Ciencia

“Necesitamos otro Humboldt que recupere la poesía en la ciencia”

Andrea Wulf acaba de recibir el premio de la Royal Society al mejor libro de ciencia por su biografía del naturalista y explorador Alexander von Humboldt. Charlamos con ella con motivo de la presentación de la obra en castellano.

  • Andrea Wulf durante al entrevista en Madrid

Alexander von Humboldt fue el científico más influyente de su tiempo, el hombre que dibujó la grandeza de Los Andes en la mente de los europeos e imbuyó el espíritu de la exploración en miles de personas, entre los que se encontraban el mismísimo Charles Darwin y Julio Verne. Dos siglos después, su nombre se asocia con una corriente, con un calamar y un pingüino, pero casi nadie recuerda al hombre que cartografió el Orinoco, subió a la cima más alta del mundo y describió por primera vez la naturaleza como una fuerza global e interconectada. En su libro “La invención de la naturaleza. El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt” (Taurus), Andrea Wulf convierte su biografía en un fascinante libro de aventuras que permite entender mejor nuestra idea de la ecología y el medioambiente. Charlamos con ella en Madrid, donde presenta la edición del libro en castellano.

¿El mundo se había olvidado de Humboldt?

Depende de dónde. No ha sido olvidado en Latinoamérica, por ejemplo, y los alemanes lo conocen. Pero en el resto del mundo se ha olvidado y creo que se debe a una serie de razones. Fue el último de los grandes científicos polifacéticos, tras él todo se especializó. La otra razón es que no hay un solo descubrimiento asociado a su nombre; no descubrió la ley de la gravedad o la teoría de la evolución, no es un Darwin o un Newton. Digamos que sus ideas se han vuelto tan evidentes que el hombre detrás de ellas ha desaparecido. Y por último era un científico que apelaba al uso de la imaginación y nuestros sentimientos para entender la naturaleza y eso era un tipo de ciencia, del tipo romántico, que no era aceptable a principios del siglo XX. A ello hay que sumarle el sentimiento antialemán que hubo en Inglaterra y EEUU tras la I Guerra Mundial, que ayudó a olvidarlo.

“Humboldt no trazaba una línea divisoria entre el arte y la ciencia, esa era su mayor virtud”

Pertenece a una época en la que los científicos también eran poetas, como en caso de Humphrey Davy, ¿es esto impensable hoy día?

Creo que el modo en que Humboldt hacía ciencia era muy bonito y creo que debemos volver a ello, en cierta manera. El enfoque interdisciplinar es increíblemente importante y no trazaba una línea divisoria entre el arte y la ciencia, y para mí ese es el aspecto más importante de su trabajo. Porque necesitamos permitirnos sentir la naturaleza de este modo y si tenemos que afrontar problemas como el cambio climático debemos inspirar a las generaciones más jóvenes y que protejan lo que amamos, más que tener solo proyecciones estadísticas de cifras sobre lo que está pasando. Eso no significa nada si uno no lo siente.

¿Cuál fue su primer contacto con la vida de Humboldt?

Estudié filosofía en Alemania y mi primer ensayo fue sobre Wilhelm von Humboldt, el hermano de Alexander. Pero todos mis libros son sobre la relación del hombre y la naturaleza, así que Humboldt salía por todas partes. En mi último libro sobre Jefferson, el capítulo sobre su relación con Humboldt excedía completamente el tema y lo quitamos y fue cuando decidí escribir sobre él.

¿Y cuándo decidió seguir los pasos de Humboldt y repetir algunos de sus viajes?

En mitad del libro. Leí sus diarios y sus libros sobre Latinoamérica. Busqué cuáles habían sido los momentos en que su mentalidad había cambiado. Así que en 2013 fui a Venezuela y Ecuador. Había estado en Rusia antes, había visto los paisajes de Siberia, pero nunca había estado en Latinoamérica.

Sin embargo, no cuenta nada de esto en el libro.

No, porque me gusta trabajar como historiadora y no me gusta poner la palabra "yo". Mi editor me dijo que debía incluirlo pero le dije que viajaba para entender mejor lo que él veía. Me dijo que estaba loca (risas).

¿Y cuál fue su impresión de estos lugares?

El lugar más impresionante para mí fue el volcán Chimborazo, porque aquella montaña fue fundamental para la visión de la naturaleza de Humboldt. Él subió a 6.000 metros, yo solo llegué a los 5.000 metros, pero eso ya era bastante impresionante para mí. ¡Era tan duro! Y fue uno de los mejores días de mi vida; sentí que estaba en la cima del mundo. Nunca había estado tan alto y era un día absolutamente glorioso, el sol brillaba y estábamos como sentados sobre las nubes. Otro de mis momentos favoritos fue en el volcán Antisana. Nuestro guía adoraba a Humboldt y nos enseñó la cabaña a en la que éste había dormido antes de la ascensión. El cielo estaba claro y azul y de repente apareció un grupo de caballos salvajes y cuatro cóndores sobrevolaban sobre mi cabeza, fue un día magnífico. Por otro lado, la visita a Venezuela fue dura, un lugar donde todo el mundo debería ser rico y feliz, nunca he visto un clima como ése, y sin embargo fue una experiencia deprimente. 

Andrea Wulf durante su visita al volcán Antisana, Ecuador. Imagen: Julia-Niharika Sen 

¿En qué punto cambió el propio Humboldt su visión de las cosas?

Creo que fue algo que se fue produciendo con el tiempo. Va a Tenerife y algunas de las ideas que desarrollaría después aparecen allí, pero solo cuando ve tantos paisajes diferentes. Hay varios momentos determinantes, uno en el lago Valencia, en Venezuela, donde ve cómo los bosques han sido devastados para las plantaciones y hace esa conexión entre la devastación del medioambiente, la erosión del suelo, la caída de los niveles de agua y es la primera persona que describe las funciones fundamentales del bosque en el ecosistema, sin usar esa palabra. Por primera vez mira la naturaleza y ve que es como los dedos de una mano, no puedes entender cada dedo por separado. Después, cuando navega por el Orinoco escucha el sonido de los animales en la noche y se da cuenta de que hay una cadena de reacciones, los jaguares rugen, las capibaras huyen, los monos reaccionan a la espantada, los pájaros que levantan el vuelo... Él visualiza esta continua batalla en la selva por el espacio y el alimento y adelanta ideas que serán interesantes para Darwin. El último momento es cuando asciende al Chimborazo, está subiendo a la que piensan que es la montaña más alta de la Tierra y ve todas las cosas interconectadas, ve cómo en su viaje de Quito la vegetación ha ido cambiando y recuerda que es muy similar a lo que vio en Tenerife y desarrolla esta idea de que hay una vegetación global que cambia con el clima.  

Humboldt desarrolló la idea de que todo está conectado y todos pertenecemos al mismo organismo vivo

¿Cómo cambió nuestra visión de la naturaleza gracias a él?

Él desarrolla esta idea de que todo está conectado y existe un todo en el que desde el más pequeño insecto hasta los seres más grandes pertenecen al mismo organismo vivo. Hasta entonces, durante dos milenios, los científicos pensaban más en la naturaleza como un sistema mecánico en el que cada cosa tiene su sitio. Además todos pensaban que Dios la había creado para el disfrute de los seres humanos, nosotros éramos los dueños de animales y plantas. Y Humboldt se deshace de esta idea, todos somos parte de lo mismo. Eso es un cambio enorme y el principio de cómo vemos la naturaleza hoy.

Sus críticas al colonialismo influyeron en la rebelión contra la metrópoli, ¿cree que España cometió un error al dejar a Humboldt andar libremente por su territorio?

Obviamente yo me alegro de que Carlos IV se lo permitiera y creo que se habría arrepentido. Los españoles eran muy reacios a dejar que extranjeros entraran en sus colonias...

¿Cómo lo consiguió?

Es una combinación de cosas. Él podía ser encantador si quería algo. Tenía buenas relaciones a alto nivel, conocía a varios embajadores y, lo más importante, enfatizaba una y otra vez que era inspector de minas. Creo que se las apañó para convencer al rey igual que luego consiguió el permiso para ir a Rusia, con la excusa de investigar los minerales y ayudarles a explotarlos mejor. Finalmente hizo una dura crítica del colonialismo español y por eso los ingleses se negaban a dejarle ir a la India.

¿La historia de Latinoamérica nunca sería igual sin Humboldt?

Es imposible decir lo que habría pasado pero me gusta pensar que sí, porque no es solo que su expedición cambiara su forma de ver la naturaleza. Su amistad con Bolívar fue muy importante, aunque cuando lo conoció pensó que solo era un soñador... Pero las descripciones de Latinoamérica que trajo a Europa fueron muy importantes para que consiguiera apoyo a su revolución y como el propio Bolívar dice, "nos sacó de nuestra propia ignorancia".  Es como si las descripciones de la espectacular naturaleza de Latinoamérica recordaran a las colonias lo que eran.  Y Bolívar usó aquellas imágenes como metáfora de ese vigoroso continente.

Tras apoyar a Bolívar a Jefferson, Humboldt se dio cuenta de que los políticos le terminaban defraudando y que casi todo terminaba en autoritarismo. ¿En eso también fue un adelantado?

Sí, llegado un punto fue muy crítico con Bolívar porque se había convertido en un dictador. Humboldt era partidario de la revolución pero no soportaba la violencia, y también se opuso duramente a la esclavitud en Norteamérica. Al final de su vida estaba muy desilusionado y dejó la política y se concentró en la ciencia.

Si Humboldt reviviera y viera lo que estamos haciendo con el planeta, ¿qué cree que diría?

Es muy difícil saberlo, pero hay una cosa de la que estoy segura: estaría impactado al saber que había advertido de todas estas cosas hace más de doscientos años y aquí seguimos, sin solucionarlas. En uno de sus diarios en Venezuela es tan pesimista sobre los efectos devastadores de los humanos en la naturaleza que predice que algún día viajaremos a planetas lejanos y llevaremos nuestra mezcla ignorancia y violencia con nosotros y convertiremos esos planetas en basura como hemos hecho en la Tierra. Creo que no le gustaría lo que hemos hecho hasta ahora.

“Me encantaría que hubiera alguien como Humboldt que acudiera las cumbres climáticas”

¿El mundo necesita otro Humboldt que nos haga ver la Tierra como un todo?

Me encantaría que hubiera alguien como Humboldt que acudiera las cumbres climáticas, pero al mismo tiempo soy consciente de que lo que él pudo hacer es casi imposible hoy porque tenemos un conocimiento demasiado especializado. Creo que necesitamos a alguien como un científico suficientemente valiente para introducir la poesía y el arte en el discurso científico otra vez.

Ha recibido el premio de la Royal Society al mejor libro, pero un artículo en The Guardian insinuaba que el premio se lo daban por ser mujer, ¿así estamos?

Se publicó el artículo el viernes y ya ha habido dos réplicas de los miembros del jurado. Creo que ese artículo es totalmente indignante, porque básicamente dice que los hombres hablan de ciencia dura y las mujeres escriben sobre personas. Desde la Royal Society ya le han explicado que es un insulto a la institución y que se eligió la mejor obra sin tener en cuenta el género. Creo que es absolutamente ridículo que tengamos que hablar de esto y que alguien diga que las mujeres escribimos de temas más suaves.

* El libro  “La invención de la naturaleza. El Nuevo Mundo de Alexander von Humboldt”, de Andrea Wulf, ha sido publicado por Taurus.

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