A principios del siglo, la acogida de niños y niñas era la opción predilecta para formar una familia cuando no se podía de manera natural. Sin embargo, las adopciones totales se han desplomado un 80% desde el año 2000. El descenso de la natalidad, la popularidad de nuevas técnicas de fecundación o las restricciones que han impuesto algunos países en este aspecto son algunas de las causas.
En el 2000 se adoptaron 3.062 menores a nivel internacional y 964 a nivel nacional. En 2023 las adopciones internacionales descendieron hasta las 153, veintiséis menos que el año anterior -179-. Dentro de nuestro territorio se acogieron a 681 niños en 2022, según las últimas cifras disponibles. El pico más alto tuvo lugar en 2004 con 5.541 jóvenes acogidos. También han disminuido las solicitudes.
Diversos expertos y estudios apuntan al gran progreso y la creciente popularidad de la reproducción asistida. De hecho, España es uno de los países punteros en técnicas de fecundación. Según los últimos registros de la Sociedad Española de Fertilidad -2021-, los nacimientos frutos de estas prácticas aumentaron un 33% hasta los 40.638 bebés, representando el 11% de los alumbramientos.
Pese al auge de estas nuevas técnicas, España está viviendo una cifra histórica de descenso de la natalidad. No se veían tan pocos nacimientos desde 1941. Una situación parecida se está viendo en diversos países asiáticos. El mayor ejemplo es China, levantó la política del hijo único y promovió la adopción dentro de sus fronteras.
El gobierno de Xi-Jinping cerró su programa de adopciones desde el extranjero el pasado 28 de agosto, siguiendo la tendencia de otras naciones del globo. China propulsó las adopciones internacionales en 1992 para frenar el fuerte crecimiento demográfico que estaba experimentando el país.
En las últimas tres décadas se han adoptado más de 160.000 niños chinos. A principios de siglo España era uno de los países que más menores acogía, por detrás de Estados Unidos. En el 2000 se realizaron 475 adopciones en China por parte de nuestro país, el año pasado solo se adoptaron cuatro niños.
Por otro lado, sociólogos y psicólogos identifican un cambio en la forma de entender las adopciones; se ha adquirido más conciencia respecto a lo que significa tener un hijo. Asimismo, ha habido un cambio en la mentalidad sobre la maternidad y la idea de formar una familia.
Estos cambios de pensamiento se vinculan con el gran esfuerzo económico que supone tener a un hijo, especialmente con la subida de precios a causa de la inflación. Según un estudio de Raisin, el coste total de mantener a un niño se ha incrementado en un 41,37% durante los últimos veinte años. En 2023, tener un hijo cuesta 309.381,55 euros hasta su emancipación.
Aumenta el número de menores en el sistema de protección
La caída de adopciones podría indicar que hay un menor número de niños en los centros. No obstante, esta cifra ha aumentado un 6% en España, pasando de 48.357 a 51.203 niños, niñas y adolescentes en acogida, según los últimos datos -correspondientes a 2022- del Observatorio de la Infancia.
Aunque siguen predominando los acogimientos familiares (18.177), han crecido un 5,5% los residenciales. Ahí se encuentra la clave de este incremento, según señalan Aldeas Infantiles SOS.
También han disminuido las bajas en acogimientos familiares un 9,58%, de 4.531 en 2021 a 4.097 en 2022. El mayor motivo es el paso a tutela voluntaria de los acogedores (56%). Positivamente, han aumentado las bajas en centros de menores un 4,88% respecto a 2021, la mayoría (52%) por reintegración con su familia.
En esta línea, un informe de UNICEF demostraba que España duplica la media mundial de niños en centros residenciales. Nuestro país tiene una tasa de 210 por 100.000 frente a los 105 por 100.000 del resto del planeta, según los datos de 2022. Esta tendencia no solo se aprecia aquí, sino que en todo el continente europeo y Asia.