La portavoz del Ayuntamiento de Madrid, Rita Maestre, no ha puesto el grueso de su defensa en manos de uno de esos modestos abogados del 15-M, que asistieron a sus hoy compañeros de partido en manifestaciones de Rodea el Congreso o contra la ley mordaza. Ella, de familia acomodada, que comparte centro de trabajo con sus progenitores, los dos funcionarios del Estado en el Consistorio capitalino (su padre, en el área de Hacienda, y su madre, en la de Medio Ambiente), no podía confiar en alguien de menos prestigio que en el brillante penalista Gonzalo Martínez-Fresneda, galáctico de la abogacía progresista. Todo un VIP para que le saque las castañas del fuego en el juicio por el asalto a la capilla de la Universidad Complutense.
La minuta de este abogado no está al alcance de bolsillos humildes, y sólo hay que ver quiénes han sido algunos de sus clientes en los últimos años. Martínez-Fresneda defendió al exjuez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón en el caso de la investigación de las fosas del franquismo. Y lo hizo con éxito, pues el Tribunal Supremo terminó absolviendo al exmagistrado de un delito de prevaricación, atribuido por haberse declarado competente para instruir estas desapariciones. Martínez-Fresneda dijo entonces durante el proceso que "una tormenta perfecta golpea a Garzón", como mostraba el hecho de que "distintas fuerzas confluyen en la misma dirección". Una de las acusaciones fue el colectivo de funcionarios públicos Manos Limpias, que ahora es también querellante, junto a Alternativa Española y el centro jurídico Tomás Moro, en la causa que se sigue contra la integrante de Podemos, acusada de un delito contra los sentimientos religiosos.
Martínez-Fresneda defendió al exministro de Fomento del PSOE José Blanco y al exsecretario del consejo de administración de Caja Madrid, Enrique de la Torre, que entregaba las 'tarjetas black'
Asimismo, Martínez-Fresneda defendió a José Blanco, exsecretario de Organización del PSOE y exministro de Fomento con José Luis Rodríguez Zapatero, en el caso Campeón. El penalista también salió aquí victorioso al conseguir que el Supremo archivara la causa contra el hoy eurodiputado socialista. Había sido acusado de un presunto delito de tráfico de influencias por ayudar al que era vicepresidente de Azkar e íntimo amigo suyo, José Antonio Orozco, a obtener una licencia municipal del Ayuntamiento de Sant Boi (Barcelona) para poder construir una nave de transportes en las proximidades del aeropuerto de El Prat. El Alto Tribunal entendió que Blanco no ejerció "ninguna presión relevante" para cambiar el criterio de la adjudicataria. Esta decisión dejó sin efecto la propuesta de suplicatorio que el juez instructor había remitido a la Sala de lo Penal para poder juzgar al exministro, entonces diputado en el Congreso, y por tanto, con condición de aforado.
Más recientemente, también el suplicatorio para inculpar al exconsejero de la Junta de Andalucía Gaspar Zarrías llegó a ser solicitado por el instructor del caso ERE en el Supremo. Pero aquí, volvió a entrar en acción el abogado Martínez-Fresneda. El letrado pidió paralizar esta petición de suplicatorio sobre su cliente, acusado de un delito de prevaricación administrativa, para que tres magistrados del Alto Tribunal revisaran las conclusiones del instructor. La jugada de Martínez-Fresneda buscaba ganar tiempo, mientras se tramitaba la renuncia del imputado Zarrías a su escaño de diputado nacional, a fin de alargar la causa en el Tribunal Supremo y evitar su envío al Juzgado de Instrucción número 6 de Sevilla, que había tenido al frente a la juez Mercedes Alaya. Sin embargo, en este procedimiento, el penalista fue encontrándose con resultados adversos a sus intereses. La investigación contra Zarrías todavía se sigue en el juzgado de Sevilla.
Igualmente, Martínez-Fresneda ha sido el abogado del exsecretario del consejo de administración de Caja Madrid Enrique de la Torre, que era quien entregaba las famosas tarjetas black, y del expresidente de Pescanova Manuel Fernández de Sousa, entre otros ilustres. Toda una amalgama de clientes de insigne nombre que coinciden, salvo estos dos últimos, en un pasado socialista. Quizás hayan sido sus padres, también antiguos votantes del PSOE, quienes hayan recomendado a Rita Maestre este distinguido letrado.