Anunciadas ayer por Ana Botella, las nuevas tarifas para 2014 del servicio de taxis que opera en la capital amenazan con desatar una nueva polémica. Y no sólo por la parte que le toca al usuario, sin duda el más afectado, sino también dentro del propio sector, en el que una gran parte opina que estos precios harán pensárselo dos veces al cliente, sobre todo al desplazarse a lugares fundamentales como el Aeropuerto de Barajas. Cambiar la comodidad del taxi por el menos confortable y generalmente más lento (pero mucho más barato) transporte público puede terminar siendo la solución para muchos.
El caso es que el Ayuntamiento ha creado dos nuevas tarifas estrella que eclipsan el resto de medidas, que sumadas suponen un encarecimiento medio de la bajada de bandera: entre los precios fijados para 2013 y los del año que viene, se produce una subida del 1,25%. Las dos recientes propuestas consisten en un precio fijo entre el Aeropuerto de Barajas y el interior de la M-30, y un precio mínimo entre cualquier punto fuera de esta autopista municipal (siempre dentro de los límites de Madrid capital) y alguna de las cuatro terminales aeroportuarias.
Ahora, ir de la Almendra Central (como se conoce en Madrid a los distritos más próximos al centro) al aeropuerto y viceversa saldrá por 30 euros. Un valor rígido que puede parecer beneficioso, pero que no lo es, de acuerdo con los datos que maneja la Federación Profesional del Taxi (FPT). Según este colectivo, la nueva tarifa encarece el viaje en taxi entre el 11% y el 20%. La Federación maneja una tabla de precios medios que en la mayoría de los casos no superan los 30 euros: un trayecto desde Cuatro Caminos, la Gran Vía, Nuevos Ministerios o la Plaza de España hasta Barajas casi nunca pasa de los 30 euros, si bien es posible que en otros puntos (como Príncipe Pío) la cantidad a pagar puede igualar o rebasar esa cifra. Con la tarifa de los 30 euros, el suplemento de cinco euros queda suprimido.
20 € fuera de la M-30
“Los precios fijos no han sido demandados desde ninguna asociación representativa”, denuncia FPT en su web. “Es más, en recientes encuestas nuestro colectivo ha mostrado por abrumadora mayoría su oposición a la introducción de este tipo de importes”. El otro gran colectivo de taxistas madrileños, la Asociación Gremial de Autotaxi, no se ha pronunciado al respecto.
El segundo tarifazo del Ayuntamiento es igual de polémico. Básicamente, éste consiste en que el usuario que se halle en Madrid capital y fuera de la M-30 (a saber: Carabanchel, Usera, San Blas, Vicálvaro, Aravaca…) y quiera desplazarse entre cualquiera de estos puntos y Barajas, tendrá que saldar un importe mínimo de 20 euros. Despues correrá el taxímetro. Este sistema puede crear controversia, ya que en cuestión de pocos metros, los que separan el interior del exterior de la M-30, la factura puede dispararse. Además, en los barrios cercanos al aeropuerto (Hortaleza, el propio Barajas) el hecho de tener que pagar de entrada 20 euros puede acarrear cierto abuso.
La bajada de bandera también sube
“Con las nuevas tarifas se produce una clara discriminación por zonas”, lamenta la concejala socialista Ruth Porta. Porta cree que con la excusa de combatir la piratería en el gremio “el Ayuntamiento estaría castigando a un porcentaje significativo de usuarios a pagar un sobrecoste por la utilización de este servicio público”.
Más desapercibido ha pasado el incremento de la bajada de bandera para 2014. Cuando Botella accedió a la alcaldía en diciembre de 2012, ésta era de lunes a sábado entre las seis de la mañana y las nueve de 2,15 euros; la nueva propuesta la eleva a 2,45 euros, un 11% más.