Uno de los mayores retos que la Dirección General de Tráfico (DGT) enfrenta es poder controlar y reducir la velocidad de los vehículos; o al menos procurar que ningún conductor exceda el límite permitido para que así se eviten posibles accidentes imprevistos. El objetivo principal del organismo no es otro, por lo tanto, que la reducción a cero de las víctimas en accidentes de tráfico; y para ello, la DGT se ve obligada a extremar las precauciones y a llevar a cabo diferentes labores de vigilancia y demás controles en las carreteras nacionales.
En los últimos años, Tráfico ha reforzado su actividad para erradicar también otros problemas que afectan a la conducción, como el consumo de bebidas alcohólicas y sustancias estupefacientes al volante. Pero también ha motivado una mayor vigilancia del uso del cinturón de seguridad y un mayor control de la velocidad. Así, la DGT es la encargada de gestionar la construcción, la conservación y la explotación adecuada de las carreteras estatales por las que transcurre el 90% del tráfico interior de personas y mercancías.
Entre todas ellas, destaca la instalación de todo tipo de cámaras y radares que regulan la velocidad de las vías y que terminan multando a quienes infringen también otras muchas normas de seguridad, como conducir con el teléfono móvil en las manos o no llevar bien asegurada a cualquier mascota dentro del vehículo.
La DGT cuenta con cámaras de seguridad, radares fijos, móviles y de tramo, helicópteros y drones de vigilancia aérea, furgonetas, etc. A todo ello hay que sumarle el nuevo plan confirmado por la propia Dirección General de Tráfico: en tres años, es decir, hasta 2026, se instalarán 150 radares nuevos en las carreteras españolas.
Los 150 radares nuevos de la DGT
Los nuevos sistemas de seguridad y control de velocidad previstos serán más fáciles de instalar en cualquier punto de cualquier carretera española, ya que contará con una considerable mejora en la tecnología, pieza clave en el desarrollo de estas medidas y en la vigilancia de la velocidad en las vías, señala además la DGT.
"Antes, la ubicación de todos los radares estaba condicionada por la proximidad de una cometida eléctrica y a la disponibilidad de las conexiones de fibra óptica, algo que ya no necesitaremos", apunta Tráfico. Ahora, los nuevos equipos se alimentan por energía solar y están dotados de conectividad por redes 3G, 4G y 5G, por lo que han superado esas limitaciones, permitiendo instalar radares incluso en ubicaciones remotas. Asimismo, el desarrollo técnico de cámaras y flashes permite captar imágenes legibles en condiciones de poca luz, como dentro de túneles o en la circulación nocturna de los coches.
El último recuento de la Dirección General de Tráfico señala que actualmente cuentan con más de 400 radares fijos en las carreteras españolas. Esto supone que el anuncio del nuevo plan elevará a 550 los radares fijos y de tramo que vigilarán los excesos de la velocidad. En donde no se esperan cambios, no obstante, es en la tecnología que emplearán los nuevos radares: el 90% de los actuales son de tipo Doppler, quienes emiten oleadas de microondas contra los vehículos en movimiento para calcular su velocidad y que serán los principales empleados también de cara al futuro. El resto de los equipos instalados emplean y emplearán la tecnología láser.
La apuesta de la DGT tiene un motivo: desde la implantación de los primeros radares en 2005, la siniestralidad vial en España ha disminuido de forma significativa. Mientras que en 2004 se registraron 3.841 fallecidos en las carreteras, en 2022 la cifra de víctimas mortales se redujo a 1.273. Así lo confirma Tráfico en un reportaje publicado en la revista de la DGT. Si atendemos a estos datos y se tiene en cuenta la opinión de Ana Blanco, subdirectora adjunta de Circulación de la entidad, se deduce que "los controles fijos de velocidad son muy eficaces para reducir los accidentes".
Según confirma un reciente reportaje publicado en la revista de la DGT, la siniestralidad en las carreteras españolas ha descendido durante los últimos años a medida que han ido aumentando el número de radares instalados. Si nos atenemos a estos datos, y tal y como apunta Ana Blanco, subdirectora adjunta de Circulación de la DGT, podemos deducir que “los controles fijos de velocidad y de velocidad media son muy eficaces para reducir los accidentes”.
Esta misma apuntaba que el 60 por ciento de los nuevos radares serán de tramo, es decir, un total de 90 sistemas, por ser los más afectivos y eficaces; mientras que los restantes 60 serán radares fijos de velocidad instantánea, también un recurso preventivo.
Con este nuevo plan, la DGT refuerza su compromiso de mejorar las condiciones de seguridad de todas las carreteras españolas, así como reducir la siniestralidad año tras año. Los estudios y controles en curso indican que la presencia de estos dispositivos disuade a los conductores de superar los límites de velocidad establecidos, contribuyendo a una mayor precaución y respeto en la red viaria.