Saber dónde y cómo excretan las hormigas no es una tarea tan sencilla como parece y requiere algo de ingenio a la hora de afrontarlo. El equipo de Tomer Czaczkes de la Universidad de Ratisbona, en Alemania, ha analizado sistemáticamente el problema por primera vez mediante un sencillo experimento consistente en introducir a una serie de hormigas en nidos prefabricados de color blanco y alimentarlas con comida teñida con rojo y azul. Gracias a los tintes, y tras varios meses de experimento, los científicos han podido observar el patrón que dejan las hormigas al defecar en las esquinas de cada cubículo.
Curiosamente, las hormigas sí sacan del nido los restos de comida y a las compañeras muertas.
"Lo que aquí examinamos", escriben los autores del trabajo publicado esta semana en PLoS ONE, "es un comportamiento nunca descrito hasta ahora en hormigas, como es la formación de manchas definidas de heces". Lo curioso del caso es que las manchas nunca contenían restos de materias que no fueran fecales, como trozos de comida no digerida o los cuerpos de hormigas muertas, que esta especie (Lasius niger) y otras recopilan y sacan del hormiguero. Por otro lado, las acumulaciones en las esquinas se producen a pesar de que quedan cámaras vacías en el nido, lo que demuestra que estas "letrinas" no son fruto del hacinamiento de los insectos.
Aunque la primera explicación a la aparición de estas letrinas que se nos viene a la mente son motivos de salubridad, no está nada claro por qué las hormigas no sacan los excrementos del nido como hacen con otros residuos. "Para las hormigas, como para nosotros, que vivimos en comunidades muy pobladas, el saneamiento es un gran problema", asegura Czaczkes. "Las hormigas mantienen el hormiguero muy limpio y expulsan fuera los residuos peligrosos como los restos de comida o los cadáveres".
Imagen: Lennart Tange (Flicr, CC)
Otro aspecto intrigante es que las hormigas no evitan pasar por encima de estas zonas de acumulación de heces, lo que apunta a que no parece preocuparles la distribución de patógenos por el resto del nido. Otros insectos, como las abejas, defecan fuera del nido para evitar estos problemas, y en los casos en que lo hacen dentro algunas obreras especializadas sacan los residuos de manera regular. Czaczkes y su equipo creen que quizá a las abejas les resulte más fácil alejarse lo suficiente gracias a su capacidad de volar y podría suceder que no salgan fuera del hormiguero para evitar que los depredadores sigan el rastro. El hecho de que dejen los alrededores bien señalizados con sus feromonas, sin embargo, hace que esta explicación sea poco probable.
Es posible que las heces jueguen un papel beneficioso en la comunidad.
También cabe la posibilidad, especulan, de que estas heces de hormiga tengan algún papel beneficioso para la comunidad, como ocurre en otros casos. "Algunos insectos utilizan sus heces como defensa, como materiales de construcción, como estiércol para sus cosechas o como marcadores", explica Czaczkes. "Quizá estas letrinas son también jardines para sus cosechas o incluso un almacén de valiosos nutrientes". Puede que sirva para alimentar a sus larvas o que tengan efectos antimicrobianos, como sucede con algunas termitas, pero para saberlo tendrán que seguir estudiando de cerca este comportamiento. “Nuestra descripción de estas letrinas”, concluyen, “es un primer paso para entender este tipo de estructuras. Su formación, características y el papel que juegan son ahora asuntos maduros para su estudio”.
Referencia: Nest Etiquette—Where Ants Go When Nature Calls. (PLoS ONE) 10(2): e0118376. doi:10.1371/journal.pone.0118376