La infanta Doña Cristina, nueve meses después, vuelve a estar imputada por el caso Nóos. En este caso es por presuntos delitos fiscales y de blanqueo. Una noticia que, pese a ser esperada, en Zarzuela no ha dejado de producir una lógica conmoción. Don Juan Carlos la temía. Ese fue, comentan sus allegados, uno de los motivos de su trastabilleo verbal durante la Pascua Militar, donde este lunes ofreció una imagen fatigada y débil. No se tambalean "los pilares del Estado" por interrogar a una Infanta, como escribe el juez José Castro en el auto hecho público este martes, pero es evidente que la iniciativa del instructor ha producido un auténtico terremoto emocional en el seno de la Familia Real. No hay precedente alguno de hecho similar ni en la Monarquía española ni en ninguna otra de nuestro entorno.
Esta vez, desde la Casa del Rey tan sólo se ha emitido un comunicado en el que se manifiesta el absoluto "respeto" ante la decisión judicial sin más cometnarios. Con motivo de la anterior imputación, del 3 de abril de 2013, la primera respuesta fue similar, pero horas más tarde se cambió inopinadamente de criterio y la Zarzuela, a través de llamadas telefónicas de algunos voceros, pasó a respaldar el recurso del fiscal conta la imputación.
Difícil de tumbar
No será ahora este el camino, dicen fuentes de toda solvencia. Se dejará actuar libremente a la Justicia. Primero, el recurso de sus abogados, anunciado ayer mismo por Miquel Roca, quien manifestó a pie de calle que "discrepamos de la resolución del juez", aunque reconoció que en este caso el auto "está más acotado". Sorprendió que José María Silva, letrado de su propio bufete, y "arquitecto" principal de la estrategia de la defensa, no descartara la posibilidad de que al final no se presente el recurso (tienen cinco días) "si tantas ganas tienen de oir sus explicaciones". Quizás fue una ironía aunque añadió, para mayor sorpesa, que "en un principio recurriremos, aunque hay que valorar si el recurso es procedente o no". El securso se interpondrá con casi absoluta seguridad.
El segundo paso será permanecer a la espera de un posible recurso de la propia Fiscalía, tal y como ocurrió en la anterior oportunidad. Y finalmente, se tendrá que esperar a la decisión de la Audiencia de Palma, que ya "desimputó" a la Infanta en la precedente ocasión. En esta oportunidad, sin emabargo, fuentes de la defensa comentan que el auto de Castro está mucho mejor armado jurídicamene, más difícil de tumbar.
La línea de actuación de Zarzuela en el proceloso trámite judicial que afecta a la Infanta y a su esposo ha sido algo zigzagueante. El propio Don Juan Carlos, en su mensaje de Navidad de 2011, se refirió taxativamente a que "la Justicia es igual para todos", expresión en la que no ha vuelto a incurrir. También el jefe de la Casa, Rafael Spottorno, expresó un taxativo "ya se verá" con relación a la Infanta al ser aparttado su esposo oficialmente de la agenda pública. Es quizás ahora cuando toque verlo.
Su retirada sería un acto simbólico
El debate sobre la posible retirada de la línea de sucesión de la Infanta se planteó ya abiertamente meses atrás, cuando se concretó su primera imputación. Desde octubre de 2011, Doña Cristina no participa oficialmente en ningún acto oficial y se le ha apartado de la agenda. Un quebranto económico importante dado que el presupuesto de las Infantas viene tasado de acuerdo con los actos oficiales en los que participa.
Ahora vuelve a abrirse la disputa intramuros de Palacio según fuentes próximas a Zarzuela. Existe una mal disimulada división interna sobre el particular de la que se hace partícipe, privada y esporádicamente, a destacados polítiocs a algún comunicador de relevancia. La Reina seimpre se ha mostrado remisa a esta posibilidad en tanto que en el entorno de los Príncipes se contemplaría con alivio que la Infanta diera este paso. En otras instancias de la Casa, donde se califica de "calvario" a este larguísima instrucción, son abiertamente partidarios de la alternativa del alejamiento, ya que minimizaría las enormes dudas que pesan ahora mismo sobre una Institución cuya valoración popular atraviesa por uno de los momentos más bajos de su historia.
Pese a tanto argumento sensato, las mismas fuentes comentan que la Infanta no parece decidida a modificar su actitud. Doña Cristina es la séptima en la línea de sucesión de la Corona y su "paso al costado" apenas afectaría a la estructura dinástica y carecería de efecto práctico alguno. Un paso simbólico, tan importante en el mundo monárquico. Su alejamiento produciría efectos muy beneficiosos para la institución, para la Monarquía y, en definitiva, para su padre, el Jefe del Estado. "Todo esto está haciendo mucho daño a la Corona", comentaba recientemente una persona que ha visitado recientemente a Su Majestad. "Sería un acto de generosidad imprescindible por parte de la Infanta".
"Gestos explícitos"
Incluso un editorial del diario ABC, de neta tradición monárquica, publicó en su día un editorial en el que se mencionaba que "es conveniente que la Infanta realice gestos explícitos e inequívocos para asumir la gravedad de la situación y contribuir a que la Corona no sufra más cargas que las ya impuestas por la conducta, al menos irregular e inadecuada, de su esposo". Esta toma de postura por parte del rotativo fue muy comentada.
Al hilo de este asunto se recuerda, por ejemplo, lo poco colaboradora que se ha mostrado siempre la Infanta, influida seguramente por su esposo, quien se siente preterido y hasta maltratado. Sólo la Reina muestra con frecuencia gestos de comprensión y cariño hacia los duques de Palma. Aunque lo ponen muy difícil. Nada bien sentó, por ejemplo, la felicitación navideña enviada por Cristina e Iñaki estas Navidaes en las que aparecían sus cuatro hijos en una estación de esquí de Suiza, país donde residen en la actualidad. "No están los tiempos para exhibirse", comentan estas fuentes, que recuerdan precisamente uno de los pasajes incluídos en el caso Nóos relativos al alquiler de un jet privado por parte de los duues para trasladarse a una estación de esquí de EEUU Más de cinco mil dólares costó la broma.
Difícil es confirmar si el Rey podría privarle a la Infanta del derecho sucesorio, ya que de acuerdo con algunos constitucionalistas la condición de heredero de la Corona deviene del hecho del nacimiento. En ningún lugar de nuestra Constitución se menciona la posibilidad de una decisión unilateral por parte de Don Juan Carlos pueda consumar esta medida. En el apartado 57.5 establece que "las abdicaciones y renuncias" se realizarán mediante ley orgánica. Y sólo habla de "renuncia" no de supresión, eliminación o exclusión decidida por el Rey o por las Cortes. Por lo tanto parece no quedar más opción que la renuncia por parte de la Infanta. En el caso de que decidiera dar el paso, la Infanta no perdería su condición de tal, aunque sus hijos también dejarían de figurar en la línea sucesoria. Quizás quienes trabajan en esa dirección desde hace meses logren ahora sus objetivos. Aunque, de momento, habrá que esperar. Pero hay muchas cosas más en juego que si la Infanta sale o no sale de la línea de sucesión.