No son pocos los estudios que la Universidad de Harvard publica a diario. Sin ningún régimen específico, dando cabida a todo tipo de temáticas e investigaciones factibles que alcanzan la línea de importantes editoriales y periódicos, quienes presumen a su vez de estos ensayos en sus portadas. La popularidad de esta histórica institución académica se debe, en gran medida, a ello: Harvard destaca por ser una universidad pionera en materias científicas y, sobre todo, en los estudios relacionados con la salud humana.
La higiene personal es una máxima en casi todo el mundo, formando parte del día a día de cualquier persona desde finales del siglo XVIII, periodo en el que se consolidó el hábito de lavarse con mayor regularidad. Desde entonces, este tipo de prácticas se llevan a cabo de forma instruida como normas y presiones sociales más que por el hecho de eliminar puntualmente el olor corporal, estigmatizarlo como un despertar o quitarse el sudor después de una práctica deportiva.
Cada una de estas tiene unas ventajas determinadas, sobre todo teniendo en cuenta que las relaciones personales o laborales pueden verse comprometidas por quejas sobre la higiene personal. Pero lo que se considera aceptable a este respecto varía de una cultura a otra, no obstante. Además, ante todo este panorama juega un papel importante el marketing. Por ejemplo, en algunas botellas de champú suelen escribir: "hacer espuma, agitar, enjuagar, repetir", etc. No hay ninguna razón de peso para lavarse el cabello siempre dos veces (el gancho de ese "repetir"), pero así se consigue vender más champú si todos siguen estas breves y sencillas instrucciones.
En esta ocasión, la prestigiosa universidad estadounidense ha hecho eco de un estudio realizado y dirigido por Robert H. Shmerling, doctor de la Universidad de Harvard y editor de Harvard Health Publishing. Este estudio se centra, sobre todo, en cómo afecta una ducha diaria a la salud del organismo. De esta manera, entre las consecuencias que se exponen destaca que la utilización incluso de ciertos geles antibacterianos puede matar algunas bacterias que contribuyen al "equilibrio de microorganismos" en la piel y fomenta la aparición de "otros más fuertes y resistentes a los antibióticos".
Ducharse a diario, un hábito negativo para la piel humana, según Harvard
Esta particular investigación de la Universidad de Harvard ha puesto en duda entonces el beneficio real de ducharse a diario. Al parecer, según las conclusiones extraídas de su informe, existen ciertas bacterias que al ser retiradas con una ducha diaria pueden provocar que la piel se seque, llegando incluso a causar la aparición de ciertas irritaciones, picores o incluso infecciones. Esto mismo sucede, por ejemplo, en las manos al fregar los platos y utensilios de la comida.
La piel normal y sana mantiene una capa de grasa y un equilibrio de bacterias favorables y otros microorganismos, pero lavar y fregar los elimina, según apunta Harvard, especialmente si el agua está caliente. De ahí que luego tengan lugar, por ejemplo, infecciones cutáneas o reacciones alérgicas como resultado de piel seca y agrietada que permite romper esa barrera a bacterias y alérgenos; o que se altere el equilibrio de los microorganismos de la piel.
No obstante, el estudio de Harvard tampoco pretende fomentar el descuido de la higiene corporal, puesto que también enumera los efectos negativos de no lavarse. Entre todos estos destacan la acumulación de suciedad, grasa, sequedad y picazón, por ejemplo. Mención aparte recibe lo relativo al olfato y el mal olor que desprende el organismo si no se concibe una ducha tras varios intensos días.
De esta manera, la Universidad de Harvard explica que no existe un número concreto de duchas que hay que tomar a la semana, pero en la mayoría de las personas sería más que suficiente con cuatro. El estudio recalca además que, en todo caso, "las duchas deben ser con agua tibia, no deben durar más de tres minutos y la limpieza debe centrarse en la ingle y en las axilas". No obstante, si la persona se encuentra sucia o sudorosa, lo ideal es ducharse nada más sentir que existe olor corporal fuerte. En este sentido, Harvard prioriza la higiene personal por encima de todo lo que expone en su estudio.