España

La Generalitat no cierra sus embajadas porque son parte de su 'diplomacia económica'

La vicepresidenta de la Generalitat, Joana Ortega, afirma que no hay marcha atrás para el proceso de consulta popular y evita hablar de independencia: "Buscamos una nueva forma de relación con España, y que el pueblo catalán pueda ser preguntado para decidir qué futuro quiere", declaraba en una entrevista radiofónica. 

  • Joana Ortega en un acto de la coalición CiU

"Las delegaciones fuera de Cataluña se dedican a lo que llamamos la 'diplomacia económica', y hay que acompañar a las empresas catalanas en sus necesidades. Por poner un ejemplo, nosotros defendemos el turismo, como tal creemos que es más importante el de la Costa Brava que el de Canarias, aunque éste también es maravilloso", explicaba Joana Ortega en una entrevista radiofónica al ser preguntada sobre por qué la Generalitat cierra plantas de hospitales por los ajustes pero no se plantea cerrar estos organismos. 

La vicepresidenta de la Generalitat repitió constantemente que su primera opción para solucionar el conflicto creado con Madrid era el diálogo, pero que una vez que el presidente, Artur Mas, se encontró la puerta cerrada en su visita a Moncloa, el proceso no tiene marcha atrás. "El gobierno catalán tenía un mandato parlamentario y por ello se desplazó el presidente a Madrid. Rajoy, que es un hombre que se informa mucho, sabía lo que Mas le propondría porque Alicia Sánchez Camacho le pone al día de todo. Si hubiera dejado la puerta un poco abierta... Pero el portazo forzó que Mas viniera a Cataluña para buscar nuevas fórmulas", declaraba. 

Para Ortega, el diálogo tiene que venir por las dos partes para buscar las maneras para que el pueblo catalán pueda expresar cuál quiere que sea su futuro, y eso no tiene que dar miedo a nadie. Según comentaba, todo va encaminado a mejorar la situación económica porque hay que entender que Cataluña tiene que dar respuestas. "O somos proactivos, o tenemos un paro del 22%, unas infraestructuras que no llegan, etc", añadía. 

Para la vicepresidenta, las peticiones de Mas van en la línea de mejorar la calidad de vida de las personas y de garantizar un Estado de Bienestar, porque estos dos años que han estado en el gobierno lo han pasado 'muy mal'. "El hecho de que vayamos aportando impuestos al resto del Estado como hacen los ciudadanos de toda España y luego no haya un retorno que permita garantizar ese bienestar, sí nos preocupa", argumentaba.

"Hemos hecho ajustes como ha hecho ninguna otra autonomía en España, la misma vicepresidenta del Gobierno nos ponía como ejemplo de austeridad y rigor. Hemos tomado decisiones importantes , cerrado plantas de hospitales para concentrar gastos y reducir costes, hemos bajado el sueldo a los funcionarios, etc. Sentido político y económico hemos tenido, ahora hay que buscar soluciones y puntos de encuentro para salir de esta situación. Necesitamos tener recursos en Cataluña para fomentar que no haya desigualdades", comentaba la vicepresidenta. 

Ortega considera que el conflicto es un problema de concepto, de falta de voluntad, y añade que cuando constantemente se utiliza la lengua para dividir, que es un elemento que integra y consolida, cuando se incumplen las leyes orgánicas como el Estatut, se está agrediendo al ciudadano. Se trata, entonces, según ella, de la dignidad del país, que el pueblo pueda decidir qué futuro quiere de manera legal. 

Madrid no roba

La vicepresidenta catalana aprovechaba para desmentir el famoso dicho nacionalista, diciendo que "Madrid no nos roba. Lo que hay es una situación que deja en un desequilibrio económico muy importante en Cataluña, y es un problema entre el Gobierno del PP y en su momento el PSOE y el pueblo catalán, no entre las personas madrileñas y catalanas. Hay un sistema que no permite a nuestros ciudadanos vivir en mejores condiciones, y si no hubiera una crisis tan grave no habría un clamor tan general como el que se vio el día 11 de septiembre. Era una manifestación que nació de abajo hacia arriba", defendía Ortega. 

A su entender, la Constitución tiene que poder dar derechos, no restringirlos, y una consulta, preguntar al pueblo catalán, es un ejercicio de democracia. "Necesitamos más que nunca la política de diálogo, apuesto por ella. La situación es delicada porque Cataluña quiere una nueva relación con España porque hasta ahora no ha funcionado la que hay. El gobierno de Cataluña tiene que poder dotar a los ciudadanos de servicios competitivos en cuanto a infraestructuras y facilitar la vida de los ciudadanos. Más que independencia, buscamos una nueva relación con España, porque se nos han cerrado todas las puertas y hay que buscar una nueva manera de entenderse, y lo que proponemos es un principio democrático. CiU propone una consulta y la quiere hacer legal para que el pueblo diga hacia dónde quiere seguir caminando", concluía la vicepresidenta. 

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