España

Junts y PNV no descartan pedir una cuestión de confianza a Sánchez si la corrupción sigue cercándole

De momento, los separatistas catalanes y los nacionalistas vascos, optan por el silencio a la espera de los acontecimientos que rodean a Pedro Sánchez

De cara hacia fuera, en público, los socios de Pedro Sánchez guardan silencio respecto a la corrupción que acecha al Palacio de la Moncloa. Nadie, pese al exhaustivo informe de la UCO que nombra hasta en seis ocasiones al propio presidente, se ha atrevido aún a cuestionar públicamente la presunta actitud delictiva del exministro de Transportes, José Luis Ábalos, y las mentiras acreditadas en torno al caso del propio Sánchez en sede parlamentaria. Pero en privado, entre partidos y dentro de las propias organizaciones, prácticamente todos los socios analizan al detalle lo que está ocurriendo

Aunque el Partido Popular está interpelando directamente a Junts y PNV, dos de los socios que dan estabilidad al Gobierno, para que salgan públicamente a cuestionar el comportamiento de los socialistas, los separatistas catalanes y los nacionalistas vascos de momento prefieren mantenerse en un discreto segundo plano. Si bien los votos de ambos partidos son imprescindibles para la estabilidad del Gobierno, catalanes y vascos necesitan también del concurso de Sánchez para hacerse con todas las prebendas que han ido negociando a lo largo de los últimos meses. De ahí que se esté haciendo una contención de daños en general.

Tanto los de Carles Puigdemont como los de Andoni Ortuzar, que mantienen canales de comunicación permanentes abiertos, también en esta cuestión, han tratado internamente la crisis que vive el PSOE y el Gobierno por las revelaciones que se han ido produciendo a lo largo de las últimas semanas. Por ahora, según explican fuentes de los junteros y de Sabin Etxea, "no va a haber ningún movimiento". Como mínimo, como en el caso de las declaraciones, en la esfera pública. Pero Junts y PNV se reservan la opción de pedir al presidente que se someta a una cuestión de confianza en los próximos meses si el goteo de informaciones no cesa y, además, no logra sacar adelante los Presupuestos Generales del Estado.

Diferencias con la moción de censura

El instrumento de la cuestión de confianza, a diferencia de una moción de censura, permite a los socios de Gobierno provocar la caída del presidente del Gobierno sin necesidad de unir explícitamente sus votos a los de PP y Vox para censurar a Sánchez. En este último caso, los cuatro partidos, cuya alineación en una misma ecuación siempre se ha dicho imposible, deberían votar en la misma dirección a favor del candidato que propusiera el partido que impulsara la moción de censura. A partir de ahí dependería del investido nuevo presidente, el seguir gobernando hasta final de legislatura o la convocatoria de elecciones anticipadas -que es lo que reclama Vox-.

En el caso de una cuestión de confianza, en cambio, es el presidente quien solicita, tras deliberación del Consejo de Ministros, el respaldo de la Cámara para seguir en el poder. De no lograr la mayoría suficiente para ganar dicha cuestión de confianza, se produciría de forma inmediata su dimisión, la disolución de las Cortes Generales y la convocatoria de elecciones anticipadas. Este es un mecanismo que se utiliza, a menudo también, en distintos niveles institucionales, para lograr aprobar leyes tan importantes como los presupuestos. En la actualidad, teniendo en cuenta el resultado de varias votaciones parlamentarias, Sánchez podría perder la cuestión de confianza muy fácilmente.

Enfado y estupefacción entre los socios

"Le hicimos presidente para dejar atrás la corrupción del PP" señalaba, este lunes, un alto dirigente del PNV en conversación con este periódico y en referencia a Pedro Sánchez. Los nacionalistas vascos, que pasaron de dar su apoyo sin fisuras a Mariano Rajoy a facilitar que prosperase la moción contra el expresidente, se sienten "ciertamente defraudados por todo lo que estamos conociendo". Y no esconden ni su "enfado" ni su "estupefacción". En la misma línea se manifiestan desde el cuartel general de Junts y desde Waterloo, donde reside el prófugo Carles Puigdemont. En este caso, a diferencia del PNV, sostienen que "nosotros seguimos con nuestra hoja de ruta, en la que solo nos importa lo que ocurre en Cataluña". Aunque admiten que todo lo que se está conociendo "demuestra la podredumbre del Estado español".  

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