Cultura

Monet y sus nenúfares florecen en Cibeles

El espacio CentroCentro del Ayuntamiento de Madrid reúne por primera vez en España más de 50 obras maestras del padre del Impresionismo

A la Cibeles le han nacido nenúfares, nenúfares de vivos colores que se diluyen en su estanque y que chocan con el gris cemento del centro de Madrid. A la Cibeles le han brotado nenúfares pero también se ha llenado de trenes y barcos que emborronan un horizonte tupido de niebla. El espacio CentroCentro del Ayuntamiento de Madrid acoge desde este jueves una antología de Claude Monet con más de 50 obras del padre del Impresionismo.

"Que sepáis que el trabajo me absorbe por completo. Estos paisajes de agua y de reflejos se han convertido en una obsesión. Superan mis fuerzas de anciano, pero quiero conseguir plasmar lo que siento", declaraba al final de su vida. El pintor dedicó sus últimos años a su planta predilecta después de un larga trayectoria revolucionando el arte, hasta el punto de ser considerado el padre del Impresionismo. 

Son estos nenúfares del final de su vida con los que arranca la muestra organizada por CentroCentro y Arthemisia en colaboración con el Musée Marmottan Monet de París. La experiencia inmersiva, obligada en cualquier exposición de arte de los últimos años,  sumerge al visitante en el estanque más famoso de la obra del autor a través de un túnel de espejos y pantallas. Lo hace de una forma elegante sin la sensación de mareo que a veces provoca esta tecnología.

Esta antología, visitable hasta el 25 de febrero de 2024, recorre las distintas etapas de las investigaciones de Monet, desde sus inicios en las costas normandas hasta su última obra, los Nenúfares, pintados en su propiedad de Giverny, pasando por Holanda, Noruega y Londres. Parisino que pasó todas infancia en Le Havre, Monet comenzó como un niño aburrido que hacía caricaturas de sus profesores. Pero el mundo se estaba acelerando con la velocidad de los ferrocarriles e inventos como los tubos de pintura que abrieron nuevas oportunidades a los pintores que salieron de sus estudios para pintar al aire libre. 

Padre del impresionismo

Fueron Johan Barthold Jongkind y Eugène Boudin quienes iniciaron a Monet en esta práctica. El pintor buscaba la naturaleza, especialmente la que pudiera ofrecer cambios metereológicos abruptos. Se buscaba la intensidad y el poder de los colores, ya fuera en las costas normandas, en la espesura de la niebla, o con la explosión de colores de un campo de tulipanes.

De los inventos del XIX, el que puso patas abajo al mundo del arte y en especial de la pintura fue la fotografía y sus precedentes. Tal congelación de la realidad, lejos de competir con el arte pictórico, expandió las nuevas formas de representación artística, con el Impresionismo como una de sus primeras corrientes disruptivas. De ahí que un grupo de jóvenes pintores, que se oponían a las fórmulas artísticas que mandaba la Academia Francesa de Bellas Artes, causaran revuelo.

Los paisajistas ingleses, con William Turner a la cabeza, habían puesto los pilares sobre los que se asentará el Impresionismo. Las formas se subordinaban al color, las figuras, ya fueran tutús de bailarinas, trenes en la nieve o ríos con puentes o barcos ardiendo en el horizonte se desvanecían.

Dentro de toda la subjetividad posible que establece cualquier canon artístico, Monet debe entrar como uno de los que marcan época, con la famosa anécdota del origen de esta corriente. Un crítico que no veía con buenos ojos estas nuevas formas trató de desacreditar la pintura “Impresión. Sol naciente”, de Monet: “Al contemplar la obra pensé que mis gafas estaban sucias. ¿Qué representa este cuadro? ¡Impresión! ¡Impresión!, estaba seguro de ello. También me dije a mí mismo que estoy impresionado, alguna impresión debe haber en eso… Un papel pintado está más terminado que esta marina, escribió el crítico Louis Leroy en 1874, bautizando involuntariamente a una de las corrientes más influyentes de la historia del arte. 

Campo de tulipanes, de Claude Monet.

Los viajes de Monet

Monet es inseparable de sus viajes, su marcada influencia de Turner tras ver sus obras en Londres, que quedaron plasmadas en obras como "Los reflejos del Parlamento de Londres", un puro contraluz al atardecer en el que el símbolo de la capital inglesa se vuelve una fantasmagórica sombra oscura verde azulada en un Támesis con reflejos dorados.

De sus viajes por el continente destacan las pruebas con los distintos tonos de la nieve en Noruega, y la explosión de color en cuadros como “Campo de tulipanes en Holanda”, de un Monet ya maduro acercándose a la cincuentena pero que quedó profundamente impresionado por los colores que tanto había buscado durante toda su carrera. "Imposible de transmitir con nuestros pobres colores", se confesó en una carta a un amigo.  La primavera neerlandesa le fascinó y de regreso a Giverny, quiso recrear en su jardín el efecto de estas extensiones de colores puros con parterres rectangulares monocromáticos. 

nenúfares
'Los nenúfares' de Claude Monet.

Nenúfares y cataratas

El visitante viola totalmente la intimidad del pintor en la última parte de la exposición al posarse frente a obras que el autor nunca expuso. "El jardín secreto", como lo denominó Mathie una de las comisarias de la muestra este miércoles durante su presentación. "Monet no pinta el jardín, pinta la fragilidad de una flor para pintar el infinito del universo", señaló Mathieu.

La mayoría de los cuadros expuestos forman parte de la herencia directa de Claude Monet, se trata de las obras que Monet guardó en su estudio, hasta su muerte en 1926. Y en esta etapa final, la figura humana desaparece. Sus obras ya no solo se centran en esta naturaleza acuática, es que lo hacen dedicando lienzos de metro y medio a la representación de cuatro nenúfares. El artista 'hace zoom' a su flor favorita, y se centra en el diseño de su jardín con una producción que era, en boca del artista "una obsesión" desde que en 1890 compró su casa en Giverny. Solo de 1914 hasta 1926, representó su querido jardín acuático en 125 paneles de gran formato. Estas obras pierden la perspectiva y como en el inicio de la muestra, moent buscaba sumergir al espectador en su jardín acuático.

En sus últimos años, las cataratas oscurecieron su arte y sus lienzos se tornaron ocres, de los verdes, azules y violetas pasamos a tonos marrones, amarillos y rojos. En “El sendero de los rosales”, los puentes japoneses y los sauces Ilorones, se diluyen también las formas, con escenas casi indescifrables que anticipan la abstración. Obras que crean un puente entre el arte del siglo XIX y XX.

Monet. Obras maestras del Musée Marmottan Monet

Exposición disponible desde el 21 de septiembre de 2023 hasta el  25 de febrero de 2024
Entradas individuales: lunes a domingo, de 10:00 a 20:00 h. Último pase a las 19:00 h
Entradas grupales: lunes a viernes. Primer pase de grupos a las 10:15 h y  último a las 18:30 h

Tarifas
Entrada general:16€
Entrada reducida: 14€ - desempleo, diversidad funcional, acompañante de diversidad funcional, estudiante menor de 25, mayores de 65, carnet joven y carnet de familia numerosa. Deberá presentarse acreditación actualizada.
Entrada gratuita: guías oficiales Madrid y niños menores de 12 años. Esta entrada se adquirirá únicamente en la taquilla presencial. Deberá presentarse acreditación actualizada.

Entrada grupal:
13€ por persona en grupo de adultos (a partir de 20 pax)
6€ por persona en grupo escolar (infantil, primaria, secundaria y bachillerato)

La exposición está concebida por Sylvie Carlier, comisaria general y conservadora del Musée Marmottan Monet, y las co-comisarias Marianne Mathieu, historiadora del arte, y Aurélie Gavoille, asistente de conservación del Musée Marmottan Monet, encargadas de realizar el discurso expositivo de la selección de obras que componen la muestra. 

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