerza. En ese ambiente de protesta, durante el mes de noviembre, se estrena la primera entrega de Godzilla.
El rugido de Godzilla es el sonido revertido de un guante de cuero recubierto en resina y frotado contra las cuerdas de un contrabajo
El director Honda Ishiro¯, nacido en una familia humilde y con experiencia en el ejército durante la Segunda Guerra sino-japonesa, fue testigo de la devastación y el sufrimiento causados por el conflicto. A su regreso a Japón colaboró en proyectos cinematográficos que retrataban la destrucción de Tokio, lo que influyó significativamente en su visión artística. Queda claro en Godzilla, donde subyace el conflicto entre tradición y modernidad. Mientras el monstruo destructor rencarna una fuerza antigua y destructiva, la humanidad se enfrentaba a él utilizando tecnología avanzada como sabiduría ancestral. Este dualismo reflejaba la lucha interna de Japón por preservar su identidad cultural en medio de la rápida occidentalización multiplicada por el potente desarrollo tecnológico de la posguerra.
Cáncer para una ciudad entera
Godzilla es un reptil anfibio (un ficticio godzillasaurio), inspirado por el Rhedosaurus creado por Ray Harryhausen para El monstruo del mar (1953). De alguna manera, sobrevivió a la extinción y quedó congelado en la isla de Lagos. Su problema es que, a causa de la radiación recibida por las constantes pruebas nucleares en un archipiélago vecino, mutó y se convirtió en el monstruo que todos conocemos. El rugido de Godzilla es el sonido revertido de un guante de cuero recubierto en resina y frotado contra las cuerdas de un contrabajo. El efecto de las pisadas se logró golpeando una cuerda de nudos contra un timbal. El traje, una mole de 91 kilogramos y 1.95 metros de altura, hacía casi imposible la movilidad del actor Haruo Nakajima, quien también aparece en el rol de periodista y uno de los ingenieros de la subestación.
El creador de contenido Kyle Hill explica en un vídeo de Youtube que el aliento atómico de Godzilla se compone en gran medida de radiación ionizante, que son radiaciones con energía suficiente para ionizar la materia. “Cada vez que Godzilla suelta su aliento, hay suficiente radiación ionizada para transmutar partículas en el suelo para hacerlas radioactivas; lo suficiente para darle a una ciudad entera cáncer. O para hacer de Tokio, o cualquier otra ciudad por la que Godzilla arrase, inhabitable por literalmente miles de años”, explica Hill. La saga sigue viva y más robusta que nunca: Godzilla Minus One, estrenada el pasado año, se convirtió en todo un fenómeno mundial recaudando más de 115 millones de dólares y ganando el Oscar a Mejores Efectos Visuales. por encima de una superproducción tan cuidada como Guardianes de la Galaxia Vol.3.