España

Acusan a Dimas Gimeno en los tribunales de espiar con Pegasus en plena guerra de El Corte Inglés

Tres personas cercanas a Isidoro Álvarez se querellaron contra Gimeno en diciembre, antes del estallido del escándalo Pegasus, por usar este software. Le imputan tres delitos, entre ellos organización criminal

  • La juez admitió a trámite la querella contra Dimas Gimeno por revelación de secretos

El escándalo por el uso del programa de espionaje Pegasus salpica a El Corte Inglés. El pasado mes de febrero el Juzgado de Instrucción número 35 de Madrid abrió diligencias previas contra el antiguo presidente del conglomerado, Dimas Gimeno, por haber recurrido, presuntamente, a este software israelí para impulsar un espionaje masivo en plena guerra por la herencia de la firma.

Mucho antes de que se conociera el espionaje del CNI con Pegasus, tres personas del entorno del fallecido Isidoro Álvarez ya alertaron en los tribunales del uso de este programa en una de las principales empresas del país. La querella se interpuso en diciembre contra Dimas Gimeno, su hermano Miguel Ángel Gimeno y la madre de ambos, María Antonia Álvarez, por delitos de pertenencia a organización criminal, extorsión y revelación de secretos.

El escrito, al que ha tenido acceso en exclusiva Vozpópuli, recoge una historia de espionaje empresarial al más alto nivel. Los querellantes sostienen que la hermana y los sobrinos del fundador de El Corte Inglés impulsaron una campaña a principios de 2018 con el fin de espiar los movimientos no solo de su entorno más cercano, sino también de consejeros de estos grandes almacenes, jueces y fiscales. Preguntado por este asunto, el empresario niega "categóricamente" a este medio los hecho y sostiene que ni contrató ni ordenó contratar este sistema de espionaje durante su mandato.

La querella, por su parte, relata que Dimas Gimeno, entonces presidente de El Corte Inglés, mantenía una batalla abierta con las hijas adoptivas de Isidoro Álvarez que pronto saltó al terreno judicial. Los hechos se remontan a comienzos de 2018. Entonces esta rama de la familia acudió a los denunciantes para relatarles que las herederas universales del emporio querían hacerse con el control. Ante la amenaza que ello suponía, les pidieron respaldo en todas las acciones judiciales que fueran presentando en los juzgados. "Cuantas más querellas y demandas, mejor", expusieron.

"No se ciñeron a vigilar a los enemigos"

Entonces celebraron un encuentro en el que Miguel Ángel Gimeno les explicó que su hermano había contratado “una agencia de espionaje internacional” y necesitaba comprobar que sus teléfonos no los había intervenido el histórico jefe de seguridad de la firma, Juan Carlos Fernández Cernuda. Bajo ese pretexto, les convencieron para que les dejaran manipular sus terminales en aras a comprobar si estaban "limpios". Fue entonces cuando les introdujeron unas claves en sus teléfonos que afloraron una serie de códigos. "Raudo y veloz" Miguel Ángel Gimeno los fotografió.

No se ciñeron a vigilar enemigos, también controlaron e intimidaron a las personas que les estaban ayudando o trabajaban para ellos

La querella relata que horas después les llamaron para explicarles que habían analizado los terminales y que no estaban infectados Lo que no les contaron es que les clonaron todo el contenido. Pero de eso se enteraron mucho tiempo después, según relatan en la querella, en la que aseguran que sintieron "impotencia y horror". A la misma adjuntan una pericial de parte, elaborada por un experto informático y presentada por uno de los afectados, que vendría a corroborar sus sospechas.

Con todo, según razonan, los hechos trascienden a los tres denunciantes. "No se ciñeron únicamente a vigilar los que consideraban enemigos (miembros del Consejo de Administración y altos directivos de El Corte Inglés, jueces fiscales...) sino que también decidieron controlar e intimidar a las personas que les estaban ayudando en sus acciones judiciales o trabajaban para ellos", reza el escrito. De hecho, no se descarta que, de admitirse a trámite la querella, se sumen más presuntos perjudicados.

Información para extorsionar

Al hilo explican que con el tiempo descubrieron que lo que pretendía Dimas no era frenar el intento de Marta y Cristina Álvarez de echarle de Consejo, sino obtener "el mayor importe posible" con la venta de sus acciones de IASA (sociedad familiar en la que el fallecido Isidoro Álvarez repartió la herencia familiar). Para ello no solo espiaron a los cercanos sino que también habrían contratado los servicios de NSO Group (firma que comercializa el programa Pegasus). Al respecto dicen que este hecho "queda acreditado" a tenor de toda la documental aportada con esta querella.

Del mismo modo apelan a una reunión celebrada ya en mayo de ese año en la que uno de los querellantes vio como María Antonia Álvarez, la hermana del fundador de El Corte Inglés, sacó "un gran fajo de dinero su bolso" y se lo entregó a su hijo. Según dijo, ese dinero iba para "pagar a los espías contratados". También escuchó que los querellados tenían información sobre los miembros del Consejo, fotos de relaciones extramatrimoniales de los espiados y conversaciones "de los consejeros más longevos comprometidas sobre el testamento".

Siempre actuaron como un grupo organizado. María Antonia Álvarez actuaba como cabecilla y era quien daba las órdenes. Ninguno de sus hijos actuaba sin su consentimiento

La querella sostiene que Dimas Gimeno quería utilizar todo ese material "con la finalidad de extorsionar a cuantos más miembros del Consejo" y no ser cesado de la presidencia. El objetivo de esta rama familiar sería conseguir convencer a las hermanas Álvarez para que compraran su parte de las acciones o bien el voto a favor en el Consejo de Administración. Esta segunda opción nunca se materializó ya que el empresario terminó siendo cesado en junio de ese año. El conflicto familiar se zanjó tiempo después, en enero de 2021. Gimeno selló un acuerdo de venta con las hermanas que vino acompañado del fin de la guerra judicial.

Sin embargo, ese turbio episodio todavía no se ha cerrado para algunos de los afectados por estos hechos que sostienen que Dimas Gimeno, su hermano y su madre cometieron delito de extorsión, revelación de secretos y pertenencia a organización criminal. "Siempre actuaron como un grupo organizado. María Antonia Álvarez actuaba como cabecilla y era quien daba las órdenes, pues ninguno de sus hijos actuaba sin su consentimiento. Los roles estaban muy definidos", alegan.

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