La batalla legal entre Amber Heard y Johnny Depp llegó a su fin en la primavera de 2022, pero el regreso del actor a la gran pantalla no se produjo hasta mayo de este año, cuando presentó en el Festival de Cannes la película Jeanne du Barry, encargada de inaugurar el certamen francés. Maïwenn dirige y protagoniza esta historia, en la que da vida a la cortesana predilecta del rey Luis XV de Francia, y con la que redime a Depp para encarnar al monarca.
Aunque en aquel juicio se dirimía sobre una demanda del actor a la actriz por difamación, quien aseguró que tuvo comportamientos violentos contra ella, lo cierto es que Johnny Depp ha permanecido tres años alejado de la profesión, en la que, por estética o por convencimiento, fue víctima de lo que se conoce como cultura de la cancelación.
Ajeno al perfil de maltratador que se había realizado sobre él ante una denuncia de Heard que no llegó a buen puerto, y pese a las quejas de varias asociaciones, el director del Festival de San Sebastián, José Luis Rebordinos, decidió concederle en 2021 el Premio Donostia, un galardón honorífico que, según defendió en declaraciones a Vozpópuli, era pertinente porque no había sido condenado. "¿Nosotros sabemos si los otros premios Donostia tienen una conducta intachable?", dijo aquel verano.
Jeanne du Barry abrió el festival francés y, como es de esperar, llegó con gran polémica. Pero el revuelo no vino tanto por el regreso de Johnny Depp a la actualidad cinematográfica, ya absuelto en la opinión pública, sino por su propia directora y actriz protagonista, Maïwenn, que había protagonizado un episodio un tanto escandaloso que incluso llegó a los tribunales.
Maïwenn fue acusada recientemente de haber agredido y escupido al redactor jefe de la revista francesa Mediapart, medio que había investigado las denuncias de conducta sexual inapropiada del cineasta Luc Besson, su exmarido
Maïwenn (Les Lilas, Francia, 1976) fue acusada recientemente de haber agredido y escupido al redactor jefe de la revista francesa Mediapart, medio que había investigado las denuncias de conducta sexual inapropiada del cineasta Luc Besson (París, 1959), su exmarido y padre de su hija.
Así, esta inauguración lo tenía todo para llenar las páginas de los periódicos, pero no tanto por la capacidad de Jeanne du Barry para deslumbrar ni por dejar unas interpretaciones para el recuerdo. El drama histórico que llega este viernes a los cines es correcto, cuenta con una producción exquisita y un puñado de buenos actores que dan empaque a la película, pero el resultado es tan insulso que es fácil olvidar la película demasiado pronto.
Johnny Depp en una película insulsa
A Johnny Depp y Maïwenn se suman en el reparto el siempre brillante Melvil Poupaud (conocido por sus trabajos con Xavier Dolan o con François Ozon) así como Pascal Greggory o Benjamin Lavernhe, que para esta redactora interpreta el mejor papel del filme, el ayuda de cámara del rey que funciona como bisagra entre las formas refinadas y las normas rígidas de la aristocracia y la intimidad del monarca.
Maïwenn interpreta a un personaje real: la hija de un monje y una cocinera que tras nacer en la nada quiso conseguirlo todo. Entre las dos salidas posibles en su vida, la profesión de su madre y la de cortesana, eligió la segunda, menos discreta y más lúdica, para saciar su sed de conocimiento y llegar a lo más alto. Versalles se convirtió en su hogar y el rey en su amante, al que fue fiel hasta el final de sus días. Entretanto, ganó un buen número de admiradores en la corte, pero también detractores que, tras la muerte de su amor, la desterraron lejos de palacio.
No queda claro en ningún momento adónde quiere llegar la directora con la historia de una mujer que quiere crecer en un mundo en el que no encaja y en el que no es bienvenida, en el que sin embargo acepta las normas y forma parte del pacto. No un hay viaje ni una transformación, y ni siquiera se replantea las normas de una relación incompleta que, sin embargo, acata sin rechistar. Si el personaje histórico guarda alguna fisura con suficiente atractivo para saltar a la ficción cinematográfica, está claro que no aparece en este filme.
Se ha hablado mucho de la química entre Johnny Depp y Maïwenn y las críticas sobre su trabajo juntos han sido dispares, aunque buena parte de la prensa coincidió desde un principio en una ausencia total de conexión. En lo que todos está de acuerdo, también quien aquí escribe, es que este no será un papel memorable en la carrera del actor, incluso a pesar de la intención de la directora de capturar la esencia más romántica del personaje, en el que priman las miradas y los silencios.
El entusiasmo voraz de Jeanne no siempre logra devorar la escena y la actitud casi hierática de un Johnny Depp desganado termina por arruinar lo que bien podría haber sido una película notable. Pese a todo, Jeanne du Barry es una película histórica correcta con momentos emotivos interesantes y, sobre todo, un rodaje que captura enclaves de Versalles, como la capilla, los jardines y algunos salones.
