En las filas socialistas hay cierto hartazgo por las periódicas intromisiones que protagoniza Felipe González en la vida interna del partido, pues buena parte de los barones han llegado a la conclusión de que no solo quiere tutelar a Pedro Sánchez y a Susana Díaz, dos de los principales referentes del PSOE, sino también orientar su trabajo hacia una gran coalición con el PP después de las elecciones generales.
González opina que con Chaves se está cometiendo un atropello y se está entregando su cabeza a Podemos
Este cansancio, y esta es la principal novedad, también es compartido por el expresidente del Gobierno. Según ha trasladado a sus fieles, está hasta el gorro de que ni Sánchez, en posiciones cada vez más radicalizadas, ni la presidenta andaluza, cada uno por separado, dirijan su trabajo a frenar el ascenso de Podemos y a facilitar un entendimiento con el PP que garantice tras las legislativas una cierta estabilidad institucional. La gota que ha colmado el vaso en el malhumor de González, explican fuentes socialistas, ha sido el trato que tanto Susana Díaz como el secretario general del PSOE están dispensando al expresidente andaluz Manuel Chaves. “Manolo está sufriendo un atropello que no puedo permitir porque es honrado a carta cabal y, además, es mi amigo. No le puedo dejar tirado”, ha confiado González a sus fieles. No le gusta la forma en que la presidenta andaluza le ha presionado para que deje su escaño con tal de poder acelerar su investidura en el Parlamento autonómico y atender así a las reclamaciones de Podemos y de Ciudadanos.
González tampoco traga, según estas fuentes, con la forma en que el número dos del PSOE, César Luena, dio a Chaves por muerto anticipando que no repetiría en las listas electorales. “Se está rompiendo con la cultura tradicional del partido y abriendo el camino a un cisma, a la guerra total”, ha comentado el expresidente, aludiendo a las formas en que se quiere condenar a salir de la política con el rabo entre las piernas a dos personas, Chaves y José Antonio Griñán, que ocuparon la presidencia del partido y lo fueron todo en la comunidad andaluza.
Prisionera para toda la legislatura
González defiende el criterio de que si Susana Díaz cede de lleno a las exigencias impuestas por Podemos y Ciudadanos, se convertirá en su prisionera permanente para toda la legislatura andaluza, todo un calvario para quien está poco o nada acostumbrada a gobernar mediante la cultura de pactos.
Susana Díaz hace tiempo que no coge el teléfono a Pedro Sánchez
“En el fondo”, afirman diputados del PSOE andaluz, “lo que se está dirimiendo es quien se come el marrón del escándalo de los ERE. Pedro Sánchez cree que debe ser Susana Díaz y ésta se queja de que no está recibiendo el apoyo que esperaba de Ferraz. Es la tormenta perfecta”, concluyen.
Hay un dato que vale, quizás, mejor que nada para definir el nivel de enfrentamiento interno: hace tiempo que Susana Díaz no le coge el teléfono a Pedro Sánchez y que ambos se comunican a través de intermediarios. La presidenta andaluza también ha enfriado sus contactos con Felipe González desde que éste anticipó públicamente que ella no daría el salto a la política nacional, ocurriera lo que ocurriera en las elecciones autonómicas.
