El Gobierno sugirió a la troika que no hacían falta más inspecciones de los 'hombres de negro' a la banca al terminar el rescate bancario a principios de 2014. Sin embargo, enseguida varios países y las autoridades europeas le recordaron a Luis de Guindos que todavía había riesgos y que el memorando de entendimiento (MoU) recogía la continuidad de las visitas una vez finalizado el programa de asistencia financiera, según reconocen fuentes cercanas al Ejecutivo.
Deseoso de quitarse la insidiosa tutela de Bruselas, siempre trufado de recados públicos y recomendaciones con fuerza casi de ley, el Gobierno argumentó que la remisión de datos se había intensificado mucho, hasta el punto de incluir informes casi continuos sobre la situación de liquidez de las entidades, y que este reporting aumentaría con el traspaso de la supervisión al BCE. Por si fuera poco, el control de las reformas y las cuentas públicas continuaría bajo el procedimiento abierto por déficit excesivo.
Sin embargo, todavía recelosos, los europeos no quieren perder una de sus bazas para controlar a España. Y hasta que no se haya abonado el 75 por ciento de los 41.000 millones prestados allá por 2025, la banca española recibirá la visita dos veces al año de la Comisión, el MEDE y el BCE para revisar in situ la situación del sistema financiero. El FMI concluirá sus labores de inspección el 23 de enero de 2014, una vez se haya acabado la quinta revisión del sistema financiero español.
Un éxito europeo
Por un lado, las entidades españolas se han sometido a un detallado examen que ha mejorado la transparencia, ha obligado a una recapitalización del sector y ha elevado la confianza de los inversores en el sistema, tal y como se manifestaba en el cuarto examen a la banca cuyas conclusiones publicaron la pasada semana tanto el FMI como la Comisión Europea. Y la UE necesita comunicar casi desesperadamente que la fórmula europea de los rescates funciona. Tiene que poder vender algún éxito, sobre todo de cara a unas elecciones europeas en las que se enfrenta a un serio problema de legitimidad entre los ciudadanos.
La banca española ha recibido inyecciones de capital y esquemas de protección de activos por un valor total de 70.000 millones, de los que unos 41.000 corresponden al rescate europeo.
Riesgos en la lontananza
Pero, por otro lado, y pese al éxito de la recapitalización bancaria, las debilidades todavía abundan, y las entidades españolas aún son vulnerables a la frágil evolución de las condiciones económicas, un paro que no remitirá durante demasiado tiempo, una deuda pública al alza y un mercado inmobiliario aún en deterioro.
La inspección de los 'hombres de negro' ha sido esencial para que haya un ejercicio de transparencia y se reconozca la mora oculta, lo que ha disparado la morosidad hasta el 12,67 por ciento. Y para que ahora se estudien las cantidades que hay que provisionar por los créditos reestructurados, que en muchas ocasiones han refinanciado a empresas de dudosa solvencia.
No obstante, con los tipos muy bajos y unas mayores exigencias de capital, los márgenes de los bancos se erosionan y sólo han podido embolsarse beneficios gracias a ingresos extraordinarios y a la compra de deuda pública. Las tenencias de las entidades españolas de deuda pública española a vencimiento y registrada han engordado desde los 87.000 millones en 2007 a los 259.000 millones en agosto de 2011, un 38 por ciento del total según los datos del Tesoro.
Lo cual ha provocado que todo el aumento del crédito se destine al sector público. Aunque en general el crédito debe reducirse para que se rebajen los niveles de endeudamiento, al mismo tiempo también debería haber unos ligeros incrementos de la financiación para las pymes y actividades productivas.
Y ello ha despertado las reticencias sobre las carteras de deuda pública de los bancos españoles, en especial por los riesgos que podría conllevar de continuar la falta de crecimiento. Sin embargo, estos títulos ahora tienen el respaldo explícito del BCE y siempre y cuando se aguanten a vencimiento no pueden generar pérdidas. Por lo que no se espera que se penalicen en los próximos test de estrés.
De hecho, semejante ataque simplemente pondría en duda todo el sistema que ideó el BCE para rescatar a España de forma encubierta con el consentimiento de Alemania: los bancos españoles tomaron hasta 360.000 millones de las distintas facilidades de crédito del banco central para adquirir la deuda pública y suplir la fuga de financiación que padecía el Reino de España. Y poco a poco, conforme los mercados se han apaciguado, esta apelación al BCE se ha recortado hasta los cerca de 240.000 millones según los datos del Banco de España.
Por otra parte, el FMI destacó el pasado viernes la excesiva dependencia de los activos fiscales diferidos: más de un 60 por ciento del capital de máxima calidad de Bankia y Sabadell lo constituyen estos activos conocidos por sus siglas en inglés como DTAs. Y por ello pidió que se elevase el capital de los bancos y que no repartiesen dividendos, una petición la del dividendo que no realizó la Comisión y a la que son muy reacias las entidades porque así no atraen inversores con los que fortalecer el capital.