Cultura

Vinicius de Moraes, cien años del poeta de Brasil

El tiempo avanza de una manera inexorable y a veces nos topamos con efemérides que nos descolocan por inesperadas, por no pensadas, por sorprendentes en sus cifras redondas. Celebrar el centenario del nacimiento de un artista no hace otra cosa que viejos a quienes alguna vez no sólo han disfrutado de su arte, sino que de una u otra manera, han seguido modelos marcados por el mismo.

  • Vinicius de Moraes (Wikimedia Commons).

Brasil celebra esta misma semana esos cien años desde que viniera al mundo en Río de Janeiro (no podía ser ningún otro lugar) una figura capital en su cultura e historia. Vinicius de Moraes nació en 1913 y con él toda una manera diferente y nueva de entender la poesía, la música y la bohemia vital.

Porque Vinicius fue mucho más que uno de los creadores junto a Tom Jobim de Garota de Ipanema, tal vez una de las canciones más bellas de la historia, sin duda una de las más versionadas por cantantes de todas épocas y estilos. Ya antes de comenzar sus estudios de derecho a principio de los años 30 había compuesto sus primeras canciones, pero fue durante esos años en los que se lanzó a su actividad poética, que aunque tal vez no haya trascendido en ciertos ámbitos culturales, indudablemente contiene grandes muestras de maestría y sensibilidad.

Vinicius fue diplomático de su país, lo que le llevó a residir en lugares como Los Ángeles, París o Montevideo. Fue durante su estancia en París cuando escribió su obra Orfeu da Conceição, posteriormente llevada al cine por el director francés Marcel Camus como Orfeu negro y que llegó a ganar el Oscar a la mejor película extranjera. Esta composición le abrió definitivamente las puertas a toda la pléyade de músicos y poetas que estaban por cambiar el destino musical de Brasil.

Bohemia vital

Es entonces cuando comenzó su amistad y colaboración con Antonio Carlos Jobim, más conocido como Tom Jobim, y a ellos dos está acreditado el nacimiento de lo que se dio en llamar bossa nova, una nueva manera de entender la música popular brasileña, llena de cadencia, sensibilidad y erotismo.

La vida de Vinicius de Moraes, Jobim, Chico Buarque, Joao Gilberto, su eterno guitarrista Toquinho y varios otros fue un puro canto a la bohemia, al alcohol, al tabaco, a la poesía, a la música y por supuesto a las mujeres. Ellos imaginaron un Río de Janeiro (un Brasil, en definitiva) distinto y a ello se entregaron con la delectación de quien sabe que nuestro paso fugaz por la vida bien merece que la vivamos a tope.

A principios de los años 70, Vinicius de Moraes grabó el que posiblemente sea su disco más conocido, y piedra angular de su concepción musical y poética, La Fusa. A partir de unas actuaciones en el café del mismo nombre, sito en Mar del Plata (Argentina), y con la compañía de Toquinho a la guitarra y Maria Creuza a las voces, el disco es un compendio de todo lo que fue la vida artística y real de un personaje magnético.

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