Madrid, Barcelona y Málaga han cogido el relevo de Valencia en la celebración grandes eventos deportivos de ámbito mundial que los partidos políticos de izquierda despreciaron hace una década en la capital del Turia. Lo que en Valencia se convirtió en motivo de escarnio para los dirigentes que pelearon para conseguirlos es motivo de alegría ahora en las otras ciudades españolas que se han hecho con los derechos.
La Fórmula Uno, la Copa América de Vela y los torneos de tenis de relevancia internacional han sido objeto del deseo de muchas ciudades a lo largo y ancho del mundo y muy pocas han entrado en el selecto grupo que ha podido proyectar la imagen de esas grandes urbes hacia el resto del planeta.
Ecclestone y Bertarelli
Valencia, bajo los gobiernos autonómico y local de Francisco Camps y Rita Barberá optaron por convencer a quienes ostentaban los derechos de esos grandes eventos. Camps se centró en ganar la voluntad de Bernie Ecclestone para que el gran circo de la Fórmula 1 aterrizará en la capital del Turia.
Una reunión en Londres culminó con un acuerdo para la celebración del Gran Premio de Valencia entre 2008 y 2012 que trajo a la rivalidad de Fernando Alonso y Lewis Hamilton como principal reclamo de un deporte que estaba en auge gracias a la irrupción exitosa del asturiano.
Barberá se dedicó en paralelo durante meses a demostrar al magnate suizo Ernesto Bertarelli que Valencia era el lugar idóneo para que el sindicato suizo de la Copa América de Vela (el Alinghi) –que buscaba sede como ganador de la anterior edición– defendiera su título.
Un paseo en helicóptero por la ciudad acabó de decantar la balanza para Valencia y llegó la organización de las ediciones de 2007 y 2008 que dinamizaron de manera definitiva el recinto portuario de la ciudad que se ganó para uso ciudadano miles de metros cuadrados y demostró que era el mejor área de crecimiento con la que contaba la capital del Turia.
Ferrero y Ferrer
También el tenis formó parte de ese ramillete selecto de grandes eventos que atrajo a miles de visitantes a la ciudad durante esos años. El Open 500 que se celebraba en el edificio del Ágora costó también meses de negociaciones y aquí tanto Juan Carlos Ferrero como David Ferrer tuvieron una gran importancia en la consecución de este torneo para Valencia.
Entre 2009 y 2015 (aunque este último año pasó a ser un Open 250) el tenis también fue protagonista en la ciudad y ayudó a proyectar aún más esa imagen de Valencia como una ciudad acogedora, con buen clima, instalaciones adecuadas y capacidad para la organización de grandes eventos.
Con anterioridad entre 2003 y 2008 el Club de Tenis de Valencia acogió el germen de este torneo con un certamen de categoría ATP International Series.
La crisis y las denuncias
Aquella alegría inicial se tornó en zozobra cuando los partidos de izquierda en la Comunidad Valenciana optaron por unir la celebración de aquellos acontecimientos con la crisis económica que empezaba a ser severa.
Esa decisión, con PSPV y Compromís a la cabeza, ha marcado la siguiente década en Valencia y las denuncias ante los juzgados, tanto de la celebración de la Fórmula 1 como el torneo de tenis previo a su calificación de 500, se arrastran hasta hoy.
Los juicios de la F1 a Camps quedaron en nada y el del Open de Tenis se sustancia ahora en la Audiencia Nacional en una vista que acabará a finales del mes de junio y que supone la última revisión judicial a la gestión de Camps quien, hasta la fecha, ha salido indemne.
Esa mirada hacia adentro que ha llegado con los gobiernos de izquierda ha optado más por eventos culturales y medioambientales y ha dejado de lado ese tipo de eventos multitudinarios, lo que ha abierto la posibilidad a que otras ciudades recojan el testigo de ese protagonismo que tuvo Valencia.
Ayuso, Colau y De la Torre
Isabel Díaz Ayuso ha lanzado un órdago para intentar atraer la Fórmula 1 a la capital de España y todo va bien encaminado. Si lo consigue, el retorno anual esperado de cerca de 500 millones de euros. Además, este tipo de eventos contiene unos beneficios intangibles en materia de publicidad y proyección de imagen que de otra manera resultaría costosísimo conseguir a través de la contratación de campañas.
Ada Colau en Barcelona también se ha hecho con la edición de la Copa América de Vela. Lo ha hecho sin oposición porque en Valencia, donde los empresarios querían ayudar a la vuelta de este evento, abdicó de esa posibilidad. El lastre de sus posicionamientos pasados y también un convencimiento ideológico alejado de la visita masiva de turistas han llevado al alcalde Joan Ribó a 'regalarle' el evento a Barcelona.
La experiencia en organización y las infraestructuras ya acometidas jugaban a favor de Valencia pero los 1.200 millones de euros de retorno previstos con la celebración del mayor acontecimiento de la vela mundial irán a la ciudad condal.
Y en Málaga, Francisco de la Torre, ha optado por el tenis que también dejó de lado la capital del Turia. La ciudad andaluza ha organizado la fase final de la Copa Davis en 2002 y el próximo mes de noviembre volverá a organizarla.
El Gobierno valenciano de Ximo Puig, la Diputación de Valencia y el Ayuntamiento que dirige Joan Ribó han comenzado a asomar a esta ola tenística y han decidido unirse a las ciudades que organizan la fase de grupos. Pasó en 2022 y volverá a suceder este año.
Dos modelos para el 28-M
Además, han cerrado el protocolo de colaboración con la Federación Internacional de Tenis (ITF) para acoger hasta el año 2026 la Copa Davis e intentarán ser en alguno de esos años la sede final que hasta ahora ha logrado Málaga. Es el primer gran evento al que los gobiernos de izquierda quieren acceder desde que en 2015 llegarán al poder.
Esta campaña electoral que desembocará en el 28-M confrontará esos dos modelos en los que el PP quiere recuperar la proyección internacional de la ciudad de Valencia y la izquierda considera que son otros segmentos los que debe explorar la ciudad.