El talentoso madrileño, hijo del bicampeón mundial de ralles, opina acerca de diversos aspectos relacionados con la temporada que concluyó hace menos de un mes, de lo que espera para la próxima y sobre un deporte tan peculiar como es la F1.
- Con los cambios del reglamento, ¿veremos por fin en 2017 algo que no sea la 'Fórmula Mercedes'? ¿O será más de lo mismo?
- Ojalá. Ojalá sea 'Fórmula Toro Rosso' (ríe). Pero no creo. Creo que Mercedes va a seguir luchando por el Mundial. ¿Si va a seguir con la misma ventaja? Probablemente, no.
Creo que será una lucha de dos equipos. Mercedes con Ferrari, Mercedes con Red Bull... pero no creo que sea el dominio de este año. O el de los últimos tres.
- 2016 fue el año de su confirmación en la F1. Lo hizo bien y sacó todo lo que pudo del Toro Rosso. Su mejor momento dice que fue en el Gran Premio de España. Pero también los tuvo malos, ¿no?
- Sí. Ha sido un año difícil, dentro de lo bueno que fue el año, que ha tenido de todo, ha sido un año muy difícil. En el que cada carrera que pasaba eran más kilómetros por hora los que nos sacaban, más décimas que nos sacaban todos los equipos... no hemos tenido evolución, prácticamente, y eso quiere decir que en la Fórmula Uno te vas para atrás. Y con un motor de 2015 todavía más.
Fue un año muy duro, para mí y para todo el equipo, sobre todo para mantener la motivación durante todo el año. Pero dos de mis tres mejores carreras del año han sido al final, cuando más costaba.
- Fueron tres sextos. Para el año próximo, ¿qué busca? ¿Le valdría un quinto? ¿Buscará un podio? ¿Qué objetivo se marca?
- Depende. Porque igual el año que viene se da la circunstancia de que al coche le cueste entrar mucho en el 'top ten' y un octavo a lo mejor se convierte en los sextos de este año. Como la Fórmula 1 no depende del piloto, sino, principalmente, del coche que te toque llevar ese año, dependerá si soy yo al que le toque llevar los resultados buenos del equipo. Y eso es lo que voy a intentar.
- Compare al Carlos Sainz de hoy con el de hace un año. O con el de hace dos.
- Lo que cambia es la experiencia. En la Fórmula 1 lo es casi todo. Lo que he aprendido en estos dos años, tanto en carrera como en clasificación, no es comparable con ninguna otra cosa. Es muchísimo. También he ganado en madurez y en confianza. Los buenos resultados dan confianza y también ese puntito de tranquilidad. Y eso ha ido llegando poco a poco, porque nos lo hemos ido ganando.
- En el aspecto humano, la F1 tiene su tela, también, ¿no?
- Es muy exigente. A nivel personal, a nivel físico, a nivel competitivo... a todos los niveles. La Fórmula 1 te exige mucho. Son 250 días al año fuera de casa, 130 o 140 vuelos. Empiezas a sumar todo eso y es un desgaste físico importante. Si a todo eso le sumas el año que viene unos coches que serán mucho más físicos te conviertes en un deportista y en un 'viajero' profesional (ríe). En un tío que no para nunca quieto. Es duro también en eso.
- Me refería también en las relaciones humanas. ¿Se puede uno fiar de alguien ahí que no sea de su entorno más próximo?
- Poco. Yo no me fío de mucha gente, la verdad, en la Fórmula 1, por no decir nadie, que no sea de mi entorno. Lo veo más como un centro de trabajo, donde comparto, seguro, amistades y momentos con mucha gente. Pero fiarte, al final, te fías de muy poca gente. Es un mundo, en ese sentido, bastante reservado.
- ¿Cómo vivió, en primera fila, toda la película del ascenso del holandés Max Verstappen, que era su compañero, a Red Bull; y el descenso, de ese equipo a Toro Rosso, del ruso Daniil Kvyat? ¿Cree que podía haber subido usted? ¿Cómo lo ve todo, ahora, con la distancia que marca el paso del tiempo?
- Hombre, lo miro ahora y creo que ha sido casi hasta positivo para mi carrera deportiva. En el momento no me gustó, no me pareció ni lógico, ni justo. Lo veía, obviamente, con mucha rabia, porque me hubiese gustado ser yo. Pero luego miro para atrás. Y todo tiene un porqué en esta vida.
A mí me ha venido muy bien, para dar ese salto de calidad en la Fórmula 1. Ahora no lo miro con ningún recelo. Al revés.
- ¿Le dio tiempo a tener, durante ese episodio, algo de empatía con Daniil (Kvyat), al que bajaron de Red Bull a Toro Rosso?
- Empatía no hay nunca. Y eso que tengo muy buena relación con Daniil. Me parece un piloto increíble. Pero en este deporte y en este mundo no hay amigos que valgan.
Y sé que, obviamente, ha debido de pasar por un momento duro. Pero desde el primer momento que hemos estado juntos, él me ha querido ganar a mí; y yo le he querido ganar a él.