Brasil celebra esta misma semana esos cien años desde que viniera al mundo en Río de Janeiro (no podía ser ningún otro lugar) una figura capital en su cultura e historia. Vinicius de Moraes nació en 1913 y con él toda una manera diferente y nueva de entender la poesía, la música y la bohemia vital.
Porque Vinicius fue mucho más que uno de los creadores junto a Tom Jobim de Garota de Ipanema, tal vez una de las canciones más bellas de la historia, sin duda una de las más versionadas por cantantes de todas épocas y estilos. Ya antes de comenzar sus estudios de derecho a principio de los años 30 había compuesto sus primeras canciones, pero fue durante esos años en los que se lanzó a su actividad poética, que aunque tal vez no haya trascendido en ciertos ámbitos culturales, indudablemente contiene grandes muestras de maestría y sensibilidad.
Vinicius fue diplomático de su país, lo que le llevó a residir en lugares como Los Ángeles, París o Montevideo. Fue durante su estancia en París cuando escribió su obra Orfeu da Conceição, posteriormente llevada al cine por el director francés Marcel Camus como Orfeu negro y que llegó a ganar el Oscar a la mejor película extranjera. Esta composición le abrió definitivamente las puertas a toda la pléyade de músicos y poetas que estaban por cambiar el destino musical de Brasil.
Bohemia vital
Es entonces cuando comenzó su amistad y colaboración con Antonio Carlos Jobim, más conocido como Tom Jobim, y a ellos dos está acreditado el nacimiento de lo que se dio en llamar bossa nova, una nueva manera de entender la música popular brasileña, llena de cadencia, sensibilidad y erotismo.
La vida de Vinicius de Moraes, Jobim, Chico Buarque, Joao Gilberto, su eterno guitarrista Toquinho y varios otros fue un puro canto a la bohemia, al alcohol, al tabaco, a la poesía, a la música y por supuesto a las mujeres. Ellos imaginaron un Río de Janeiro (un Brasil, en definitiva) distinto y a ello se entregaron con la delectación de quien sabe que nuestro paso fugaz por la vida bien merece que la vivamos a tope.
A principios de los años 70, Vinicius de Moraes grabó el que posiblemente sea su disco más conocido, y piedra angular de su concepción musical y poética, La Fusa. A partir de unas actuaciones en el café del mismo nombre, sito en Mar del Plata (Argentina), y con la compañía de Toquinho a la guitarra y Maria Creuza a las voces, el disco es un compendio de todo lo que fue la vida artística y real de un personaje magnético.