Cuatro años de congelación salarial a los que se sumará otro ejercicio en 2015, un recorte del sueldo del 5 por ciento de media en 2010, una paga extra suprimida en 2012, más horas de trabajo y menos días libres. Los funcionarios han encajado una buena dosis de austeridad como consecuencia de la crisis.
Sin embargo, no todos la están sufriendo igual. Parece que este mismo año la congelación salarial ya no afectará a todos y cada uno de los trabajadores de la Administración central. Durante los ocho primeros meses del año, el Gobierno ha subido en unos 39 millones de euros los bonus que reparte entre los empleados públicos, sobre todo entre aquellos que no tienen la condición de alto cargo pero que asumen alguna responsabilidad, llamémoslos altos funcionarios.
Según los datos de ejecución presupuestaria publicados hasta el 31 de agosto, el Ejecutivo ha engordado un 9 por ciento los incentivos al rendimiento que brinda a los empleados de la Administración central, desde los 420 hasta los 459 millones de euros.
La distribución de la productividad la hace el jefe de departamento y no es ni lineal ni para todos. De estos incrementos, los funcionarios rasos suelen llevarse más bien poco, por lo que todo apunta a que este aumento se haya destinado a compensar a altos funcionarios como subdirectores generales o miembros de gabinete, tal y como reconocen algunas fuentes.
Llama la atención que este aumento de los incentivos se observe al mismo tiempo que se reduce el desembolso en salarios por altos cargos y personal eventual
Se trata, según explican, de retribuir los sobreesfuerzos de aquellos que trabajan más allá de sus horarios, que tienen una mayor implicación, que asumen una especial responsabilidad, que viajan mucho o que muestran plena disponibilidad.
Las remuneraciones de estos trabajadores se suelen completar bien mediante estos incentivos o bien mediante asientos en consejos de sociedades públicas, cuya asistencia se retribuye siempre que no sean altos cargos. En ocasiones, tales complementos pueden suponer hasta un 30 por ciento de la retribución total.
No obstante, llama mucho la atención que este aumento de los incentivos por valor de 39 millones de euros se observe al mismo tiempo que el desembolso en salarios por altos cargos y personal eventual se reduce en poco más de un millón de euros.
El avance de liquidación contempla una desviación al alza en la remuneración de los asalariados por valor de 2.077 millones de euros frente al objetivo presupuestado
En lo que llevamos de año hasta el 31 de agosto, los gastos de personal en altos cargos de la Administración central bajan un 2,4 por ciento, desde los 47,5 hasta los 46,3 millones de euros. Y lo mismo sucede con el capítulo de personal eventual, cuyo desembolso apenas disminuye un 0,5 por ciento, desde los 23,9 hasta los 23,8 millones de euros.
Por otra parte, el gasto en funcionarios de la Administración central ha repuntado hasta agosto un 1,8 por ciento, lo que parece indicar que durante el corriente ejercicio ya se ha producido un incremento neto de la plantilla de funcionarios. No en vano, el avance de liquidación de la Contabilidad Nacional contempla una desviación al alza en la remuneración de los asalariados por valor de 2.077 millones de euros frente al objetivo presupuestado.
En lugar de gastarse los 21.303 millones consignados en los Presupuestos de 2014, el Gobierno espera cerrar el año con un desembolso de 23.381 millones de euros. Y así se antoja bastante más difícil que se puedan lograr los 21.597 millones previstos para las cuentas de 2015. El Estado comenzará el año que viene su carrera para reconducir el déficit habiéndose desviado en unas dos décimas del PIB por este concepto.